Divorcio en peligro, el CEO perdió la memoria -
Capítulo 12
Capítulo 12:
Solo a mitad de camino y cuando sintió una barrera contra la cabeza de su glande fue que se detuvo y la dejó tomar aire. Ese era el h!men de su virgen esposa, ese que no dejaba que pudiera enterrarse por completo dentro de ella. Eso cambiaría muy pronto.
“Relájate, esto puede doler”, dice Dorian.
“¿Qué?”, Elena preguntó entre jadeos ante las palabras de él que no entiendo.
“Ahh”, un grito agudo salió de su boca y su cuerpo se estremeció dolorosamente.
El miembro de Dorian se había hecho paso dentro de ella con un solo movimiento, enterrándose en lo más profundo, abriéndola completamente. Su ingle ahora estaba pegada contra las nalgas de ella y aunque ella se veía realmente pequeña… había sido capaz de tomarlo por completo.
Había sido doloroso para ella, podía sentirlo ante las pulsaciones de las paredes de ella contra su miembro, aunque no le pedía que lo sacara. Incluso podía sentir contra su glande la entrada de su útero siendo apretada por a él
Las lágrimas silenciosas bajaban por las mejillas de Elena mientras resistía el dolor en su interior. Era algo complicado adaptarse a tener algo de esas dimensiones en su interior por primera vez.
Gotas de sangre bajaban por sus piernas manchando la sábana y más corrieron cuando Dorian se retiró lentamente hasta dejar solo la mitad su miembro dentro de ella, aunque no soltó su cadera.
Él miró la sangre que manchaba su miembro. Ella sí era virgen. No como muchas que le habían mentido solo por llamar su atención.
Elena respiró con palpitaciones en su interior. Dolía, aunque esto iba disminuyendo aun así algunos sollozos salieron de su garganta apagados contra la almohada pero que fueron escuchados por su esposo.
Este se mantuvo tranquilo detrás de ella, tomando profundas respiraciones hinchando así su pecho, a pesar de que su miembro palpitaba por seguir adentrándose en aquella cueva cálida, mucho más deliciosa y apretada que otras que había probado.
Dorian esperó que los sollozos de ella disminuyeran para comenzar a dar una nuca embestida cuando ella estiró el brazo hacia atrás y detuvo su vientre con su mano.
“Espera”, Elena jadeaba.
“Hazlo suave”, pedir que se detuviese era en vano, pero al menos que no fuera tan brusco.
“Si no me muevo dolerá más”, quitó la mano de ella de su abdomen y comenzó a moverse lentamente dentro de ella.
Elena mordía la almohada sintiendo el cuerpo duro de su esposo moverse detrás de ella, y más cuando las manos de él soltaron su cadera y se pusieron a cada lado de su cabeza.
Pudo sentir sobre su espalda el pecho duro y definido de él. En esa posición la penetración fue tan profunda que le hizo soltar un chillido y él se mantuvo profundamente dentro de ella para que lo sintiera.
“Ya te está dejando de doler. Tus g$midos cambiaron”, le dijo su esposo contra el oído para volver a salir y seguir embistiendo en el se%o hinchado.
El sonido húmedo entre las dos pieles chocantes inundó la habitación. Las bolas del hombre golpeaban el hinchado cl!toris cuando se enterraba en el se%o rojo. La cama debajo de ellos comenzó a crujir.
Ella podía estar teniendo su primera vez, pero su esposo estaba teniendo se%o con ella como si ella estuviese acostumbrada.
Y a pesar de eso y de que no dolía tanto como antes, pero era incómodo, algo dentro de ella comenzó a ser diferente. Su vientre se estaba calentando y las zonas donde la boca de Dorian o su mano tocaba se volvía aún más caliente.
Y él tenía razón, tras cada embestida sus g$midos cambiaban.
Dorian se acomodó y abrió más las piernas de ella con sus rodillas pudiendo hacer la penetración más fácil. Su glande tocaba el cuello del útero presionándolo. Ella era pequeña por lo que la llenaba por completo. Su esposa se adaptaba perfectamente a su cuerpo.
Sus profundas e interminables embestidas hicieron que poco después Elena comenzara a perder a la cabeza.
Su cuerpo ya no le pertenecía. La humedad corría por su se%o hinchado, hacia afuera cada vez que el miembro de su esposo salía de ella para volverse a meter, donde las paredes de su se%o se aferraban a la carne caliente.
Sus piernas temblaban apenas pudiendo mantener su cadera en alto, pero la mano de Dorian sobre su vientre la mantenía en su lugar. Ella podía escuchar los g$midos de él sobre su nuca y su piel húmeda rozando con la de ella.
De pronto ella se estremeció con fuerza y soltó un agujo g$mido. Su se%o tuvo un espasmo alrededor del miembro de su esposo y un chorro más grande de líquido salió de su interior.
Su vista se volvió blanca delante de ella mientras perdía su fuerza por completo, temblando, con cada fibra de su cuerpo estremeciéndose.
Ella, acababa de tener un org%smo, con el miembro de su esposo dentro de ella. Sin embargo, su esposo solo se detuvo para que ella no se sobre estimulada durante el org%smo, porque la noche era joven y él, aún estaba muy duro.
Dorian siguió moviéndose dentro de ella a pesar de que Elena había llegado al org%smo. El cuerpo de ella estaba sobre la cama sin poder moverse, solo gimiendo en voz baja mientras él buscaba su satisfacción.
“Estás tan húmeda”, lamió la nuca desprovista, raspándola después con sus dientes.
“Hueles tan rico”, comentó
Su cadera se estrellaba contra los glúteos sonrojados por la constante actividad. Lamió la oreja de ella chupando su lóbulo ganándose un g$mido de respuesta de ella.
No estaba dormida, solo cansada. Y no pasó mucho tiempo antes que la cadera de ella comenzara a responder a los movimientos constantes de él que rozaban cada zona erógena en su interior con insistencia.
A esa altura, ella no sabía si le dolía, o estaba demasiado excitada, pero incluso sus pezones que rozaban la tela del pullover que aún tenía puesto era insoportable. Y estaba perdiendo la cabeza.
Sentía la humedad entre los dos. Entre sus muslos, en su se%o, sobre la ingle y también muslos de su esposo y a este no parecía importarle en absoluto. La sábana debajo de ellos era un desastre total.
Dorian lo reafirmaba, su pareja no podía estarse moviendo como una profesional, pero sentía que era el se%o más rico que había tenido hasta el momento.
Su miembro siendo apretado por aquellas paredes estrechas, calientes y húmedas, el delicioso olor que salía de ella, lo suave de su piel, la forma er%tica en que salía sus g$midos que solo lo excitaban aún más.
Dios, se estaba volviendo loco. Su vientre estaba tenso marcando aún más sus músculos. Estaba a punto de correrse. El interior de ella chupaba su glande al punto de ser doloroso con delicioso. Y se enderezó echando la cabeza hacia atrás con un g$mido.
Su cuerpo se estaba tensando completo, el cabello se le pegaba a la frente mientras seguía penetrando el pequeño agujero. EL cuerpo debajo de él nuevamente comenzó a temblar y la sensación de ser apretado apareció de nuevo.
Fue entonces que él hizo más rápidas las embestidas.
Ambos estaban por correrse y él la llevaría a la locura junto con él. La respiración de Elena se hizo complicada ante el cambio de ritmo y tras el roce constante no pudo aguantar más y nuevamente chorreó sobre el p$ne de su esposo.
Y esto hizo que la cadera de él se detuviese enterrando completamente dentro de ella.
Su pubis presionando la piel sensible de ella, con su glande alojado lo más cerca del útero de la mujer como si quisiera enterrarse dentro de él. Y comenzó a correrse dentro del condón.
Largas tiras quedaron atascadas lastimosamente dentro del látex mientras Dorian tenía su org%smo y vaciaba sus bolas. La sensación era sumamente intensa. Se movió apenas tres embestidas más antes de salir lentamente dejando que ella sintiese toda su extensión aún palpitante.
El cuerpo de la mujer cayó sobre la sábana apenas sin fuerza. Agotada, saciada, jadeante, sudada, con dolor en zonas que nunca se imaginó y de la misma forma saciada.
Intentó cerrar los ojos, pero la boca caliente de su esposo no se lo permitía, dejando besos a lo largo de su columna hasta llegar a sus nalgas y abrirlas.
De seguro mirando el desastre que él había hecho, aun si no se había corrido dentro de ella. G!mió apenas de incomodidad. Apenas le quedaba fuerza para eso. Sus ojos se estaban cerrando y ella necesitaba descansar. Su se%o palpitaba tanto que pensó se volvería loca. Estaba irritada.
El peso de la cama se desvaneció cuando Dorian se levantó de esta y caminó hacia la mesa, tomando un gran vaso de agua. Elena pudo ver su espalda musculosa y duro trasero. Su piel estaba perlada de sudor, pero él tomaba agua con una pose relajada.
Como si no acabara de tener se%o como un animal con ella.
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