El arte del sexo -
Capítulo 120
Capítulo 120:
Al llegar a casa, Michele no se baja del coche y ella tampoco lo hace. A cambio de eso lo observa algo curiosa.
– ¿Qué ocurre?
– ¿Te quieres casar conmigo mañana? -Michele la mira y ella se asombra.
– ¿De qué hablas? -medio sonríe puesto que piensa que era una broma.
– ¿Te gustaría?
– Pero ¿Cómo lo haríamos?
– No necesitamos de ninguna etiqueta ni anuncios en la noticia para hacerlo, ¿o sí?
Daviana deja de sonreír manteniéndose seria.
Novela corregida completa, en NovelasFree.org;com.
– ¡No lo necesitamos! -lo observa con una mirada llena de vida -. No necesitamos nada de eso.
– Entonces, ¿te casas conmigo mañana? -traga saliva en seco.
-Sí, sí quiero hacerlo.
Michele afina la mirada.
Y como el CEO lo propuso, al día siguiente por la tarde ambos fueron a la prefectura para unir sus vidas en matrimonio. Por la mañana Michele llevo a Daviana para que eligiera un vestido de su preferencia, ella misma deseo arreglarse, así que regresaron pronto a casa.
Él asistió a la empresa por ciertos asuntos de negocios, y ella se quedó en casa. Aunque ella le insistió en ir a trabajar, el pelinegro se negó.
Pero por la tarde, muy puntual él fue a por ella.
Y cuando la vio bajar por las escaleras con el vestido de novia más hermoso que hubiera visto en su vida.
Daviana no era como otras mujeres, cualquier otra hubiera hecho de todo por una boda estrafalaria, pero ella solo quería ser su esposa sin tanto protocolo. Él sabía que ella se sentía un poco deprimida puesto que su hermano no iba a estar presente, pero la salud del pequeño aun esta delicada por ende no podía salir de la N clínica.
Sin embargo, él pensaba recompensarlo todo una vez que Arthur pudiera salir de la clínica. Pero de momento haría su esposa a esa mujer.
– Te ha quedado perfecto ese vestido.
– Te dije que no necesitaba uno tan estrambótico, este es maravilloso.
– No dudare de tus gustos -le tiende la mano y ella se la acepta -. ¿Estás lista?
– Estoy nerviosa…
– Es parte del proceso.
Al cabo de un par de horas, Michele plasmaba su firma en aquella hoja que significaba que Daviana sería su esposa, ella hace lo propio y seguido de eso ambos se miran para luego unir sus labios en un beso suave y cargado de amor.
– Ahora eres mi esposa, Daviana -ella sonríe, sus ojos se achican un poco y es cuando Michele frota con los nudillos sus mejillas -. Te amo Daviana.
Aquella palabra la paralizo, él había dicho que se enamoró, más no que la amaba… Daviana suaviza sus brazos por encima del saco hasta envolver su cuello.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar