Destino incierto
Capítulo 25

Capítulo 25:

“Buenos días, Hugo, te cuento que estoy nerviosa, nunca me he interesado por las armas, es algo que no va con mi manera de pensar, ni con mi personalidad. No concibo atacar deliberadamente a alguien bajo ninguna circunstancia. Te ruego el favor, me tengas algo de paciencia”

“No, se preocupe, señora Fabiana, la entiendo perfectamente, todo comienzo es difícil y el manejo de armas puede llegar a ser muy intimidante; para eso estoy aquí”, dijo en forma de juego.

“Para ayudar y orientar a los novatos..”., y sonrió.

“Iremos avanzando con calma, un paso a la vez. Hoy solo le mostraré el equipo que vamos a usar y le mostraré varios tipos de armas, solo para que las conozca y se familiarice con ellas”, explicó.

“Le mostraré las municiones, la forma de cargarlas y de descargarlas, las precauciones que se deben tener para su manejo, porque déjeme decirle que hay normas básicas de seguridad que tenemos que acatar celosamente; tenemos que evitar los accidentes a toda costa y hay otros detallitos que debe usted conocer antes de empezar”.

“Hay, gracias Hugo… ¡Me imaginé que hoy me ibas a poner a disparar!”, dijo sonriendo.

“Ya me había formado una película en la cabeza, es que como Alejandro todo lo dice así… tan crudamente, una se imagina lo peor..”.

“Por lo pronto vamos a hacer nuestra rutina con los perros y a trotar un rato y así se tranquiliza y olvida un poco la presión”.

Fabiana, de un tiempo acá, comenzaba a sentirse muy cómoda en presencia de Hugo; se había dado cuenta de que podía confiar en su criterio y acatar sus consejos.

Con él se sentía protegida.

Por las semanas siguientes, todo el interés de Fabiana se concentró, en la tarea asignada por su marido, y como por fortuna había tenía una buena línea de comunicación con su profesor, las cosas al fin y al cabo habían resultado fáciles y hasta divertidas.

En su mente retumbaba el: ponte los lentes de protección, y los audífonos para tus oídos… y ¡No, Fabiana, así no!, ¡Cuidado, apunta el arma a lugar seguro!

¡Pon atención a la línea de fuego! Y no guardes el arma cargada… ya te lo he dicho… y guárdala en su estuche.

Recordaba los ojos de Hugo mirándola con suave reproche cuando le hacía estas observaciones y sin querer comparar… pero en manos de Alejandro este entrenamiento hubiera sido insufrible, quién sabe si ella hubiese sido siquiera capaz de tomar, por fin, un arma en sus manos, Uno de esos días, de repente, como todo lo que solía hacer Alejandro; se levantó de la cama y mirando con detenimiento el rostro de su esposa, le dijo con sarcasmo:

“¿Y, tú? Estás diferente. Te veo más contenta, más sonriente; ¿Te comiste un payaso? ¡Vamos levántate! Voy a observar tus avances, ¿Aprendiste algo de lo que te enseñó Hugo en todo este tiempo?”

“Pues, no pude comerme un payaso, aunque hubiera querido, y sí… estoy más relajada porque ahora cuento con cuatro peludos mejores amigos, con los que me comunico mucho mejor que con ciertas personas con las que convivo”

Fabiana, parándose de un salto, lanzó una mirada retadora a Alejandro y le dijo:

“Vamos, pues, estás perdiendo forma, has descuidado tu entrenamiento diario y te empieza a crecer la barriga. ¡Mucho trabajo, mucho trabajo!”

Alejandro, por toda respuesta, se miró y se sobó la barriga, y le dijo:

“Vamos..”.

“Hugo, ¿Cómo estás?”

Saludaron el par de esposos.

“¡Hola, Señor Alejandro, señora, ¿Cómo les va?””

“¡Bien Hugo, gracias!”, respondió Alejandro

“Dime ¿Cómo se porta la alumna?, ya tiene casi tres meses practicando, vengo a ver sus avances..”.

“Bien patrón, no tengo quejas. En principio, como usted sabe, estaba muy nerviosa, pero ya esa etapa está superada. Ella ha puesto mucho interés y de verdad no me ha sido difícil enseñarle”, explicó.

“¡La señora es una buena alumna! Ha demostrado que lo que se propone lo logra a pesar de sus miedos… Con todo respeto patrón, su esposa es una chica fuerte y valiente”

“Ah… sí, pero ¡No me la ponderes tanto porque no va a caber dentro de la ropa!”

Se oyó una risa general.

“Ok, vamos a correr un rato, nos vemos ahora Hugo en el campo de tiro, voy a ver si la chica, como tú dices, pasa el examen”.

“Copiado patrón, nos vemos ahora”

Alejandro tomó a Furia y Máximo y Fabiana a Thor y a Ares y se encaminaron hacia las caballerizas.

Viéndolos así, daban la impresión de ser una pareja feliz, pero qué distante estaban de que esa impresión fuera una realidad en sus vidas.

Uriel estaba empeñado en descubrir el escondrijo de José, el hijo mayor de Roque, el joyero, como había comentado, no se podía dejar ese cabo suelto porque en algún momento los sorprendería con alguna de sus jugadas.

Ese era un individuo peligroso y sin escrúpulos, aún más que su padre, y esto era mucho decir, porque Roque era un mafioso y estafador de primera clase.

No solo a ellos les había fallado, sino, según se enteró después, eran varias las familias afectadas por las mañas de ese sucio ladrón.

De manera que, Roque tenía ya desde hacía tiempo sus días contados; solo que les tocó en suerte a los Cruz, ponerle el cascabel al gato.

Por medio del rastreo de una llamada telefónica que hizo a un compinche de su club de amigas para pedir ayuda; dio pie para ser descubierto, escondido en una bodega de almacenaje de partes y repuestos de carros robados, ubicada en la zona industrial de la ciudad, propiedad de uno de sus compinches.

Un deshuesadero como llaman a estos lugares en el bajo mundo.

El dato se lo pasaron a Odín y este último a su socio Uriel; quien sin demora envío a sus hombres a acabar con el problemita con la recomendación de siempre: Sin dejar rastro. Aunque la recomendación sobraba, era costumbre hacerla por si las mosca.

En esta clase de asuntos era mejor redundar que cometer un error por descuido.

En esta industria del crimen, extorsiones, secuestros, sicariato, trata de personas, robo de vehículos, venta de dr%gas, tráfico de armas, contrabando, estafas y muchas otras perlas como estas, ninguna recomendación parecía ser suficiente para los cerebros de la mafia, pero igual o peor para sus secuaces, porque su propia vida estaba en juego por cualquier equivocación, por pequeña que está fuera.

Una vez considerada y confirmada la muerte de José.

Uriel informó a sus hijos la buena noticia de la misión cumplida; acción que fue recibida por ellos de forma festiva, haciendo alarde de su astucia y buena suerte.

“Oye papá, qué bueno… nos hemos quitado un peso de encima… porque ese tipo se nos estaba convirtiendo en un dolor de cabeza”, comentó Martín.

“Si, y se había convertido, literalmente, en un ratón de ferretería, ¿Cómo podíamos haberlo encontrado antes?, ¡Tenemos que hacernos a un contacto tan eficaz, como el del suegro!”, dijo Alejandro riendo.

“¡Sí, carajo! De lo contrario no lo hubiéramos ubicado tan rápido, debemos reconocer que este tipo nos colaboró bastante en este pedo. ¡Estoy contento, nos deshicimos de una lacra!”, dijo Uriel.

“Bueno papá, nos queda celebrar. Acércate por acá y hacemos un brindis, invita a Odín para agradecerle y de paso que visite a su hija, digo… si es que ella le interesa como persona, aunque sea un poco; porque como mercancía ya vimos que le fue muy valiosa”, comentó por último Alejandro; con risa burlona.

“Mmm, me parece buena idea, hablaré con él al respecto, tienes razón, no podemos dejar pasar sin celebrar este detallazo de nuestro buen socio Odín”, comentó Uriel.

“En otro orden de ideas les cuento que Odín terminó de cobrar las cuentas morosas que teníamos en San Felipe; es tenaz en ese tipo de trabajo, estoy pensando en ordenar las cuentas pendientes de las zonas tres y cuatro, las que no alcanzaron a cobrar tus hombres y se las voy a pasar para que nos haga esa labor”, dijo.

“Los hombres de Odín son duros, no le dejan pasar una a nadie y tienen sus métodos de persuasión seguros. Quedé muy contento con los resultados obtenidos”, continuó informándole a sus hijos.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar