Destino incierto -
Capítulo 35
Capítulo 35:
Uriel estaba preocupado por ese asusto.
“O el supuesto sapo es muy buen actor, o la información no salió de aquí, y fue el mismo Roque quien vendió la información, seguramente por una jugosa comisión”, dijo Uriel.
“De todas formas no hay que dormirse, camarón que se duerme, se lo lleva la corriente. Habrá que tirar una conchita de mango, a ver quién se resbala”, añadió Martín.
“Pero bueno, concentrémonos en un problema a la vez. Enfoquemos todas nuestras energías en el asunto de los chinos y luego veremos lo demás”, dijo Odín.
“Sí, estamos de acuerdo”, dijeron Alejandro y Uriel.
“Te agradecemos desde ya tu valiosa colaboración y tu apoyo incondicional. Este gesto es muy valioso para nosotros”.
La conversación se selló con un apretón de manos y unas palmaditas en la espalda.
“Quedamos así. Nos estamos comunicando cualquier novedad que se presente. Agradezco su invitación. El almuerzo estuvo a todo dar, muchas gracias. Me retiro, estamos hablando”, dijo Odín.
“Por nada hermano, el gusto ha sido enteramente nuestro, gracias a ti por venir”, dijeron con una amplia sonrisa, los Cruz.
“Vamos, te acompañamos hasta la puerta”.
“Despídanme de las señoras. Me dio gusto ver a mi hija tan repuesta. Observo que me la tratas muy bien, y quiero decirte que aunque no parezca, Alejandro; si me complace y me importa mucho que Fabiana este y se sienta bien”
“Bueno, amigos, hasta otra oportunidad, estamos en contacto”, dijo por último Odín subiéndose a su auto y retirándose del lugar.
Mientras transcurría la reunión en la oficina de Alejandro, las mujeres se reunieron en la salita de estar y mientras disfrutaban de un aromático café, y compartían un juego de damas chinas, animadamente, llevando una conversación ligera, tal vez por la presencia de Amalia, con quién Valeria, no llevaba una profunda relación de amistad, ni era persona que le inspirara mucha confianza.
Los tres hombres se quedaron un momento parados en la entrada principal, con el deseo de dar su apreciación con respecto del desarrollo de la reunión con Odín, y los resultados finales.
“¿Qué opinas de la actitud de Odín, papá?”, preguntó Alejandro.
“Bueno… considero que se mostró bastante receptivo y listo para ayudarnos. Desde luego que él es un hombre precavido y calculador, que sopesa los pro y los contra de cada movimiento que se le propone”, dijo Uriel con cuidado.
“No se va a exponer sin una causa justificada y sin que represente buenos dividendos a su favor. A la larga, sabemos perfectamente qué favor con favor se paga; de ese detalle tenemos que estar claros”
Uriel sabía que tarde o témpano Odín se cobraría los favores que les hiciera.
“Sin embargo, a este hombre lo podemos considerar un buen aliado, conoce gente influyente en lugares estratégicos; y nos conviene tratar de mantenerlo contento, y de nuestro lado”
Y mirando a Alejandro le dijo.
“Y esto va para ti, Alejandro, que eres el directamente responsable de tener contenta a su hija; oíste que fue enfático al respecto”.
“Ay papá, ya te vas a poner tú con eso..”.
“Hazme caso Alejandro, no lo tomes a la ligera, no sea que con tus arrebatos eches a perder las alianzas con Odín. Este hombre no se chupa el dedo. Mira que te lo estoy diciendo… en este momento lo tenemos comiendo en la mano, y ¡No quiero que eso cambie!”
“Estoy de acuerdo con papá, tienes que controlarte y darle un parado al maltrato que le tienes montado a Fabiana. Todo fluyó bien porque el viejo no se dio cuenta de los arañazos que tiene en las piernas y en los brazos esa muchacha; de lo contrario, estoy seguro, que las cosas hubieran pintado diferente”, comentó Martín.
“¡Bueno…! Pero ¿Qué pasó, me van a caer a golpes?”
“¡Nadie te va a caer a golpes, no seas pendejo! Simplemente, te estamos diciendo ¡Qué no seas tan bruto, hombre!”, le dijo el papá, sacudiendo su mano derecha.
“Si eso es exactamente, no seas tan bruto, tú creías que la chica no le importaba nada al viejo; pero ya viste que no es asi… ¡Te jodiste!”, le dijo su hermano, dejando notar un pequeño gesto de gusto.
A Alejandro no le gustó para nada la llamada de atención que le hizo su papá, de saber que el comentario se iba a tornar en su contra, no se hubiera quedado para oirlo; porque estas palabras ¡Simplemente lo reventaban!
No era hombre que tolerara llamadas de atención sobre su comportamiento, y menos si se trataba de… ¡Malditas mujeres!
Por toda respuesta, Alejandro solo atinó a decir, tratando de controlarse:
“Entremos papá, dejemos esta conversación hasta aquí, me parece lo más sensato”.
Uriel, pasando a la salita de estar, le dijo a su mujer.
“Vamos Valeria, se nos hace tarde para agarrar camino. Despídete”
“Está bien, Uriel… hasta luego Amalia, fue bueno compartir contigo. Chao Fabiana, me encantó verte”
Y dándoles un zendo abrazo.
Se retiró siguiendo a su marido.
En las semanas siguientes, Odín, comenzó a mover sus influencias y a cobrar favores entre la policía de bajo y mediano rango, para ir tanteando que tanto se sabía de las actividades de este grupo, que no era muy conocido dentro del medio porque hasta ahora sus golpes habían sido muy puntuales y enfocados con mayor interés a mercancías relacionadas con oro y piedras preciosas.
También gestionó investigaciones, entre miembros del bajo mundo, con el fin de unir información, a ver que se sacaba de aquí y de allá, y comenzar a dar forma a un trabajo de inteligencia que lo llevara a conocer de buena fuente; quienes estaban detrás de la autollamada organización de los chinos.
A todas luces se notaba que eran gente muy bien relacionada o involucrada directamente en puestos estratégicos dentro del gobierno.
Debía ser gente aliada con los políticos de turno, que conocían de cerca el tráfico comercial de productos seguros, que les aportaban jugosos dividendos. Esto se podía deducir, porque el crecimiento y la fuerza que habían ido tomando, demostraba que estaban bien apadrinados.
También se notaba que se manejaban con cierto grado de confianza, como quien es conocedor de antemano, de todo el movimiento y los contactos claves que se deben tener para este tipo de negocios.
Movían cantidades significativas de dinero y además tenían absceso a armas, lo que indicaba que se estaba formando un peligroso grupo camaleónico.
Odín sacó esta conclusión, dado que los movimientos que habían hecho hasta el momento, no solo eran certeros; sino que los pobres diablos que estaban presos, por haber caído en redadas policiales, supuestamente en persecución de elementos de dicha banda delincuencial; eran simplemente chivos expiatorios.
No era fácil seguirles el rastro y mucho menos descubrir a sus cabecillas, porque estaban camuflados, todo hacía pensar que fueran delincuentes de cuello blanco y que llenaban de falsos positivos cada una de sus actividades.
En vista de estas primeras apreciaciones, Odín llamó a sus socios Cruz, a su oficina, con el propósito de llevar a cabo una reunión urgente, para comunicarles los adelantos de sus investigaciones, oír sus opiniones y con base en las conclusiones que sacaran y al consenso resultante, crear el plan de acción para llevar a cabo sus propósitos.
Una vez que los Cruz escucharon el planteamiento de Odín, quedaron un poco preocupados.
Uriel, como la voz cantante de la familia, fue el primero en hablar, mientras el anfitrión les preparaba unos whiskys.
“Bueno, Odín, en primer lugar, gracias, por el interés que has mostrado en tus investigaciones, vemos que te has comprometido con la causa”, dijo Uriel complacido.
“Estamos observando que este grupo delincuente, están siendo bien asesorados, son resbaladizos, forman parte de varias organizaciones ilegales y por supuesto, todo esto los fortalece y los convierte en un hueso duro de roer”
Y esa era exactamente su preocupación.
“Sin embargo, considero que las labores de inteligencia están bien encaminadas, vamos a seguir de cerca todos sus movimientos, les pisaremos los talones, para estudiar cada detalle de los trabajos que realicen de ahora en adelante”
Sabía que ellos debían ponerse al día con eso.
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