Destino incierto -
Capítulo 81
Capítulo 81:
“El amor por Fabiana me transformó por completo. Siento que soy una nueva persona. Lo único que tiene valor para mí, es estar a su lado y hacerla feliz”
De repente $e oye un grito desgarrador, que salió del interior de la sala de recuperación. Alba y Alejandro de un salto se pusieron de pie y corrieron hacia la puerta, pero el portero les impidió ingresar al recinto.
“¿Qué pasará, se parece a la voz de Fabiana..”.
“¡Era Fabiana, sin duda, Alejandro!”
“Disculpe, señor, ¡Pero necesitamos pasar!”
“¡Ya les llamo una enfermera, tranquilos!”
“¿Qué paso, señorita? ¡Creímos oír la voz de Fabiana!”
“Sí, en efecto, despertó y se dio cuenta de que había perdido a su hijo. Cayó en desesperación y fue necesario volver a inyectarla para poder calmarla”.
“Me temía esta reacción, sabía que iba a ser muy difícil para ella, saber que perdió a su bebé”, dijo Alejandro.
“Tengamos calma, Alejandro. Ella necesitará de toda tu ayuda para superar este trauma”.
…
Los días posteriores al cobro de la conciencia de Fabiana, fueron más difíciles de lo esperado.
La chica estaba pasando por mucho y aunque hubieran querido pagar cualquier precio por volver atrás; la noticia de la verdad de lo sucedido, no podía revertirse.
…
Dos semanas después, ya todos los heridos, habían sido dados de alta y estaban convalecientes en sus hogares. Pero Fabiana se había negado rotundamente a recibir la visita de su esposo o a volver a su casa.
Tomó la decisión de volver con su madre.
Decisión que Alejandro respetó.
No quería forzarla a hacer nada que ella no quisiera.
Mientras tanto, era imperante para los hermanos Cruz, resolver el acertijo de saber quiénes fueron los asesinos de su padre y de Odín; y los responsables de tanta desgracia en la vida Fabiana y en la suya.
Reunidos en la hacienda, los Cruz y sus hombres; así como el personal de Uriel y de Odín que prestaban guardia no quisiera.
Mientras tanto, era imperante para los hermanos Cruz, resolver el acertijo de saber quiénes fueron los asesinos de su padre y de Odín; y los responsables de tanta desgracia en la vida Fabiana y en la suya.
Reunidos en la hacienda, los Cruz y sus hombres; así como el personal de Uriel y de Odín que prestaban guardia ese fatídico día. Hicieron un balance y un recuento de los acontecimientos sucedidos la noche del atentado.
Cada hombre que estuvo presente en el momento del ataque, dio su versión de los hechos de acuerdo al ángulo de ubicación donde se encontraba cada quién. Levantaron un croquis del lugar, para poder entender con mayor claridad y precisión los movimientos y las estrategias de sus verdugos.
Martín propuso:
“Vamos a recrear cada movimiento de los asesinos, desde el momento que aparecieron en escena”
“Yo estaba frente a la puerta de acceso al edificio, por donde salieron los atacantes, disfrazados de mesoneros”
Conté siete hombres, me extraño que llevaban los repasadores sobre el brazo pero abiertos.
“Si jefe, yo estaba ubicado en el primer toldo, cerca de las mesas, donde estaba la familia de la Señora Amalia, y me llamó la atención la forma poco profesional como manejaban las bandejas para el servicio”.
“Otro movimiento raro que observe”, dijo Hugo.
“Fue que, no comenzaron a servir como era lógico que lo hicieran; por el primer o segundo toldo, sino que se dirigieron en su mayoría hacia el sitio donde estaban el Señor Uriel y el Señor Odín. Ese acto llamó poderosamente mi atención”.
“Desde luego Hugo. Cuando alguien gritó que eran unos torpes… o algo así… yo vi enseguida el movimiento de tirar sus repasadores dejando al descubierto las armasque traían. Y en ese momento comenzamos a disparar”.
“Es correcto Tiago, uno de los hombres, apuntó su arma a la cabeza del Señor Alejandro, pero su esposa, con una rapidez sorprendente; introdujo su mano al bolso y le disparó directo en medio de los ojos”.
“¡Muy oportuna, su esposa salvó su vida!”
“Sí..”., dijo Alejandro, quien se hubiera imaginado que todos estos meses de práctica en el manejo de armas, fue solo para salvarme la vida.
“Pero lamento este incidente; porque esto desató la furia de los asesinos, contra ella”, dijo Alejandro con pesar.
“Su padre intentó repeler el ataque para defenderla y..”.
“¡No solo defenderla!… Compañero, si no que hizo lo imposible para salvarle la vida. Pero para ese momento todo el mundo disparaba; era un verdadero pandemónium”.
“Es cierto, fue un momento de absoluta confusión”, confirmó Alejandro.
“Hay un evento que me tiene muy confundido”, acotó Santiago.
“En el instante que me dispararon, antes de caer, vi a uno de los hombres apuntar nuevamente al Señor Alejandro; pero esto es lo que no comprendo… había dos mesoneros cerca de nosotros que dispararon al agresor, este los contraatacó, pero no supe si los hirió o no..”.
“Si Tiago, es cierto, estos hombres quienes quiera que fueran; salvaron la vida del Señor Alejandro, por segunda vez”.
“Si, eso lo vi yo también”, dijo otro de los hombres.
“Pero en ese momento la confusión fue total, el señor Alejandro trataba de auxiliar a su esposa, la gente gritaba y corría de un lado a otro buscando ponerse a salvo; y nosotros nos enfocamos en que, no quedara vivo ninguno de los asesinos”, dijo.
“En ese momento llegaron las ambulancias y la policía y aprovechando el ruido de las sirenas, las luces intermitentes y el desconcierto general; los dos hombres que nos ayudaron, se esfumaron literalmente”.
Por esa razón, encontraron solo cinco atacantes muertos.
“¿Y cómo llegaron estos Intrusos?”
“Interceptaron el vehículo en que venía el verdadero personal de servicio, los amordazaron y los tiraron fuera de la carretera. De ahí en adelante tuvieron libre absceso al club”.
De acuerdo a las versiones que se escucharon, Alejandro concluyó:
“Es evidente que todo lo planificaron con cuidado y estoy seguro de que son la misma gente que nos hizo el atentado para robarnos las gemas, meses atrás”, dijo.
“En mi desesperación por salvar a Fabiana, no pude darme cuenta de todos estos detalles que ustedes cuentan. De lo que sí me doy cuenta ahora, es de que ese día… no era mi día… y que la vida me dio una segunda oportunidad, que debo agradecer y aprovechar”.
“A mí, me da mucha alegría que estés vivo Alejandro, no hubiera podido resistir la muerte de papá y la tuya, al mismo tiempo. Hubiera sido devastador para mi”
“Yo también creo que fueron los chinos los artífices de este desastre, porque los hechos encajan a la perfección”.
“¿Quiénes pudieron salvar tan oportunamente la vida de mi hermano? Sin duda alguna… solo, nuestros hombres. Campanita y el pollo Rodríguez”.
“¡Cierto Martín! ¡Lo grave es que nuestros hombres pueden estar en peligro!”
“Sí, Alejandro, y lo triste es que no tenemos forma de saber de ellos..”.
“Tengamos fe de que pronto hallaran la forma de contactarnos, debo hacer todo por ellos, para ponerlos a salvo, recuerden que también les debo la vida”, dijo con agradecimiento.
“Hoy por hoy, tenemos que seguir alerta al cien por ciento; y buscar la cueva de esas ratas para exterminarlas. La guerra contra ellos es a muerte”.
Mientras tanto, en casa de Alba, Fabiana se recuperaba de sus heridas físicas satisfactoriamente.
No así de las del alma, su lucha interna provocada por una maraña de sentimientos encontrados; la deprimía y la desorientaba acerca de su futuro.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar