Divorcio en peligro, el CEO perdió la memoria -
Capítulo 60
Capítulo 60:
Para ese momento el hombre había buscado en tres habitaciones más e incluso había existido llamándola, pero no escuchaba el sonido de su celular por ningún lado.
“¿Dónde está Elena?”, preguntó demandante girándose hacia ella.
La mujer negó con la cabeza con dudas.
“Disculpe, pero no sé decirle. Ella llegó de la empresa y debe estar en la habitación”, esa era la respuesta más común.
“No está en la habitación”, gruñó Dorian con los dientes apretados.
El rostro de la mujer palideció ante todo lo que escuchó y el tono empleado por su jefe y lo vio caminar hacia la escalera.
“León”, gritó parado en la baranda de esta haciendo que el que estaba a punto de retirarse fuera corriendo en dirección a su casa.
Por el tono que lo había llamado algo urgente debía haber ocurrido, y se imaginaba que podía haber sido.
“¿Qué ocurre, presidente?”, pregunta León.
“Despierta a todos y ayúdame a averiguar dónde está Elena, y sobre todo dónde estás Rafael”, ordena.
León asintió y rápidamente se puso en función. Pocas veces se podía ver a Dorian de tan mal humor. Y lo más importante, dónde estaría Elena.
Menos de 10 minutos después, todos los empleados estaban delante de Dorian, todos miraban hacia abajo nerviosos. Rafael era el único que no estaba presente.
Su jefe estaba sentado en una butaca ante ellos fulminándolos con la mirada. Ya había sido notificado que su esposa había entrado a la mansión. Entonces cómo era posible que elle hubiera desaparecido bajo las propias narices de ellos.
“¿Dónde está Elena?”, hizo la pregunta tan seca que todos temblaron.
Los empleados se miraron nerviosos y algunos no sabían cómo responder. Lo peor es que si cometían algún error podrían pedir su trabajo, lo mismo si alguien no daba algún dato sólido. Dorian pocas veces había mostrado tan molesto como ahora.
“Respondan. Ella no puede desaparecer tan fácilmente en un lugar tan lleno de gente y que nadie se entere de nada”, exigió golpeando el reposa manos de su asiento.
A su lado hasta León se sobresaltó. Los empleados se tomaron algunos segundos mientras se miraban. Algunos de ellos no tenían respuesta hasta que uno dio un paso adelante.
“Disculpe, yo vi a la Señorita Elena llegar y quedarse en la sala. Rafael nos dijo que él se encargaría de atenderla y la próxima vez que lo vimos nos ordenó que no hiciéramos ruido que ya se había acostado a dormir. No hemos sabido más nada de él en el resto de la noche”, respondió
“Ese maldito sabía que debía despedirlo desde hace mucho tiempo”
“Yo lo había pensado desde mucho antes pues sabía de sus antecedentes de trabajar para su padre, pero lo mantuvo a su lado como una estrategia para que su progenitor no buscara otro modo de espiarlo. Solo que esta vez se le habían movido las cartas mucho más rápido de lo que él había podido prever y no sabía la razón”, dijo una de las empleadas también habló.
“Hace un rato escuché el sonido de un auto, pero pensamos que era usted, no sabíamos qué quizás tendría algo que ver con su esposa”, su voz temblaba.
Dorian alzó la mano para callar a quien hablaba ahora y giró su rostro hacia León que acaba de colgar el celular.
“Ceo, ya tengo todo preparado. Ya están en movimiento”, dice.
“Vamos a la mansión de mi padre. Estoy seguro que ya está allá”, Dorian se levantó con un solo objetivo en mente.
Al parecer esta vez no podía dejar las cosas tranquilas. Había tocado lo más importante para él y esta vez no permitiría que su padre se saliera con la suya.
Ya le había permitido en el pasado que le quitara su madre porque no tenía el poder suficiente para poder hacer de frente, pero esta vez las cosas no es así.
Ahora las cosas eran completamente diferentes. Tenía poder suficiente para destruirlo ya aun cuando era su padre no tendría consideración con él.
León simplemente asintió y lo siguió cuando este salió por la puerta sabiendo que la guerra comenzaría ahora. Una que se había estado retrasado por bastante tiempo, pero Elena había sido el detonante. La verdad, se había retrasado bastante.
Elena sintió un sonido extraño alrededor de ella, así como una frialdad poco habitual a su alrededor. Era diferente al que estaba acostumbrada.
Este era rancio, incluso desagradable y la superficie debajo de ella también dura y poco cómoda. Debido a esto se obligó a abrir los ojos y ver dónde se encontraba.
La oscuridad se cernía sobre ella y la asustó.
Se sentó de golpe tan rápido que se mareó, pero poco a poco se fue acostumbrando a la poca iluminación de la habitación y se pudo percatar por la silueta de alguien al fondo que no se encontraba sola.
Intentó moverse para darse cuenta que sus manos estaban amarradas detrás de su espalda, así como sus tobillos. Respiró profundo para no entrar en crisis.
Era alguien que había crecido en la riqueza por lo que no era ajena a que pudiera haber sido secuestrada en algún momento así que había sido entrenado mentalmente para sus momentos.
Debía permanecer lo más tranquila posible, solo los espero que la voz que escuchó le resultó familiar. Eso provocó que una gota de sudor corriera por su espalda y la estremeciera.
“Hasta que, al fin despiertas, lleva esperando una hora que abras los ojos”, el hombre en la habitación se levantó de la silla donde estaba sentado y se acercó a ella caminando lentamente una luz tenue comenzó a brillar la habitación y lo alumbró.
Elena no se había equivocado.
Era Markus el que estaba hablando, el padre de Dorian, su suegro. Por alguna razón Elena no se sintió asombrada al ver quien era la persona que la había secuestrado, más bien sintió alivio.
De esa forma Dorian de seguro la encontraría más rápido. Él era el principal sospechoso luego de sus acciones pasadas. Eso no quitaba que estuviera molesta.
“¿Por qué me estás haciendo esto? No vas a lograr nada”, dijo Diego con confianza.
“Yo no hablaría con tanta confianza cariño. Seguro lo haces porque no conoces a mi hijo, ahora mismo debe estarte buscando como loco si es que se ha dado cuenta de que no estás en la casa. Rafael hizo muy buen trabajo en aprovechar la oportunidad”, Markus alzó una de sus las cejas sin mucha preocupación.
“¿Rafael?”, repitió su nombre con los dientes apretados
“Claro que sí. Lleva Informándome de todo durante todo este tiempo. Estoy seguro que mi hijo estaba al tanto del tema por lo que se puso a jugar el juego de mentira y, pensando que no me daría cuenta, además de lo que querías ocultar”, Markus comenzó a dar vueltas por la habitación.
“¿A qué te refieres?”, Elena estaba sacar todos los detalles posibles en caso que los necesitase en el futuro.
“Bueno, primero, gracias a Rafael sé que espera su hijo. Y es la mejor noticia para mí y ambos me van a hacer muy hacer útil. Y segundo, ¿Acaso creen que me creí el cuento de que mi hijo perdió la memoria? Él nunca la perdió, él está perfectamente bien. Aprovechó la oportunidad y la usó como un medio para mantenerte alejada de mí”, sacó de su bolsillo una de las pruebas de embarazo que daba positiva,
El rostro de Elena bailanta entre la confusión y la palidez. En esos momentos no sabía que creer. ¿Qué Dorian no había perdido la memoria? Acaso también habían jugado con ella. No podía creerlo.
“Pobre, también estuviste engañada todo este tiempo. Mi hijo te vio cara de estúpida. Diciendo la mentira de que había perdido la memoria solo fue una carta que jugó, pero parece tú le creíste todo, Markus soltó una carcajada al comprender el estado de ella.
“Realmente me das lástimas. La verdad hubiera sido más fácil si solo te hubiera embarazado antes y entregado a mí. Hubiéramos resuelto esto antes y quizás te hubiera devuelto a él”, se burló de ella.
“No soy un objeto”, Elena tragaba en seco aun sin comprender la razón a la que quería llegar aquel hombre.
Al menos algo sabía, si Dorian le había mentido era porque tenía sus razones, la principal mantenerla alejada de ese hombre.
“A este momento no me importa lo que creas. Ahora estás en mis manos y necesito la sangre del hijo que tienes dentro de ti. Así que cuidaré muy bien de tu cuerpo mientras estás bajo mi custodia y cuando des a luz tu hijo será mi fuente de salvación. Es parte de la tradición familiar”, Markus se acercó a ella y la agarró de la barbilla para que lo mirara.
“¿Qué?”, Elena intentó zafarse de él pero fue en vano.
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