Divorcio en peligro, el CEO perdió la memoria -
Capítulo 19
Capítulo 19:
Ella no supo cómo lo hizo, pero logró agarrar sus manos, girarla sobre su espalda y ponerlas sobre su cabeza. El cuerpo de él ahora estaba sobre el de ella y se había colado fácilmente entre sus piernas.
“Dorian”, ella estaba alarmada.
La er%cción de él estaba justo sobre su se%o que se estaba calentando.
‘No Elena, céntrate’, se repetía una y otra vez.
Dorian inclinó la cabeza. Su cabello negro acarició la parte descubierta por la venda dándole un aspecto exótico a pesar de haberse acabado de despertar.
“Estamos en el hospital, no vamos a hacer nada”, ella seguía insistiendo buscando una ruta de escape.
“Esta es una habitación Vip, y yo ya podré salir de alta pronto. Nadie vendrá y nosotros podemos hacer lo que…”, dice Dorian.
“Buenos días Ce…”, precisamente la puerta se abrió dejando a ver a León que acababa de presenciar la escena comprometedora, donde la sabana que los cubría ayudaba a ocultar su posición
“Disculpe Ceo”, y León era lo suficientemente inteligente para saber que tenía que salir de allí y dejar que su jefe terminara lo que estuviese haciendo con su esposa.
“Oye déjame entrar”, detrás de él la voz de Klaus no estaba para nada complacida.
“Usted no es precisamente el familiar que mejor se lleve con el Ceo, así que no entiendo el significado de sus recientes visitas, León lo fulminó con la mirada.
“Es mi hermano”, Klaus cruzó los brazos sobre su pecho.
“Hermano que desea quitarle a su esposa, así que si no desea que mande a buscar a seguridad le pido que se retire. Estoy seguro que el Ceo no desea verlo en estos momentos, y menos cuando su esposa está con él”, responde León.
“¿Elena está con él?”, Klaus casi gruñó.
“No está solo con él. Pasó la noche en la cama junto con él. Es su esposa después de todo, pero si no me cree, puede entrar y comprobarlo con sus propios, solo no garantizo su seguridad.
“No me amenaces León. Eres nada más que un simple secretario”, amenaza Dorian.
León sonrió y no le respondió. Contra ese hombre era mejor no seguir discusión. Mientras tanto, dentro de la habitación Dorian había centrado su atención en la mujer debajo de él.
“Y bien… donde nos habíamos quedado, continúa Dorian.
Y Elena no sabía cómo escapar de aquello. Bueno, quizás si había una forma.
León, aun fuera de la habitación de hospital de su jefe suspiró aliviado cuando Klaus se fue sin tener que recurrir a métodos más agresivos.
Era un hombre… problemático y en el estado de Dorian era mejor no complicar más las cosas. Ahora, necesitaba buscar donde sentarse a esperar a que las dos personas terminaran lo que estaban haciendo dentro de la habitación.
Aunque no tuvo que esperar mucho. De repente sintió un estruendo dentro de la habitación y tanto un grito de hombre como de mujer, y no precisamente de placer.
León se preocupó y obviando cualquier protocolo abrió la puerta, para encontrarse con una escena… complicada de descifrar.
Elena estaba en el piso, como si se hubiera caído de la cama, y en la cama su esposo tocándose precisamente donde le dolía la costilla.
“¿Ceo?”, pregunta León.
“Estoy bien”, dijo Dorian con una mueca de dolor en su rostro.
Su esposa acababa de golpearlo en su costilla y se había escabullido de debajo de él incluso cayendo en el suelo
“¿Elena, te golpeaste duro?”.
Y aun así él se preocupó primero por ella a pesar de que su cuerpo estaba reclamando por el dolor.
Sin embargo, Elena no respondió. La mujer se levantó rápidamente como si nada hubiera ocurrido y sin agarrar su bolso ni nada salió corriendo de la habitación casi derribando a León en el camino. En su rostro estaba reflejado tanto la confusión como el miedo.
“Elena”, Dorian le gritó e intentó levantarse para caerle detrás, pero fue León el que tuvo que correr para que él no terminara en el suelo tras un g$mido de dolor.
Lo ayudó a sentarlo nuevamente en la cama.
“Usted recuéstese por favor. Yo llamaré a una enfermera y después busco a su esposa”, miró alrededor y se dio cuenta que hasta los zapatos de ella aún estaban en una esquina.
“No se preocupe, no debe ir muy lejos”.
“Ella me está rechazando por completo”, Dorian dejó que lo ayudara a acostarse en la cama. Ahora hasta su cabeza dolía.
“Tiene que darle tiempo a su esposa. Ella… está confundida”, le dice.
Dorian asintió un poco renuente. No era un hombre con tanta paciencia como para esperar precisamente. Pocos minutos después entró la enfermera para revisar que todo estuviese bien.
León aprovechó y salió a buscar a Elena que no debía haber corrido tan lejos dado su estado. Al menos si ella tuviese encima el celular hubiera sido más fácil dado. Así que solo le quedó preguntar por ella.
Increíblemente no le resultó tan complicado encontrarla. Elena se había sentado en uno de los bancos en el exterior del hospital y su cuerpo estaba encorvado. Su rostro escondido entre sus manos.
León sacó un jugo de una de las máquinas expendedoras más cercanas y se acercó a ella.
“Lady Elena”, se detuvo al lado de ella.
La nombrada alzó la cabeza con el rostro rojo y los ojos ligeramente aguados.
“Aguantar así un mes. Un hombre que ahora antes me miraba y ahora quiere devorarme para después dejarme de lado cuando se acuerde de todo, como si fuera un juguete”, su voz era apretada.
“Lady Elena, no creo que eso sea así. Su esposo…”, León frunció los labios.
“¿Mi esposo qué? Perdió la memoria, pero es la misma persona. No sé tratarlo cuando se pone así, cuando es tan diferente que apenas puedo reconocerlo. Estoy tan confundida. Yo… ya había tomado una decisión”, dice Elena interrumpiendo a León.
“Por favor. Solo tenga paciencia. Le prometo que no es como se imagina. Quizás pueda aprovechar este momento para mejorar las cosas entre ustedes”, suplica León.
“Cambiar las cosas. No cambiaron en tres años ¿Cambiarán en un mes?”, Elena soltó un bufido y recostó su espalda contra el asiento.
“Si esto le ocurrió al Ceo es por algo. De seguro es una señal para que las cosas cambien entre ustedes. No puede ser tan negativa”, León sabía que estaba tratando con una situación complicada y que debía actuar con cuidado.
“¿Negativa? Estando en esa casa no recuerdo la última vez que sonreí”, apenas fue un susurro y bufó de nuevo.
Y aquellas palabras fueron brutales de escuchar. Muestra que Elena realmente no había sido feliz en todo aquel tiempo.
Pareció que pasaron años antes que la puerta de la habitación donde se estaba quedando Dorian se volviera abrir, solo que para decepción de él solo entró León.
“¿Dónde está mi esposa?”, él se sentó en la cama con una leve mueca.
“Vengo a llevarle sus cosas y zapatos a su esposa. Es mejor que ella vuelva a la casa a descansar”, León cerró la puerta detrás de él.
Dorian frunció el ceño.
“Para ella también está siendo un poco complicado. Por favor entienda, Ella está muy confundida. Es mejor que después de una buena noche se sueño y un baño relajante ella pueda pensar mejor las cosas. No se preocupe, yo la traeré mañana para cuando le gestione el alta y pueda volver con usted”, el secretario lo interrumpió antes que este dijera algo.
Dorian entrecerró los ojos mostrándose realmente molesto por la situación
“Ella me rechaza constantemente. No quiere que la toque. Soy su esposo y parece que me huye”, dice Dorian.
León apretó los labios.
“Mandaré a Lady Elena a la mansión y después podemos hablar con más calma. Por favor no la fuerza o eso puede provocar que ella solo quiera huir”, le dice León.
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