Divorcio en peligro, el CEO perdió la memoria -
Capítulo 64
Capítulo 64:
“Estaba preocupado. Pensé que me daría algo cuando llegué a la casa y no te encontré”, dijo él con sinceridad.
Él se detuvo y se sentó sobre una piedra cercaba con ella en su regazo.
“Elena… yo… nunca perdí la memoria después del accidente. Yo te mentí sobre eso. Tenía mis razones”, apretó sus labios como si ya no pudiera más con el peso que él peso que tenía sobre él.
“Lo sé. Markus me lo dijo mientras me tenía encerrada”, respondió ella sin mirarlo.
“¿Qué más te dijo?”, Dorian apretó los labios.
Ella le hizo un resumen rápido sobre la plática que Markus le había dado. Después de todo no había sido mucho lo que habían intercambiado, pero fue lo suficiente para que Dorian soltara un suspiro y abrazara a Elena contra él.
“Yo, realmente quería evitar todo esto. No quería que mi padre te viera como un objetivo, pero a la vez quería acercarme a ti. Solo pude pensar en fingir perder la memoria. De esa forma podría aprovechar la confusión para intentar conquistarte. Solo porque estuviéramos casados y tuviéramos se%o de vez en cuando significaba que fuéramos una pareja”, presionó su frente contra la sien de ella, con los ojos cerrados.
Elena lo escuchaba y quizás en otro momento lo hubiera pateado y reclamado por hacerla sufrir de aquella forma.
Sin embargo, tuvo que pasar por todo aquello para realmente comprender porque Dorian había actuado de aquella forma. Tampoco había sido fácil para él. Ella cerró los ojos y alzó la mano tocando la mejilla de él.
“Solo llévame de regreso. Estoy cansada”, su voz se iba apagando del cansancio.
“Después… más tranquilos hablemos, sobre todo”, se acurrucó contra él y su respiración se hizo cada vez más estable hasta que estuvo completamente dormida.
Dorian la abrazó contra él sin sentirse completamente aliviado.
Todavía quedaba mucho por hablar entre ellos, incluyendo los papeles de divorcio que ella tenía preparados, la decisión que tomaría, y el bebé que estaba en su mente. Si, había mucho pendiente, pero por el momento, lo principal era volver.
Habían pasado dos días antes que Elena abriera por completo sus ojos. Se encontró en una habitación de hotel y desde afuera podía escuchar voces que se alejaban. Como si hubieran estado dentro hacía poco.
Ella se removió en la cama con un suero en un brazo y algunas vendas, sobre todo alrededor de sus muñecas. Allí dolían un poco. Se sentó como pudo sintiéndose aún un poco cansada. Miró alrededor estando sola y se quedó allí esperando. Pocos minutos después la puerta fue abierta y un hombre entró.
“Elena, al fin despiertas”, Dorian cerró la puerta detrás de él y se acercó con una sonrisa a la cama agarrando la mano de ella entre las suyas.
La mujer se quedó mirándolo en silencio.
“Tu padre se acaba de ir. Sé que tu relación con él no es muy buena pero él debía saber de tu estado ¿Te duele en algún lado?”, comenzó a decir él que se sentó en la cama y le corrió un mechón de cabello detrás de la oreja.
Tras la pregunta ella respondió de forma negativa con un movimiento de la cabeza. Seguía sin hablar, pero Dorian no se alarmó, Elena nunca había sido muy habladora en los años que llevaban casados.
“Todos los exámenes dieron bien, no tienes por qué preocuparte. No tienes heridas más graves que las que tienes externamente y la droga no afectó el embarazo, así que… ¿Elena, me estás escuchando?”, alzó la mirada algo confundido
Esta vez ella asintió y Dorian no podía comprender la expresión en el rostro de ella. Acercó su mano a su mejilla, pero ella la esquivo.
“Tú ¿Quién eres?”, y la pregunta fue un balde de agua fría para Dorian. Como cuando el karma se vuelve en tu contra. El rostro del hombre palideció y se levantó.
“León”, gritó y al momento el secretario estuvo entrando algo alarmado al escuchar la forma en que había sido llamado.
“¿Qué ocurre?”, ya él tenía bastante con el trabajo atrasado.
Su jefe no se había portado por la empresa mientras su esposa estaba en el hospital.
“Elena, me acaba de preguntar… quien soy”, Dorian se giró hacia él con el rostro consternado.
“Solo puedo decir que esta escena me es familiar, solo que con los papeles invertidos”, León pestañeó varias veces para después mirar de él a la mujer en la cama y después nuevamente a Dorian.
“No estoy jugando León. No hay razón para que Elena haya perdido la memoria”, soltó Dorian con frustración.
“En ese caso, solo haga lo mismo que ella hizo con usted. Cuídela y llévela a la casa para que intente recordar. Si ella no tuvo ninguna secuela grave deberá recordar rápido”, el secretario alzó los hombros.
“Llama al doctor para que la revise de nuevo”, Dorian soltó un suspiro agotado. León no estaba siendo de mucha ayuda.
Mientras tanto el otro hombre salía, él se dejó caer nuevamente en la cama y agarró la mano de Elena para dejarle un beso en su palma.
“Me preguntaste quien soy. Pues mi nombre es Dorian. Soy tu esposo hace tres años y… el padre del hijo que llevas en tu vientre”, dice Dorian.
No era un proceso fácil asimilarlo. Ahora Dorian entendía la frustración que debía haber sentido a su esposa cuando él no la había reconocido. Había sido por una causa necesaria para estar juntos, pero dolía jodidamente y lo mostraba en su rostro.
Elena había pasado otro día en el hospital antes que le dieran el alta, aunque no deseaba tener muchas visitas. Le había dado lo mismo lo que él le había dicho, como si no fuera importante que fuera su esposa y que estuviera esperando su hijo. Y eso lo había hecho sentir peor.
Dio un suspiro tan grande que la mujer sentada a su lado se sobresaltó. Ya estaban en el auto de vuelta a la mansión, al menos ella no había puesto resistencia en esto.
Tampoco era que tuviera muchas opciones, si había perdido la memoria no la dejaría ir a casa de su padre, que, a pesar de que Markus había sido encarcelado y estaba esperando a juicio por varias acusaciones que tenía en su contra, dejarla estar en cualquier lugar no era una opción.
Prefería tenerla bajo sus ojos aun cuando ella no le prestara atención. Es que ni siquiera le había dirigido la palabra.
Parecía mucho más seria que lo que recordaba, o más bien, esta era la Elena que solía estar en la casa en aquellos tres años donde lo único que se unían apenas era para tener se%o. Eso lo hizo sentir aún más mal
A llegar a la mansión la puerta está abierta, pero por un nuevo mayordomo. León había hecho exhaustivo trabajo buscando el mejor que pudiera encontrar.
Había revisado tantas veces sus antecedentes que lo único que le faltaba saber en el color de la ropa interior, aun así estaría bajo vigilancia junto con el resto de los empleados de la mansión. Elena había sido secuestrada muy fácilmente por lo que cualquier medida era importante tomarla y más ahora que ella estaba embarazada.
“Ven”, Dorian de ofreció su mano cuando bajó del auto y le dio la vuelta abriendo la puerta de ella.
Elena la miró directamente y respondió poniendo la suya sobre la de él, al menos no rechazaba su toque.
“León, puedes volver a la casa, yo me encargo de resto yo”, despidió a su secretario que debía estar cansado después de tanto trabajo, y tampoco era que pudiera hacer algo referente a la relación de ellos dos.
Dorian llevó a su esposa al interior de la mansión donde fueron recibidos, pero ella simplemente saludo con un movimiento de la cabeza. La dirigió directo a la segunda planta, pero en vez de llevarla a la habitación de ella, la llevó a la suya.
“Aquí es donde dormimos los dos, igual tienes tu habitación al lado, pero preferiría que pasaras las noches junto conmigo como antes”, le dijo él variando un poco los hechos.
Elena inclinó la cabeza hacia un lado ya asintió con la cabeza. Dorian cerró los ojos buscando tener la paciencia para controlar sus emociones. Se acercó Elena y agarró sus mejillas entre sus manos.
“Lo siento, realmente siento que estés pasando por todo esto. Disculpa que estés así, todo es mi culpa”, dijo con notable la amargura en su voz y le doy un beso en la frente que demoró un poco a separarse.
“Puedes descansar primero. Yo iré a buscar algo para que podamos comer”, le dijo él antes de separarse y dejarla solo en la habitación.
Elena dio una vuelta del círculo mirando todo el lugar, pero solo una cosa llamó su atención en la habitación de Dorian que siempre estaba organizada, por lo que era extraño encontrar algo fuera de lugar.
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