Capítulo 56:

Había comido algo de sopa, no creía que algo más pudiera pasar. Solo con ver más comida le daba náuseas. No comprendía el cambio repentino en su cuerpo cuando hacía poco estaba bien.

“¿Vas a quedarte en la habitación todo el día?”, le preguntó ella de forma casual sin ninguna intención en sí.

“Todo el tiempo necesario mientras estés aquí”, le respondió él sin apartar la mirada de la pantalla, estaba realmente concentrado.

“Ya me siento mejor así que no tienes que quedarte aquí”, Dorian se demoró unos segundos en responder

“Tal parece que quieres que me vaya a otro lado”, esta vez a alzó una ceja en dirección a ella.

“No estoy diciendo eso. Simplemente no estoy acostumbrada a que me esté cuidando tanto tiempo”, dijo ella.

El Ceo suspiró y se concentró otra vez en su trabajo.

“Pues vete acostumbrando a este tipo de situación”, una simple respuesta pero que le indicaba a ella que no tenía intenciones de firmar el divorcio.

Tres horas más tarde la puerta de la habitación fue tocada levemente. Dorian se levantó sin hacer mucho ruido pues Elena se había quedado dormida otra vez en la cama. Antes de abrir la cubrió con la colcha y después se dirigió a abrir la puerta.

“¿Qué ocurre?”, le preguntó al empleado que estaba del otro lado.

“Hay alguien que lo desea ver”, respondió este.

“¿Quién es? No estoy esperando a visitas”, frunció el ceño levemente.

“Pues… es su hermano. Le dijimos que se fuera, pero lleva ahí más de dos horas e insiste que no se retirara hasta que pueda hablar con usted”, el empleado parecía dudoso decirle debido a quien era

Dorian apretó tanto sus dientes que le dolieron.

“Al parecer voy a tener que volver a poner distancia entre él y mi vida”, dijo con voz grave cerrando la puerta tras su espalda haciendo que el empleado se estremeciera.

Pocas cosas lo hacían molestarse, pero no quería querer que Klaus se siguiera involucrando en sus asuntos privados y menos con su esposa.

Ya bastante espectáculo le había hecho en el crucero y gracias a él había tenido que cambiar los planes, que en el fondo no habían ido mal, pero igual había tenido que habían tenido que hacer cambios.

Además, había notado el interés de él por Elena. Y no permitiría que él cruzara la línea. Había sacrificado demasiado para que simplemente ella fuera arrebatada de sus manos.

“Déjalo pasar y que vaya directo a la oficina”, dio la orden de forma seria.

El empleado simplemente asintió y salió corriendo. Dorian se tomó su tiempo en llegar a la oficina y al entrar encontró su hermano.

“Tú y yo vamos a tener una conversación muy serias”, le dijo en cuanto vio a Klaus

“Antes de eso, déjame preguntarte ¿Padre fue encontrarse con ustedes?”, pregunto Klaus.

“Al parecer estás bastante informado”

“Sabes lo que eso significa, él ha puesto sus ojos encima de Elena, eso no es bueno para ella”, el hombre parecía nervioso.

“Quién crees que tiene parte de la culpa. Sabes muy bien que llevo intentando alejarla de la familia y de mi padre desde hace tiempo, pero tú tenías que empezar a involucrarte con ella, y además aparecer en el crucero para formar un espectáculo. De seguro te siguieron. Gracias a eso supieron la ubicación de nosotros. Ahora tengo que hacer maravillas para qué padre no llegue a ella”, Dorian lo acusó.

“Esa no era mi intención”, Klaus alzó la voz.

“Nunca es tu intención, nunca mides las consecuencias de tus actos, pero ya ahora no se puede hacer nada. Solo me queda actuar y mantenerte lo más lejos posible de esto”, contesta Dorian.

“Yo…”, Klaus apretó los labios sintiéndose impotente.

Dorian cerró la puerta detrás de él.

“Tú te sientes qué vamos a hablar fuerte tú y yo. Aquí vamos a tener que poner los puntos donde van. Y tú a partir de ahora vas a hacer lo que yo te diga. Porque si sigues poniendo la vida de Elena en peligro no me que quedara más remedio que hacerte desaparecer”, Dorian no era de amenazar, pero si la persona que quería se ponía en peligro no duraría en hacer es lo necesario para mantenerla a salvo.

Cuando Elena abrió los ojos encontró sola en habitación. Su estómago se sentía revuelto, pero tenía sed y en la habitación no había nada para tomar. Se levantó lentamente y dado que Doria no estaba allí decidió bajar por sí misma.

Al bajar la escalera ella sintió ella sintió voces familiares, una era de su esposo y la otra se detuvo cuando supo quién era.

No sabía si saludar o darse la vuelta de irse, pero por la forma que estaba hablando con Dorian parecía que ellos habían llegado a algún acuerdo pues no lo estaba expulsando de la casa como a veces anteriores. La última vez que se habían visto no había terminado nada bien.

“Buenas tardes. Elena”, la saludó él la distancia al notar su presencia y no comiéndosele como la mirada como siempre hacía, aun así, puedo escuchar un leve gruñido saliendo de Dorian

Para no provocar nada ella simplemente sintió con la cabeza.

“Ya puedes irte”, espetó Dorian a su hermano

Y Klaus pareció renuentes a hacerlo a pesar de todo lo que había hablado con su hermano anteriormente, era alguien terco por naturaleza y esta vez había perdido por completo. No podía arrebatarle a esta mujer a su hermano a pesar de que la quisiera al lado suyo.

Sin embargo, antes que los dos se movieran el sonido de la arcada viniendo de Elena les llamó la atención y la vieron salir corriendo en dirección al baño más cercano.

Klaus iba a salir en su dirección, pero Dorian le cortó el camino amenazándolo con la mirada.

“Este no está asunto. Sabía que no era momento de ponerse así, pero realmente no quería que estuviera cerca de Elena. Podrían haber llegado a un acuerdo, pero nunca se sabía de dónde venía la puñalada”, dijo.

Así que dejó que el mayordomo se encargara de su hermano mientras él iba a atender a su esposa, encontrando Elena soltando todo lo que había almorzado en el inodoro nuevamente.

Dorian se quedó a su lado hasta que ya terminó de soltar todo lo que estaba en el estómago, Elena se quejó por el fuerte dolor en su vientre dado que ya no tenía nada, pero la mano de Doria masajeó aquella zona con cuidado.

Y gracias al calor de su palma este se fue difuminando un poco. Dorian le ayudó a levantarse y a limpiarse y después la subió de nuevo al cuarto cargándola en brazos debido a que las piernas de ella temblaban.

El Ceo se sentó en la cama al entrar, con ella sobre sus muslos y su mano volvió a masajear. Su vientre tenía una expresión de preocupación en su rostro.

“Sigo insistiendo que debemos llamar al doctor”, insistió.

Elena negó con la cabeza.

“Estaré bien, solo debo descansar un poco y ya mañana estará bien”, dijo optimista y pensaba que no se equivocaba, pero en cuanto abrió los ojos al otro día tuvo que correr al baño nuevamente.

Al menos se alegró que Dorian no estuviera en la habitación para que no mandara a buscare al doctor.

Había dejado una nota sobre la mesita de noche que tenía que atender una urgencia en la empresa y había dejado a Rafael pendiente de su estado y que lo llamara de forma urgente sí le ocurría algo.

Claro que Elena no lo llamaría porque sospechaba que podía ser. Ya había buscado en internet la noche anterior mientras Dorian dormía y no era solo el malestar de su estómago lo que ella tenía. Había estado enferma antes y los síntomas eran diferentes.

Y rezaba que no fuera lo que estuviera pensando, pero dado que ellos habían tenido se%o todas las veces sin condón y Dorian solía correrse bien dentro de ella y más de una vez en la noche las posibilidades eran enormes.

Debía comprobarlo, pero fuera de la casa, no quería que fuera una noticia por el momento porque no sabía el futuro que le esperaba y tampoco quería chantaje por parte de nadie.

Así que en cuanto se sintió mejor se vistió y salió de la mansión. Rafael intentó detenerla, pero ella simplemente salió ignorando todas sus protestas. Uno de los choferes la llevó en el auto hasta el centro comercial algo alejado.

No podía ir a un hospital o farmacia cercana pues podría levantar sospecha. Estaba segura que Dorian era informado de todo lo que ocurría y más si tenía que ver con ella.

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