Divorcio en peligro, el CEO perdió la memoria -
Capítulo 49
Capítulo 49:
“Dorian, déjala ser libre esta noche. Ustedes los hombres siempre queriendo controlarnos. Deja que tome que esta oportunidad no la tiene todos los días”, la mujer ya iba por la tercera jarra.
Dorian no estaba tan seguro de eso. Elena no solía tomar de esa forma y no sabía cómo ella se comportaría, pero seguro la resaca sería brutal. Pronto la sintió moverse sobre su muslo, al compás de la música.
Cuando lo voy a enfocar ella se meneaba de un lado a otro como intentando copiar los pasos de las parejas la pista. Irene también se dio cuenta de esto y se levantó con una sonrisa. Rápidamente le agarró de la mano y tiró de ella.
“Ya que ustedes no quieren moverse pues beban felices que nosotros de las mujeres nos vamos a divertir”, y arrastró a la más joven a la pista de baile.
“En qué momento dijimos que no queríamos bailar”, Jaby protestó viendo las mujeres alejarse.
Dorian llenó su propia jarra y se recostó en la silla cómodamente.
“Déjalas que se diviertan y que sean felices sin nosotros por algunos momentos, ya después nos tocará”, recorría con la mirada todo el cuerpo de Elena que se meneaba con el sonido de la música.
“Esa mujer que tiene completamente loco”, Jaby se burló de él.
“Más de lo que te imaginas”, Dorian tomó un largo sorbo de su bebida.
Dorian dejó que Elena se divirtiera en la pista de baile. Ella mostraba una sonrisa moviendo cada parte de su cuerpo al son de la música.
Había dudado los primeros momentos y después bailaba a su aire como ahora y con confianza. Lo único que le incomodaba era que estaba haciendo el centro de atención, después de todo era una mujer hermosa y ajena al pueblo.
Eso le hizo palpitar la vena del celo dentro de él pero no quería parecer un hombre obsesivo y controlador, por lo que se contuvo. Su esposa pocas veces podía disfrutar de momentos como estos y más verla tan feliz como ahora.
Elena por su parte sentía que el alcohol estaba inundando todo su sistema. Su cuerpo se sentía caliente, su rostro y hasta el interior de su boca y ya que estaba levemente mareada. No podía parar de moverse con el sentido de la música, se sentía realmente bien libre como pocas veces. Era un sentimiento gratificante.
“Puedo unirme a tu baile”, Elena sintió una voz detrás de ella y se detuvo.
Mirando por encima de su hombro estaba un joven parado alzando su mano para invitarle un baile. Ella se encontró dudosa y negó con la cabeza. Buscó a Irene con la mirada, pero la encontré en la otra esquina bailando ya unida junto con Javi
“Lo siento, pero no puedo”, negó rotundamente, podría estar medio borracha pero sabía muy bien con quién había ido acompañada. Aunque cuando miro para la mesa donde estaba anteriormente su esposo, no lo encontró allí.
“Vamos estás sola, déjame hacerte compañía, una mujer hermosa no debería estar sin alguien a su lado”, él le insistió con las típicas palabras cursis y vacías que solo tienen un objetivo y con las cuales
Elena no se encontró nada cómoda con eso.
“Ella no se encuentra sola”, un brazo se envolvió alrededor de su cintura y Elena puedo sentir detrás de ella el calor del pecho de Dorian. Su voz fue realmente tranquilizadora en ese momento.
“Disculpa, pero yo la vi primero”, soltó aquel joven como si aquello fuera una competencia para buscar pareja.
Dorian simplemente alzó una ceja sin asombro por el comportamiento del chico, después de todo era normal esa forma de ser Rebelde cuando era de campo y con pocas opciones entre las mujeres jóvenes.
Solo sonrío de lado, agarró la barbilla de la mujer y la giró hacia él dejando un beso rápido pero fuerte sobre los labios de esta. Elena intentó mantenerse lo más apacible posible para no formar un escándalo y dejó todo en mano de Dorian.
“Siento decirte que esta mujer es mi esposa, estamos casados hace 3 años así que esfúmate”, buscó la mano de ella y la alzó para mostrar su anillo al igual que el de él.
El joven parecía querer replicar, pero simplemente dio la vuelta y se alejó de ellos al darse cuenta que no tenía oportunidad alguna.
“Y ahora preciosa el momento es para ti y para mí. Disfrutemos que la noche que aún es joven”, dijo Dorian girando a Elena hacia él y abrazándola para su cintura y pegándole a su cuerpo.
Y ella se encontró asombrada cuando Dorian comenzó a moverse al son de la música arrastrándola a ella en varios pasos y poco después, una sonrisa volvió a adornar su rostro y lo acompañó durante la danza. Fue más divertido de lo que ella imaginó.
Además de íntimo, Doria le daba besos en la mejilla en la frente, en la punta de la nariz a cada rato.
Y estuvieron así hasta que sus cuerpos protestaron del cansancio. Doria la llevó de vuelta a ella jadeando hacia la mesa y la volvió a sentar en su regazo. Irene y Jaby habían vuelto hace rato y habían terminado toda la cerveza que había estado servida sin embargo esta fue reemplazada por un nuevo cuenco.
Elena qué para ese momento tenía el alcohol en todo su sistema agarró su propia jarra y la llenó llevándola a sus labios y dándole un completo sorbo. Dorian no pudo reaccionar antes de que ella empezar a bajar todo el contenido, la pareja frente a ellos simplemente se reía.
“Deja que tome por esta noche. Mañana la tendré le tendré preparado un buen caldo para la resaca”, Irene se recostaba contra su esposo con las mejillas sonrojadas de haber bebido más de su límite.
Dorian todavía no estaba muy convencido, pero al final la dejó, lo que tendría que hacer era cuidarla el resto de la noche.
Después de dos horas de compartir con el resto de la gente, Doria sintió que su mujer empezaba a dormirse por lo que se despidió y haciendo que ella se recostada contra él salieron al exterior. Elena caminaba tambaleante, pero con una expresión risueña en su rostro.
“Ojalá fueras así atento todo el tiempo”, le soltó ella en la cara con una sonrisa contrastante a las palabras toscas que acababa de soltar
“Disculpa preciosa”, dijo Dorian apenado.
“Que eres realmente un imbécil”, Elena dijo sin más.
“Vaya eso realmente sincera cuando estás borracha”, esta vez Dorian pestañó repetidas veces y se detuvo en seco.
Elena lo miró sin inmutarse
“Claro que soy sincera, me dejaste en una casa sola durante 3 años como si fuera un simple trofeo. Estoy segura que muchos se burlaron de mí y ahora vienes simplemente como si nada hubiera pasado y fuéramos una pareja feliz. Esto parece un cuento de hadas, uno de esos mágicos es todo irreal. Estoy segura que cuando me tropieza y me golpeé la cabeza despertaré de este sueño”, ella parloteaba.
“No entiendo realmente para qué te casaste conmigo, no era un cambio igualitario, más bien mi padre fue el beneficiado. No ustedes”, Elena alzaba sus hombros con desinterés como sea que el tema no le afectara.
“Elena tuve mis razones, pero no estás en condiciones para comprenderlas te las diré momento indicado”, Dorian suspiró sintiéndose de repente muy cansado.
“Ya no importa. Cuando recuperes la memoria me divorciaré de ti y comenzaré una nueva vida”, dijo Elena.
Esas palabras hicieron que el Ceo se tensara completamente.
“No pienso darte el divorcio”, respondió de forma rápida.
Y el rostro de Elena se ensombreció ante esto.
Varias expresiones parecer pasar por el rostro de Elena en solo segundos ante la negativa de su esposo, pero debido a su estado de embriaguez pasó de estar seria a reírse y alzar nuevamente los hombros quitándole todo interés en el asunto.
“Has lo que quieras, yo también lo haré”, dijo ella y se dio media vuelta para comenzar a caminar de forma tambaleante.
Dorian cerró los ojos y tomó un profundo respiro. Discutir con ella en ese momento era en vano.
Seguro terminarían diciendo cosas que simplemente no recordaría mañana y que no tendrían sentido. Así que caminó hacia ella para sujetarla y que no se tropezara y cayera. Caminaba peligrosamente inestable y no era momento de estar molesta con ella.
Avanzaron en dirección a la casa. Paso a paso y el tema no salió más a conversación, más bien Elena no volvió a hablar.
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