Destinada a ellos
Capítulo 53

Capítulo 53:

Salí de la cocina y la dejé con él, podía sentir sus ojos clavados en mí mientras salía de la habitación y me dirigía al cobertizo. Agarré el martillo a punto de romper el teléfono cuando entró.

“¿Seguro que es prudente?”, me preguntó.

“Deberías estar con Addie”, le dije antes de romper el teléfono y agarrar un cubo. Lo llené con agua del fregadero de la esquina del cobertizo antes de dejar caer el teléfono en él.

“Si intentas controlarla, sólo conseguirás alejarla. Tienes que confiar en ella, ¿Cómo esperas que confíe en nosotros si tú no confías en ella?”

“Bueno, si la marcaras no sería un problema, y no estaba escondiendo un teléfono para contactar con un antiguo amante”, repliqué, molesto de que se negara sin su permiso.

“Quiero que me quiera en sus propios términos, no la forzaré. Pero si la aíslas de todo el mundo, querrá huir”, me espetó.

“Y si él se lo dice entonces qué, no voy a tenerla corriendo por ahí con los gustos de un maldito cazador, uno del que ella está enamorada”

“Ella no lo ama, solo cree que lo ama”, dijo pellizcándose la piel entre los ojos con frustración.

“A través del vínculo me parece que está enamorada de él”

“¿Alguna vez pensaste que tal vez ella lo quiere porque le dijiste que no puede tenerlo?”, dijo, provocando que lo mirara.

“Déjala que lo descubra por sí misma”, dijo.

“Así que estás feliz de que ella esté con él, ¿Simplemente renunciar a ella?”

“No voy a renunciar a ella, pero no voy a forzarla, ya la forzamos aquí, el vínculo se activará con o sin mí marcándola. Lo estropeamos todo al hacer un escándalo con Sam y eso ha despertado su curiosidad”

“Y si se lo cuenta, se entera de lo que hicimos, ¿De verdad crees que será tan indulgente como para aceptarnos?”

“El vínculo no le permitirá irse, ¿Por qué no puedes entender eso?”, argumentó.

“Ese no es un riesgo que esté dispuesto a correr, márcala Cyrus o déjame hacer las cosas a mi manera”, le dije.

“¿Va todo bien?”, preguntó Addie entrando, debía de habernos oído discutir.

La miré tratando de mantener mi enojo fuera de mi rostro, no debió haber funcionado porque dio un paso atrás.

“Todo está bien, vuelve dentro, entraremos enseguida”, contesté. La vi marcharse esperando a que no la oyera.

“Olvídalo, ella nos lo dio, no pensaría que íbamos a dejar que se lo quedara”, contesté y él me fulminó con la mirada antes de salir tras ella.

Cyrus siempre estaba dispuesto a hacer todo lo posible por ella, aunque eso significara que nos dejara.

Me irritaba, si la hubiera marcado habríamos acabado con este asunto de los cazadores y la habríamos cambiado.

Ese era el objetivo final, pero para que ella estuviera de acuerdo, tenía que estar completamente unida a nosotros. Sin eso, nunca aceptaría renunciar a su familia para siempre.

Los vampiros recién nacidos eran impredecibles e íbamos a tener bastantes problemas para conseguir que el consejo accediera.

Así que si ella no lo elegía cuando hablaran con ella, no aceptarían que nos quedáramos con ella, la matarían sin miramientos y sin tener en cuenta que era nuestra compañera.

Aunque sabía que Sam también tenía influencia en nuestro consejo, podría convencerlos de que nos obligaran a entregarla a organizaciones rivales que trabajan juntas para mantener el orden y, por desgracia, Addie está vinculada en más de un sentido a ambos bandos.

Si Sam le contaba nuestras intenciones, ella podía huir, no era que fuera capaz de esconderse de nosotros, ni yo dejaría de buscarla, luego estaba nuestro otro problema.

Sam sabía lo que había pasado cuando estaba allí, si se lo contaba nos odiaría, haciéndolo todo más difícil.

Salí del cobertizo y entré en el vestíbulo. Los busqué y encontré a Addie en la sala de estar. Estaba sentada en el sofá, parecía aburrida, Cyrus no aparecía por ninguna parte.

“¿Dónde está Cyrus?”, me preguntó con la mirada puesta en mí.

“¿No lo has visto?”, le pregunté con confusión, Creía que había vuelto con ella. Al oír pasos detrás de mí me giré y lo vi caminando hacia mí y saliendo de la cocina con las llaves en la mano.

“Estoy aquí”, dijo, y pude sentir su ira ardiente a través del vínculo, su necesidad de alimentarse mientras intentaba apartarla.

Apreté los labios. Estaba enfadado y pude ver que esta no iba a ser la última discusión sobre este tema. Él la marcaría o yo la encerraría, él lo sabía.

Esa fue la razón por la que llegamos a ese lugar, para mantenerla alejada de Sam. No iba a permitir que anduviera por ahí con él,

“Deberíamos ir a trabajar”, le dije y ella se levantó recogiéndose el cabello por encima del hombro. Cyrus salió y se dirigió al auto.

“¿Qué le pasa?”, preguntó deteniéndose a mi lado y mirándome.

“Nada. Ven, debemos irnos”, le dije, colocando mi mano en la parte baja de su espalda y acompañándola afuera.

Cyrus subió al asiento del conductor y arrancó el auto. Addie se subió atrás y en vez de subirme al lado de él, me subí atrás con ella, necesitaba que calmara a la bestia que llevaba dentro. Que calmara mi mente acelerada.

Nos dirigimos a la ciudad, fuera cual fuera el motivo de su discusión, todo el trayecto en el auto se volvió tenso.

Se podía sentir la tensión en el aire, su ira irradiando como una nube oscura. Era sofocante. Después de conducir durante diez minutos, el ambiente se volvió demasiado tenso.

“¿Qué pasa? Llevan todo el camino mirando por el parabrisas”.

“Nada de lo que tengas que preocuparte, todo va bien”, dijo Eli, y oí a Cyrus maldecir en voz baja y luego lo miró por el retrovisor.

“Obviamente algo está pasando, me habría quedado en casa si ustedes dos sólo fueran a mirarse y a refunfuñar entre ustedes”

“A dónde vamos nosotros, vas tú”, afirmó y yo puse los ojos en blanco.

“Como quieras”, le respondí mirando por la ventana. Él gruñó a mi tiempo.

“No te desquites con ella o tú y yo tendremos problemas”, le advirtió Cyrus parándose en una plaza del aparcamiento subterráneo en el que acaba de entrar.

“Ya tenemos problemas, hasta que no hagas lo que te pido eso no cambiará”, le respondió.

“No va a pasar, así que lidia con ello”,

“¿Lidiar con qué”?”, pregunté, confundida por su pelea de amantes.

Cyrus iba a hablar cuando Eli le agarró del hombro. Lo ignoró y se giró en su asiento para mirarnos.

“Quiere completar el vínculo, quiere que te marque con o sin tu permiso porque le da paranoia que te escapes con tu ex”, dijo.

“Te di el teléfono ¿No?”, pregunté mirándolo. Él se encogió de hombros sin darle importancia.

“Eso no cambia el hecho de que necesitas que te marquen y cuanto antes mejor. Estoy harto de esperar”, me soltó antes de abrir la puerta y salir.

Salió dando un portazo.

“No lo haré, Addie, no tienes que preocuparte”, añadió Cyrus.

“¿Y si te obliga?”

“No puede, no lo haría, aunque lo intentara. Quiero que quieras que te marque, hasta entonces esperaré”

“Pero está causando problemas contigo y con Eli”, dije y él observó la figura de Eli que se retiraba por la ventana.

“Llevamos juntos mucho tiempo. No tienes que preocuparte ni por él ni por mí, no vamos a ir a ninguna parte, aunque estemos en desacuerdo”, afirmó antes de abrir la puerta de su casa.

Caminamos a través del aparcamiento y luego a través de unas puertas correderas que conducían a un pequeño vestíbulo. Este edificio sólo tenía tres plantas, mucho más pequeño que el de casa.

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