Divorcio en peligro, el CEO perdió la memoria -
Capítulo 53
Capítulo 53:
“Puede que por lo molesta que estás ahora no me creas, pero eres lo más importante para mí y todo esto lo estoy haciendo porque quiero que tengamos un futuro juntos. No estoy mintiendo Elena, no te puedo contar todo ahora pero sí te puedo decir que los tres años que te traté de forma indiferente fue para que no fueras el centro de atención de mi padre”, dice.
“Él quería ponerte las manos encima, ignorarte delante de mi familia era única forma de mantener tu imagen de bajo perfil para así mantenerlo alejado a ti. Él ha perdido poder después de que yo logré heredar la empresa, pero aun así no he podido quitarle toda la autoridad”, continúa diciendo.
“Ya lo viste ahora y ha venido a buscar lo que se cree que es suyo por derecho. No puedo decirte más ahora sin embargo te prometo que cuando todo esté bien te diré cada detalle”, termina de decir.
“¿Cuánto has recordado?”, fue la pregunta que salió de los labios de ella.
“Lo suficiente para decirte que no me voy a alejar de tu lado, no te voy a ignorar como antes, no tienes que tener miedo”, la respuesta de él fue rápida.
Elena apretó los labios, aún tenía mucho que pensar todo.
“Suéltame por favor. Yo necesito tiempo”, le pidió temblando ligeramente.
Y aunque Dorian realmente sabía que debía darle tiempo y darle espacio era mucho que procesar y eso que no lo había dicho todo. Le besó coronilla de la cabeza antes de soltarla.
“Te amo, Elena”, le dijo antes de salir de la habitación dejándola sola y él no se dio cuenta que la había dejado con lágrimas corriendo por las mejillas de ella.
Elena cayó de rodilla al perder fuerza en las piernas, aquello parecía una novela de Romance pero era la cruda realidad.
Ahora no sabía que creer realmente, no se pondría de parte del padre de Dorian pero había pasado muchas cosas con su esposo antes de que me perdiera la memoria y muchas más después accidente.
Y debía tener cuidado de no cometer un error porque eso podía costarle hasta la propia vida y du futuro.
Dos horas más tarde escucharon un sonido afuera y un helicóptero descendió hasta posarse al costado de la casa a varios metros. Dorian no había vuelto en todo ese tiempo, pero lo hizo para recogerla. Era momento de irse e Irene los esperaba fuera de la casa.
“Dorian chico, vuelve de nuevo, yo seguiré cuidando la casa. Así que ten por seguro de que estará bien. No te olvides de nosotros fue muy agradable tu visita”, Irene estaba llorando.
“No te preocupes lo haré de nuevo”, el hombre sonrío levemente y la abrazó.
Después de terminar de abrazar a la mujer chocó su mano junto a la mano de Jaby.
“Cuídense los dos. Y saben que se necesitan ayuda pueden pedirla”, le dijo.
“Lo sé lo tendré en cuenta”, respondió apretando su mano.
Irene se acercó a Elena.
“Cuídate pequeña y confía un poco más en Dorian. De igual forma si necesitas ayuda puedes venir. Yo estaré aquí”, le dijo al oído.
“Gracias”, dijo ella sin muchas ganas de tener que volver dónde había estado viviendo en los últimos años.
Y de aquella forma habían terminado las escasas vacaciones que habían tenido llevándola de nuevo a la realidad que conocía. Con muchos más misterios que antes de haber salido sin saber que sería puesta a prueba.
Elena no le dirigió la palabra el resto del viaje. Todo el tiempo miraba hacia afuera ignorando cada pregunta que Dorian le hacía. En su rostro se notaba la incomodidad que sentía a raíz de todo lo que estaba ocurriendo y eso hacía que él se sintiera nervioso, Deseaba llegar a la casa y poder explicarle las cosas mejor.
Algo que no podía hacer, al menos no ahora que tenían que ir directo a la empresa. Ya había recibido un llamado urgente, sabía que su padre se estaba moviendo rápido y ya había sido advertido por León que tenía que presentarse personalmente para resolver esos problemas.
Así que el helicóptero descendió en el aeropuerto a la empresa principal donde León lo esperaba en la esquina. Dorian fue primero que descendió y le tendió la mano a Elena para ayudarla abajar.
Ella vaciló al inicio, pero para o formar un espectáculo al final accedió tomando la de él. León en cuanto los vio supo que algo no estaba bien entre ellos y no podía imaginar hasta dónde estaba de complicada la situación matrimonial.
Al menos de los papeles de divorcio los tenían a su lado. Dorian no soltó los dedos de Elena cuando está descendido más bien los entrelazó con los suyos ya cerró su mano con fuerza.
“Sé que estás molesta conmigo, pero ahora no puedo dejarte sola. Quédate a mi lado por el momento”, dice Dorian.
Elena no se negó, no era una niña como para saber que no era momento de ser imprudente. Y además notaba que Dorian estaba con todas las alarmas encendidas. Dorian se acercó con ella a donde estaba León.
“Ceo espero que haya tenido buenas vacaciones, ya lo estamos esperando en la sala de conferencia. Todas las áreas han sido aseguradas así que puede estar tranquilo. Como siempre era muy perceptivo con lo que estaba ocurriendo”, el secretario lo saludó.
“Primero dejaré a mi esposa en la oficina y después me reúno con ustedes”, Dorian le dijo más tranquilo. León había tomado las medidas indicadas.
Había estado junto a él desde el inicio de esta batalla contra su padre así que sabía qué hacer en casos como estos. León asintió con la cabeza la puerta para que la pareja descendieran por el elevador.
Solo bajaron un piso dado de la oficina principal quedaba en el último del edificio. Elena nunca había ido esa zona por lo que se quedó mirando cada lugar oficina de Dorian. Esta era enorme, era casi todo el piso y estaba exquisitamente amueblada de forma moderna.
“Hay una habitación del otro lado de la puerta puedes descansar un rato, la conferencia debe demorar al menos una o dos horas. No puedo decirte con certeza, pero cuando termine pasaré por ti y volvemos a la casa. Mandaré que te traigan un té y algo de comer”, le indicó él cuando entraron a la oficina la soltó.
Ella simplemente asintió con la cabeza.
Dorian suspiró dándose cuenta que así se sentía la indiferencia, era más duro de lo que se imaginó y eso era lo había soportado Elena durante 3 años. Se acercó y la abrazó antes que ella pudieras rechazarlo, pero las palabras no salían de su boca.
No tenía forma de consolarla porque el sufrimiento de ella se lo había causado él y eso era lo más complicado.
Elena no se acostó a descansar pues su mente daba vueltas con miles de cosas. Más bien se quedó dando vueltas por la oficina mirando cada detalle. Aquel lugar era tan contrastante con la mansión donde vivía.
Sabía que Dorian la había decorado él mismo por lo que este lugar le parecía demasiado sobrio, las paredes pintadas de blanco los muebles de color marfil, las alfombras de un color grisáceo, algunos adornos de aquí allá fue más amoríos.
Lo más destacable era la vista detrás del escritorio donde grandes ventanas de una punta a la otra donde daba una vista a toda la ciudad y uno podía sentirse el rey de todo aquello. Y prácticamente lo era, estar ahí adentro le hizo saber lo poderoso que era Dorian en ese momento, dueño de uno de los más grandes imperios económicos del país fuera de este.
Y aun así si nunca habías ostentado de eso delante de ella y tampoco denigrado por su trabajo. Incluso le había pedido que trabajara junto con él en la empresa.
¿Debería sentirse feliz? No lo sabía, estaba tan, pero está confundida que no sabía qué pensar, Dorian tenía tantos secretos a su alrededor y su familia aún más que era complicado saber que estaba ocurriendo.
Era un misterio total. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando la puerta fue tocada y una mujer entró mano con un té caliente y un plato con algunos tentempiés.
“¿Así que usted la esposa del Ceo? Es realmente una hermosa mujer”, la recién llegada sonrío dejando la bandeja sobre la mesa del medio el juego de sala y la recorrió con la mirada.
Elena no puedo decir que se sintió acostada, podía diferenciar las miradas que la juzgaban a las que no, después de todo había vivido muchos años de esa forma. Se giró de forma elegante y e hizo un movimiento con la cabeza.
“Un placer. Mi nombre es Elena”, se presentó de forma formal.
“Oh y además muy educada, su esposo debe estar orgullosa de usted. Lo hemos escuchado hablar alabándola constantemente. Incluso estaba emocionado de que usted trabajara aquí y entiendo por qué, oh disculpe, no me he presentado. Fui mandada específicamente porque soy la jefa del área de diseño y él me comentó que quería que trabajaras como directora del próximo proyecto”, dice.
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