Destinada a ellos
Capítulo 65

Capítulo 65:

Lo imité mi tono y el suyo eran similares, pero aparentemente él se tomaba las cosas más a pecho que yo. Emitió entonces un sonido amenazante que rebotó en los azulejos, haciéndome dar un respingo.

Luego, salió del baño dando un portazo y le hice pistola. Al terminar de ducharme entré en la habitación. Cyrus estaba sentado en el borde de la cama y solo tenía puestos unos pantalones cortos.

Me detuve a contemplar su magnífico cuerpo, pero al cabo de un rato salí de mi ensimismamiento y desvié la mirada.

“Y ahora, ¿Qué sucede”?”, le pregunté mientras me veía entrar en el vestidor.

“Podría decirse que no hay ningún problema y al mismo tiempo existen todo tipo de inconvenientes. ¿Amas a Sam?”, repuso.

“¡Y dale con lo mismo!”, protesté. Ya estaba harta de que me hiciera esa pregunta.

“¿Abrigas sentimientos románticos hacia él?”, me preguntó.

“Debo admitir que anteriormente me sentía atraída por él, pero ya no”, confesé.

“¿Y qué hay de nosotros? ¿Qué sentimientos despertamos en ti?”, quiso saber.

“Apenas los conozco”, contesté, pese a que era mentira. De inmediato me arrepentí de aquella declaración.

“Mmmm”.

Guardé silencio, pensativa. Sacudí la cabeza. Me preguntaba si todo se reducía al vínculo o si en realidad albergaba sentimientos románticos hacia ellos.

“Ya llegarás a amarnos”, señaló, haciéndome dar la vuelta y salir mientras se ponía una de sus camisas.

“¿Cuándo volverá Eli a casa?”, insistí, esperando que esta vez sí me diera una respuesta.

Entonces se escuchó la voz de Eli, que desde la entrada dijo, dando una respuesta breve a mi interrogante:

“Regresé hace 5 minutos”.

“¡Volviste!”, exclamó Cyrus, ligeramente sorprendido. No lo habíamos oído entrar.

“Sí. Estaba en el sótano”, respondió.

“¿Que dijeron?”, le preguntó Cyrus. Confundida, mis ojos fueron del uno al otro.

“Luz verde”, replicó. Entonces Cyrus me echó un vistazo, nervioso, antes de mirarlo de nuevo.

“¿Qué significa luz verde?”, les pregunté mientras los miraba. Quería saber qué había en el sótano.

“¿Cuándo?”, le preguntó Cyrus, ignorándome.

“Después de que ella se haya apareado”, respondió.

“¿Acaso no me he apareado ya? ¿Qué sucederá después?”, repuse sorprendida.

“No te has apareado, solo has sido marcada. No se puede considerar que te hayas apareado hasta que te hayamos marcado mientras sostienes relaciones se%uales con nosotros”, explicó Eli.

“¿Qué hay en el sótano?”, pregunté, intrigada por el hecho de que Eli hubiera estado allí.

“Herramientas, básicamente”, se apresuró a responder Eli.

“¿Qué demonios está sucediendo?”, interrogué, pero no quisieron decirme nada.

“¿No prefieren hablar con ella primero?”, le preguntó Cyrus a Eli.

“No, ya me encargué de eso. Ya estamos autorizados para actuar”, respondió.

“¿Por qué no me dicen qué diablos está sucediendo?”, pregunté, ansiosa.

Ambos me miraron pero guardaron silencio.

“¿Qué hay de tu visitante?”, le preguntó Eli a Cyrus.

“Se marchó hace poco tiempo”, repuso.

“¡Maldición! Esperaba que lo mataras”, murmuró Eli mientras yo le lanzaba una mirada hostil.

“¿Por qué deseas que alguien muera? ¿Qué te sucede”?”, le pregunté, indignada.

“¿Qué podría estar sucediéndome? Tengo una compañera infiel a la que le gusta verse a escondidas con otros hombres y que, para colmo de males, se reunía secretamente con él en mi propia casa”, repuso quejumbroso.

“Por enésima vez te digo que solo es un amigo”, le espeté, harta de su cantinela.

“Un amigo que te folló durante años”, repuso en tono irónico.

“Estoy segura de que ya perdiste la cuenta de con cuántas personas has sostenido relaciones se%uales a lo largo de tu vida”, repliqué en tono mordaz, al notar su marcado interés en la historia de mi se%ualidad.

“Jamás he llevado la cuenta, pero te aseguro que nunca me he escabullido de mis parejas, como lo has hecho tú”, repuso.

“Te juro que no sostuvimos relaciones se%uales, solo conversamos un rato”, repliqué.

“Tal vez tú no, pero él sí, así que no quiero que vuelvan a verse. Estoy hablando en serio. Si vuelvo a encontrarlo aquí te encerraré en esta habitación”, me advirtió.

“No puedes hacer eso. Dijiste que podía visitarme. ¡Ayúdame, Cyrus!”, protesté, volviéndome hacia este.

“No. Eli tiene razón: tendrás que cortar todos los lazos que te unen a Sam”, me conminó.

“Él pronto dejará de ser un problema. La organización le ha estado siguiendo los pasos, así que no permanecerá aquí durante mucho tiempo”, indicó Eli.

“Explícate”.

“Verás, Sam violó tanto las leyes de la organización de cazadores como las de la asamblea de seres sobrenaturales. No debería estar aquí, tienes suerte de que sea tu amigo, pues de lo contrario seguramente ya lo habríamos matado. Tendríamos derecho a hacerlo, pues ha penetrado en nuestra propiedad y tocado a nuestro compañera sin contar con el visto bueno de la asamblea”, argumentó.

“¿De veras lo harían?”, pregunté, horrorizada.

No podía creer que mataran a alguien por algo tan insignificante como visitar a una amiga.

“Te aseguro que lo haré si se atreve a regresar de nuevo o se pone en contacto contigo de cualquier manera. Te aseguro que no estoy bravuconeando, no solo cazaré a ese b$stardo , sino que además te obligaré a ver cómo lo descuartizo”, me amenazó Eli al tiempo que daba un paso hacia delante. Retrocedí, intimidada.

“Recuerda que eres nuestra, así que más te vale que no te acerques a él. Espero que me obedezcas porque no habrá una nueva advertencia. Te juro que si los veo juntos vas a lamentar las consecuencias”, me advirtió.

“Pero va a regresar mañana”, repuse, angustiada.

“Será mejor que se vaya antes, pues de lo contrario encontrará la muerte. Es así de simple”, dijo en tono amenazante mientras salía airadamente de la habitación.

Cyrus lo siguió y oí que cuchicheaban mientras bajaba las escaleras tras ellos. Eli volvió al sótano, y cuando fui hasta allí con la intención de hablar con él, encontré la puerta cerrada con llave, lo cual me pareció sospechoso.

Me preguntaba qué ocultaban en el sótano con tanto celo. Estaba decidida a averiguarlo, aunque ello supusiera esperar toda la noche a que se durmieran.

No tuve noticias de Sam durante el resto del día, pero sabía cuál era la razón, Eli se había rehusado a desbloquearlo de mi teléfono.

Eli permaneció en el sótano, ocupado en algo que yo ignoraba, mientras que Cyrus rondó a mi alrededor todo el día, negándose a responder mis numerosas preguntas.

Inicié sesión en F$cebook, en mi teléfono, mientras preparaba la cena, y tuve que reprimir una sonrisa al ver un mensaje de Sam. Sin embargo, desapareció de mi rostro en cuanto lo leí.

[Sam: Tienes que alejarte de ellos de inmediato. No tengo la menor idea de cuál fue el plan que urdieron con la asamblea, pero, por desgracia, ya no podré ayudarte. Si consigo escaparme iré a buscarte].

[Yo: Explícate].

Sin embargo, cuando envié este último mensaje él ya no estaba en línea. El mensaje había sido enviado poco tiempo después de que Eli llegara a casa.

¿Acaso la asamblea lo había encontrado tan rápido? ¿Cuál era el plan de la asamblea y ellos?

Cyrus se levantó de la mesa, así que rápidamente cerré la sesión y dejé mi teléfono en la encimera.

“¿Por qué ha cambiado tu humor?”, me preguntó. Luego, tomó mi teléfono, desbloqueó la pantalla y revisó su contenido durante un rato.

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