Divorcio en peligro, el CEO perdió la memoria -
Capítulo 62
Capítulo 62:
Dorian cerró los ojos pues sus palabras reales eran. No había calculado que Elena quedaría embarazada para ese momento donde casi había estado a un paso de destruir a su padre con las evidencias que había acumulado en los últimos años. Sin embargo, un fallo en su plan.
“No es momento de esto. Necesito que me digas dónde puede haber ido Markus. Ya me informaron que no está en ninguna de sus propiedades”, Dorian fue a lo directo, no discutiría con él esos detalles.
“¿Qué, acaso si te digo, te divorciarás de ella y me la dejarás? Klaus quería decirle más cosas, pero ahora la principal prioridad era Elena, aunque…
“No es momento de jugar. Elena está en peligro. Markus no la matará porque la necesita, pero eso no garantiza su salud. No es momento de ello”, Dorian apretó la mano en su regazo.
“¿Y qué te hace creer que sé? Padre no solía decirme nada de nada”, Klaus alzó los hombros.
Dorian se sintió frustrado. León había hecho la investigación de su padre y su gente se había movido revisando todas sus residencias y hasta los lugares donde solía pagar. Pero no había rastro de él. Temía por Elena y lo que pudiera estar pasando. Y al parecer eso se mostró en su rostro.
“Espero que ahora sientas lo que es que te quiten algo que quieres”, Klaus estaba serio.
“Si, lo sé bien. Por eso haré lo que sea para encontrarla y recuperar a mi esposa. Porque más importante que ver quién es el ganador de todo esto… ella es la mujer que amo y la que va a ser la madre de mi hijo”, Dorian se levantó, no llegaría ningún lado sentado allí
Se dio media vuelta para irse debido que allí no lograría nada, Klaus apretó los labios. Dorian nunca había hablado de aquella forma. Ni la fortuna de la familia le había creado tal pasión. Solo la quería para salir de las garras de su padre y que la familia que formara no fuera parte de su plan macabro.
La zona donde las viejas marcas de jeringas aun palpitaba en su brazo. Yanto él como Dorian solo habían sido víctimas jugando en el tablero de ajedrez de Markus, nunca le importaron más que él mismo y su deseo de estar sano a costilla de los demás. Klaus soltó en respiro.
“Esto lo oí de casualidad él otro día cuando pasaba por su oficina, pero a cambio quiero un porcentaje de las acciones del conglomerado de empresas”, sus palabras hicieron que Dorian se detuviera y mirara por encima del hombro, entrecerró los ojos y a pesar de la negativa de León asintió con la cabeza.
“Él compro una isla hace poco pero solo sé que no fue a su nombre. No sé más detalles”, informa.
Dorian asintió con la cabeza. Al menos ahora tenían más detalles. Había muchas posibilidades debido a que no había sido comprado por él directamente, Solo hacía falta buscar el registro de las islas compradas últimamente y verificar. En alguna estaría Markus.
“León vamos, hay cosas por hacer”, ordena.
Elena se sentía realmente cansada, tanto que tenía ganas de vomitar. Markus había entrado a mitad de la noche junto con otro hombre y le habían inyectado algo en el cuello.
Aún dolía la zona. No se había quedado inconsciente del todo, por el contrario, no podía moverse como si estuviera paralizada. Fue cargada por un extraño y este siguió a Markus donde la habían puesto en el interior de un auto.
Después de eso había sido confuso, había mucha oscuridad, pero ella pudo jurar que la habían metido en un pequeño barco por el balanceo de un lado a otro.
Cuando los efectos de la droga habían comenzado a mermar ya estaba amaneciendo y ya no se encontraba en el barco, sino en una camioneta rústica en la zona de atrás. Sus brazos dolían enormemente por la posición en que estaban amarrados y su espalda la estaba matando. Su cabeza aún bastante confundida.
Solo había sido movida de un lado a otro sin consideración. Tampoco había podido tener información de a dónde se dirigían, pero a donde fuera no sería bueno.
Markus estaba en la parte delantera del vehículo donde solo había una ventanilla para ver que ocurría de un lado a otro. En resumen, sus únicos compañeros eran los bultos cerca de ella.
Tampoco tenía idea de a dónde irían, Markus apenas había hablado del tema, pero debían estar en un lugar cerca del mar pues el olor al salitre era fuerte.
Elena miró por encima del hombro la parte trasera estaba abierta y al menos la brisa entraba para refrescar su cuerpo sudoroso.
La carretera se mostraba vacía a lo lejos y nada de viviendas por los alrededores. Por lo que escapar sería complicado, pero tenía que intentarlo, Y no se había equivocado, aun costado estaba la valla que separaba la carretera de la arena que daba a las costas.
Eso la estremeció. Para que fuera de esa forma significaba que estaban bastante lejos de la casa de Dorian, sobre todo si se habían montado en un barco… estaban aún más lejos, lo más probable que en una isla. No podía decirlo con exactitud.
Intentó forzar las ataduras encontrando que eran esposas y sería complicado quitarlas. Chasqueó la lengua.
Markus estaba siendo realmente serio en este asunto, Elena no era de ver muchas películas, pero al haber recibido entrenamiento para este tipo de situación donde podría ser secuestrada, y aunque nunca las había llevado a la práctica, al parecer era momento de hacerlo.
Aunque primero el auto se detuvo haciendo que el cuerpo de ella se sacudiera escuchó ruidos para después sentir como la parte trasera de la camioneta se movía, reconociendo los pasos.
Acto seguido fue alzada por los hombros y girada para encontrarse con el rostro que compartía rasgos similares con su esposo. Su pecho se apretó.
Quería verlo, quería ver a Dorian. Quitando aparte los problemas que habían tenido, ella tenía sentimientos por él.
“Abre”, le dijo él poniendo una botella de agua en su boca.
Elena hubiera desconfiado, pero se unieron dos cosas, vio como él abría la botella completamente nueva y segundo, hasta sus labios estaban cuarteados de la falta de líquido, por lo que no se negó y bebió al menos la mitad del contenido.
Soltando un suspiro de alivio cuando la botella le fue retirada. Markus dejó el envase a un lado y le quitó el cabello del rostro a Elena.
“No puedo dejar que mueras de sed cuando todavía no hemos llegado a nuestro destino, Aguanta una hora más. No falta mucho”, le dijo él acariciando su mejilla, mas Elena sintió el toque de él sumamente frío y se estremeció cuando su mano recorrió su barbilla, su cuello, siguió más abajo, entre sus senos deteniéndose encima de su vientre.
“Buen momento para que esto de aquí esté sucediendo”, había un brillo peligroso en sus ojos.
“¿Acaso no tienes miedo de las consecuencias de tus actos?”, Elena se llenó de valor.
Markus alzó la mirada hacia ella como divertido por su comentario.
“Me estás secuestrando. Eso mínimo es cárcel”, espeta Elena.
El hombre alzó una ceja y soltó una carcajada.
“Eso es solo si pueden demostrarlo y además encontrarte. Estoy seguro que Dorian tendrá mucho para buscar antes de que nos logre encontrar, es alguien inteligente pero poco perceptivo para algunas cosas. Es tan fácil esta vez que no pensará en eso”, alzó los hombros
Elena apretó los labios y en su interior rezó porque no fuera verdad, tanto por su seguridad como la del niño en su interior.
Horas antes.
Dorian no había pegado ojo. Estaba cansado pero su preocupación por encontrar a su esposa era mucho más importante que simplemente dormir.
Ni siquiera lo había hecho cuando León le había dicho que descansara en el auto. La sola idea de que Elena que ahora no estaba sola, con su hijo en su interior no le dejaban conciliar el sueño.
Ahora, sentado al lado de uno de los investigadores digitales o pirata informático que él había contratado buscaban todas las alternativas para hallar la ubicación de a donde se dirigía Markus. No habían tenido resultado aun después de horas. Esta vez el hombre había movido bien sus cartas no dejando pistas.
Pero si había podido comprar una isla significaba que de algún lugar había tenido que hacer la transacción. Ya solo quedaban algunas islas en la lista a revisar.
León le puso una taza de café a su lado mientras él tomaba una igual y se sentó del otro lado revisando los mismos papeles que ya sabía de memoria, pero insistía en hacerlo en aras de hallar alguna pista.
Siguieron delante de la computadora sin resultados hasta que Dorian mandó a detenerse y revisó la lista de los posibles nombres de los compradores.
Al menos para hacer una transacción de aquella magnitud se tenía que hacer con datos reales, pero ninguno de los posibles candidatos que eran las personas relacionadas con las transacciones de su padre había adquirido una isla.
Al final llegaron al final sin resultado, y Dorian sabía que algo se les estaba quedando afuera. Había un cabo suelto. Si había comprado una isla debía estar a nombre de alguien que no lo perjudicaría ni delataría aún si era capturado, pero quien podría ser.
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