Capítulo 40:

“Cambiemos de posición”, hasta él tenía el rostro sonrojado, como si estuviera a punto de correrse.

Elena soltó el miembro que cayó pesado y palpitante sobre el vientre de él. Dorian la agarró del brazo y después que él se acostó de nuevo, recargando su cabeza en la almohada la acomodó sobre él solo que, de forma contraria, el rostro de ella quedó a centímetros de su miembro, mientras las piernas abiertas cerca de la cara de él.

“¿Dorian?”, ella se sonrojó notablemente de vergüenza.

“¿Qué? ¿Acaso no puedo yo lamerte mientras tú te diviertes también?”, pregunta.

“Si, pero, esta posición, es tan vergonzo…”, soltó un g$mido cuando su esposo atacó su se%o con sus labios.

Su lengua caliente recorrió toda su raja húmeda sin piedad. Perdió fuerza en sus brazos y se dejó caer sobre él, eso era jugar sucio, pero con Dorian siempre era así. Él sabía jugar bien las cartas para tenerla en su juego y era duro reconocerlo.

Era algo complicado hacer lo que ella quería cuando el rostro de su esposo estaba entre sus piernas lamiendo su se%o de la forma en que lo estaba haciendo.

Su lengua lamía su cl!toris hinchado con duros lametazos mientras sus dedos dejaban ambos labios descubiertos. El líquido que salía de ella era chupado por él con ansias.

Elena g$mía temblando contra su abdomen. No había una parte de su cuerpo que no estuviese temblando en ese momento.

Se sentía realmente bien. Lentamente y de forma torpe volvió a masajear el miembro delante de ella comenzaban a lamer desde la base. Lo hizo varias veces hasta llegar al glande y volverlo a engullir.

Sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente mientras lo llevaba adentro de su boca. En aquella posición llegaba un poco más profundo y las cuentas de más arriba rozaban su paladar.

Dorian tenía la cadera tensa para no embestir y hacer que su miembro entrara por completo hasta la garganta de su esposa.

Ella con su inexperiencia y con el tamaño de él podría hacerle real daño. Aun así, comenzaba a moverse lentamente con pequeñas embestidas para que este saliera y entrara de la boca de ella y se sentía realmente bien.

Por su parte se enfocó en lo que tenía alrededor de su lengua. Esta la había insertado en el agujero palpitante y la movía de forma que pudiera estimular cada pared.

Uno de sus pulgares rozaba el botón sensible de la mujer hasta que ella soltó un chillido y se dejó caer por completo encima de él. Estaba a punto de correrse, pero él no quería que ninguno de los dos terminara así.

Dejó de torturar su se%o dejándolo empapado y se pasó la lengua por sus labios saboreando los restos contra su piel. Agarró las piernas de ella y con un ágil movimiento la acostó en la cama boca arriba y él lo hizo sobre ella.

Su miembro duro y húmedo golpeando su plano estómago. Un g$mido salió de la mujer que no pudo decir nada pues sus labios fueron tomados por los de él, dejando que ella pudiera saborear su propio sabor.

Su lengua maestra se entretuvo con la de ella mientras embestía ligeramente su cadera, dejando que sus cuentas estimularan encima de su se%o la podía oír g$mir contra su boca, sus uñas las enterraba en sus antebrazos, pero él no se detenía.

Tenía que entrar en ella ahora. Alzó la cadera y agarró la base de su miembro para alinearlo con su se%o. Su glande se posicionó en la húmeda y apretada hendidura y presionó. Un quejido salió al momento de Elena que corrió la cabeza a un lado para poder respirar.

“Duele”, apretaba sus ojos.

Dorian se detuvo en seco, aun cuando apenas había podido penetrar. Sabía de sus dimensiones, pero al parecer debía entrar lentamente.

“Seré gentil”, le dijo él besando su sien.

“Hazlo lento”, le pidió ella abriendo un poco sus piernas e intentando relajar su cuerpo. Si estaba tensa no resolvería nada que no fuera hacerse daño.

Dorian lo sintió y siguió hacia adelante, enterrando centímetro por centímetro de su miembro, la primera mitad fue la más complicada pero una vez que las paredes se fueron dilatando la segunda parte fue más fácil.

Y cuando solo quedaba un poco para estar por completo dentro de ella y la escuchaba ya gimiendo y no con dolor, dio una última embestida con algo de fuerza sacando un grito de ella.

Ahora la cadera de ella estaba pegaba a la pelvis y el miembro por completo, palpitando en su interior.

Elena apenas podía respirar debido a los g$midos que salían de su garganta. Su esposo se estaba encargando que mantenerla en el borde de la locura mientras su miembro entraba y salía de su interior con tanta fuerza que era tormentoso.

Además de sus dimensiones que la llenaban por completo estirando sus paredes vaginales al punto que era igual de placentero que doloroso, las cuentas sobre estimulaban su interior.

“Ah, espera, más suave”, era algunas cosas que ella lograba balbucear a duras penas. Temblaba tanto que apenas tenía controla de su cuerpo.

Dorian por su parte tenía una enorme sonrisa en su rostro de satisfacción a pesar de que sus orbes tenían un peligroso todo. Ver a su esposa en ese estado provocado por él era realmente delicioso.

Bajó su cabeza y agarró uno de los pezones hinchado en su boca, la sensación solo hizo que las caderas de ella se sacudieran debido a que estuviera sometida a más estimulación de la que pudiera soportar.

Dorian se relamió los labios ante la reacción de ella y el delicioso sabor que quedó en su paladar después de dejar el pezón sumamente rojo y movió sus caderas muy bruscamente causando que su miembro llegara aún más profundo dentro de su esposa y la piel sensible dentro de ella.

El agujero de la mujer se seguía mojando con cada embestida y el sonido resultaba hasta ser obsceno y mientras esposo seguía empujando su miembro una y otra vez, tanto dentro como fuera de su se%o mojado y ya a esa altura maltratado, la sábana debajo de ellos se mojó con fluidos corporales.

A pesar de que le dolía todo el cuerpo y la penetración le estaba volando el cerebro de estimulación, su interior seguía absorbiendo con avidez el miembro de su esposo, como queriendo más. Y pronto tuvo una sensación en su estómago que solo él podría provocar.

“Espera”, ella abrió los ojos, pero su boca fue cerrada por los labios de Dorian.

Quería golpearle los hombros para que la liberara. Su vientre se estremecía y también podría sentir como el miembro de Dorian temblaba en lo más profundo de ella.

“Corrámonos juntos”, le dijo él mordiendo su labio inferior y fue suficiente para que Elena perdiera la última pizca de cordura que le quedaba.

Dejando libre la sensación en su vientre y con un profundo jadeó dejó que el org%smo la sacudiera cuando sintió a su esposo detenerse dentro de ella al estrellarse contra la pared de su útero. Tan profundo que puso sentir como la llenaba.

Y aun así ella sabía que con Dorian no sería solo una vez y menos esa noche cuando su miembro no descendió ni una pulgada

Si había algo que podía decir Elena era que su esposo, tuviera o no tuviera memoria, seguía haciendo el amor igual o mejor que antes. Porque dejarla en la cama con las piernas temblando, su interior palpitando y sin fuerzas para moverse, en eso… él se sacaba un mil. Como estaba ahora.

Acostada de lado con el brazo de su esposo sobre su cintura, donde él dormía detrás de ella. Su espiración ya era estable y tranquila.

Después de trabajar como casi un animal para poder salir de vacaciones y apenas horas de sueño, sumado a eso que había tenido se%o con ella, y además que la había limpiado después de terminar, era impresionante que no hubiera perdido el sentido antes, por que como estaba durmiendo no parecía que despertaría pronto.

Elena había sentido como él le había besado la nuca varias veces antes de dormirse, se notaba satisfecho y con una leve sonrisa mientras la limpiaba porque ella no podía moverse de la cama, y él también se notaba cansado como para poder darse un respectivo baño.

Bueno, el desastre lo habían hecho los dos, así que no había problema con ello.

Elena al final dejó caer por completo sus párpados, ella estaba igual de agotada y ya que estaba en aquel lujoso crucero, podría disfrutar de esos días como debía ser, sacando de quicio a su esposo de vez en cuando y ya después vería lo demás.

Realmente una buena noche de se%o para despejar la mente era lo mejor. El sonido de la puerta siendo tocada tan temprano en la mañana hizo gruñir a las dos personas en la cama que se removieron protestando.

A esa hora ellos deberían estar aún ganando energía para un día de disfrute, después de una noche acalorada, pero no, había un o una imbécil que estaba en contra de esos planes.

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