Destino incierto -
Capítulo 26
Capítulo 26:
“Las ganancias se repartieron sesenta, cuarenta, porque no se tranzó por menos. Pero me parece bien ese trato, no salimos tan mal nosotros y siempre es mejor negociar de esta manera que perder todo el dinero o peor aún, perder la cabeza y pasar a mejor vida a esos infelices…, dijo como resignado.
“Son gente difícil para pagar y nos sacan de quicio, con su lloradera y sus disculpas cuando pasamos a cobrar; son capaces de matar la madre hasta cinco veces para no pagar los préstamos ni mucho menos los intereses de mora. Es más el tiempo, las rabias y el esfuerzo que el dinero que se recoge”.
“Bueno papá, esos son gajes del oficio, en este como en todo negocio unas son de cal y otras son de arena. Este y otros temitas tenemos que hablarlos cuando vengas, pero me parecen buenas noticias lo que nos has dicho; no podemos quejarnos, hasta el momento todo nos ha salido mejor de lo que esperábamos. Comunicate con Odín y me dices cuando vienen”, dijo Alejandro para terminar la conversación.
“Ok, muchachos, hablamos luego. Fabiana había pasado la prueba de tiro, que le había hecho Alejandro. De hecho, este quedó sorprendido de los adelantos alcanzados por la muchacha en tan corto tiempo”.
“A ver Fabiana, demuestra tus habilidades, pero ¡Mira para donde apuntas, no nos vayas a quitar la cabeza!”, comentó Alejandro con sorna.
Hugo dirigiéndose a Fabiana la animó diciéndole:
“Vamos, Señora Fabiana, haga de cuenta que está sola y tome posición y apunte al objetivo como ha venido haciendo en las Últimas prácticas, usted lo ha hecho muy bien. ¡Ánimo!”
Aunque Fabiana quería ignorar los comentarios mal intencionados de Alejandro, no podía evitar que le afectaran del todo.
Sin embargo, dándose valor a sí misma, preparó su arma, tomó la debida posición y apunto al blanco, disparando tres, cuatro y hasta seis veces, sin fallar ni una vez.
Volteó su rostro y enfrentó con la mirada a su esposo, sin decir palabra. Alejandro disimuló su sorpresa y agradado por la acción de su esposa y comentó:
“¡Bravo!, veo que dominaste tus temores a las armas de fuego. ¡Eso está muy bien! Ya te vas ganando tu puesto en la Familia Cruz, podemos empezar a contarte como una de nosotros sin tanta mojigatería”.
‘¡Vaya, tremendo honor!’, pensó Fabiana con ironía e impotencia.
‘¡Ya soy parte de la familia real de los capos, mejor no me puede ir! Pronto me darán el cetro de la reina de la mafia…’
“Te has ganado un premio, un bello regalo, por tu obediencia y desarrollo. Sacando un bonito estuche se lo dio para que ella misma lo abriera y pudiera apreciar a sus anchas su contenido”
Fabiana lo tomó en sus manos sin mucha emoción, pero no pudo dejar de sorprenderse por la belleza del arma que contenía.
Aunque no era su fuerte, admitía que esta arma le gustaba. De inmediato quiso manipularia, pero tuvo que ser ayudada y orientada por los dos hombres que la acompañaban a fin de aclarar algunos detalles para su adecuado manejo.
“¿Te gusta, Fabiana?”
“Sí, no puedo negar que es muy bonita y el tamaño también me gusta, creo que me cabría bien en cualquier bolso que decida usar..”.
Y mirando con picardía a Alejandro, le dijo:
“O si no… me la coloco en el muslo de la pierna derecha, como hace Angelina Jolie en las películas de Tomb Raider, así me vería más se%y. Alejandro le dio una mirada de reproche”.
“No te molestes Alejandro, solo estoy jugando”.
“Termina de madurar, crees que todavía estás en el colegio y me hablas como hablarías con tus tontos amiguitos, con puras babosadas..”.
Fabiana bajó la cabeza diciéndose para si:
“A veces me olvido, que este no es un ser humano normal, es solo un ser amargado hasta el tuétano”
Fabiana se sintió estúpida y menospreciada y solo se limitó a decir:
“Si, tienes razón, fue un tonto comentario, simplemente quería decirte que el arma es hermosa, nada más”
“Ahora sí, mi amor, nos vamos entendiendo, esta es una excelente arma alemana, es una pistola glock 43, pequeña y con un gatillo fabuloso; la conseguí a través de unos contactos estratégicos que comercian con armas”, informó.
“No me fue fácil hacerlo y por poco me cuesta un ojo, me especularon con el precio, porque cometí el error de dejar ver que tenía mucho interés en comprarla… pero ahí está finalmente. Era verdad que había tenido que pagar un buen dinero por el arma..”.
“El revolver que quería para ti no pude conseguirlo, está difícil la importación de armas; hay mucho control. Pero esta es casi que mejor arma. Por lo pronto ya tienes con que defenderte dado el momento. Ojalá no se presente, pero… nunca se sabe..”., y le ordenó.
“Ahora quiero que sigas practicando con ella, para que llegues a conocerla y manejarla con destreza y plena confianza”.
“Ok, gracias Alejandro, ahora solo falta que me saques de la jaula de oro en que me tienes para conocer las calles de la ciudad, a ver si tengo ocasión de estrenarla..”.
“¡Ay, Fabiana, como te gusta jugar con fuego! Se te da la mano y te tomas el pie… ¿Quién te entiende? ¡Cuándo aprenderás a simplemente quedarte callada! ¡No me torees!”
Acto seguido, tirando con brusquedad sobre la mesa un rifle de largo alcance que había tomado para practicar, empujó por el hombro a Fabiana, diciéndole.
“¡Vamos mujer, contigo no se puede!”
Y dirigiéndose a Hugo, le dijo:
“Gracias Hugo, has cumplido bien la misión, hiciste un buen trabajo, no esperaba menos de ti”
“Estamos a la orden patrón, como siempre, pa lo que salga..”.
“Sí, eso te iba a decir, estamos en la labor de reclutar hombres, quiero gente joven, que no tengan miedo a nada de lo que tengan que enfrentar, que no se me arruguen ante las circunstancias que se les presenten”, explicó.
“Bueno, pues que le salgan al toro… gente tranquila y sin nervios que aprenda a respetar al patrón, y algo primordial, que mantengan la boca callada y sean leales a la causa”, Alejandro hizo una pausa.
“Tengo que ser extremadamente exigente en esto. He puesto la mirada en algunos jóvenes del barrio, a los que le hemos ayudado a ellos y a sus familias, en varias oportunidades. Pero hay que ir con calma, no boletiarnos demasiado; voy poniéndolos a prueba, poco a poco y ahí iremos viendo quién sirve y quién no. Ya vela el potencial en esos muchachos, además, tenían necesidades económicas, eran de bajos recursos y siempre era una buena razón para ingresar al negocio, tener como mantener a sus familias”.
“Te lo digo para que vayas preparándote para recibir unos cuantos muchachos para entrenamiento, quedamos sin dos buenos tiradores y eso nos afecta, hay que reemplazarlos lo más pronto posible”.
“Si, señor, estamos listos, no hay ningún problema. Como siempre usted manda”.
Haciendo un gesto con la mano a Fabiana, le ordenó seguirle.
“Tú no aprendes mujer… te he dicho que no me contestes nada delante de la gente y mucho menos de extraños. Cualquier comentario me lo dices en privado. Me estás obligando a ser más drástico contigo de lo necesario, no intentes avergonzarme, porque mi respuesta a tus avances intrépidos, no te va a gustar. ¡Me debes una!”
…
Pasadas dos semanas, Odín confirmaba la aceptación a la invitación a almorzar y a hacer un brindis, hecha por sus socios, los hombres de la familia cruz, en ocasión del buen trabajo realizado, en torno al cobro de cuentas tanto de la traición de Roque, el joyero, como de la osadía de venganza, de José su hijo, con el atentado criminal a los dos hombres de confianza de Alejandro.
Asi como del dinero por concepto de deudas morosas, recaudado por las eficaces tácticas hechas por las manos de Odín y sus hombres.
Fabiana fue informada por su marido que iban a recibir la visita de su suegro, de la manera indelicada y malévola con que acostumbraba a hacerlo.
“Mira Fabiana, este viernes viene a casa tu papá y, desde luego, no fue su idea, ni el amor que te tiene, ni el deseo de saber de ti lo que lo movió a venir, sino el compromiso por aceptar una invitación hecha por mi padre, con el propósito de presentarle nuestros agradecimientos, por sus buenos oficios en beneficio de nuestra organización”
Alejandro comenzó a destilar su veneno.
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