Destinada a ellos
Capítulo 44

Capítulo 44:

“De modo que tienes mis bragas”, le dije.

Entonces él se ruborizó, se volvió y salió. Cyrus se rio de él, sacudiendo la cabeza.

“Entonces, ¿Cómo lograste lucir así?”

“¿Por qué me lo preguntas? ¿Acaso estás pensando en un cambio de carrera?”

“No, solo siento curiosidad”.

“Cuando era humano me dedicaba principalmente a las labores agrícolas, aunque ocasionalmente laboraba como herrero, albañil y minero. Las cosas eran muy diferentes en ese entonces. Tenías que hacer todo tipo de trabajos difíciles, pues, a diferencia de hoy en día, no había muchas oportunidades ni trabajos que no supusieran esfuerzo”.

Asentí con la cabeza mientras trataba de imaginar cómo era la vida en esa época. Probablemente la vida de una mujer era muy complicada.

“¿Y la familia?”

“¿Que hay con ella?”

“¿Tenías una familia?”

“Tenía una familia, como todos. Estaba casado y tenía una esposa que era una fregona”.

“¿Qué le ocurrió?”

“Murió víctima de la peste, poco tiempo antes de mi transformación”.

“¿Cómo se conocieron tú y Eli?”

“En una taberna. Estaba allí con su manada y yo entré allí, sediento de sangre. Su aroma me atrajo hacia ese lugar. Pero a él no le interesaba mucho ser mi compañero. Estaba enojado”, dijo sonriente mientras recordaba aquel gracioso incidente.

“¿Por qué no le atraías?”, le pregunté, pues me parecía que hacían buena pareja.

“Porque no era homose%ual. En cambio, yo nunca he encajado en los estereotipos, soy bisexual. Pero él solamente había tenido relaciones se%uales con mujeres, así que en su concepto todas las parejas debían ser heterosexuales”.

“¿Por qué razón cambió de opinión?”

“Debido al vínculo de pareja. Además, al igual que te sucede a ti, le resultaba imposible sustraerse a mi encanto y quería aventurarse en terrenos inexplorados”.

“¿Te disgustó que note quisiera?”

“No. Estaba convencido de que él era mío, solo que en aquel momento él no lo sabía”.

“En todo caso fuiste tú quien me buscó”, señaló Eli al tiempo que volvía a entrar, Cyrus cerró su rociador y yo hice lo mismo. Luego, tomé una toalla.

“Vamos, no mientas. Fuiste tú quien me buscó”, lo contradijo Cyrus.

“Te busqué, pero para pedirte que te alejaras”, replicó manteniendo su rostro seria. A mí su relación me parecía fascinante, pues se trataban con desenfado.

“Fue como si abriera la puerta y tú prácticamente te abalanzaras sobre mí”, le dijo Cyrus.

“Me sentí embriagado por tu esencia. Fue un momento de debilidad”, se burló Eli. Cyrus avanzó hacia él, sonriente, y Eli retrocedió hacia la habitación.

“No recuerdo que las cosas hayan sido así. ¿Te importaría repetirlo?”, dijo Cyrus.

Eli bufó pero Cyrus lo agarró por la camisa, lo atrajo con fuerza hacia él y unió sus labios a los suyos. Eli deslizó su mano por el pecho firme de Cyrus y me sentí excitada al verlos juntos.

Flotaba en el ambiente una atmósfera de erotismo, devoraban sus labios mutuamente, sus manos recorrían sus cuerpos y se aferraban el uno al otro. Cyrus se apartó un poco y luego volvió a besar a Eli.

“Disfruta el espectáculo. Tienes un aroma xquisito, querida. Únete a nosotros”, me dijo Cyrus al ver mi rostro ruborizado.

Apreté los labios mientras pensaba qué sentiría si me uniera a ellos. Aquel pensamiento hizo que mi cuerpo se estremeciera.

Eli gruñó suavemente, lo que me impulsó a mirarlo.

“Me encantaría saber qué pensamientos cruzan por tu mente en este momento, por qué te sientes tan excitada”, me dijo mientras miraba mi pecho me dijo mientras miraba su bestia.

Sacudí la cabeza, pues me sentía demasiado avergonzada para responder a su pregunta. Yo había visto películas pornográficas anteriormente, pero nunca un trío.

Cyrus se volvió hacia mí con la toalla a la altura de sus caderas. Su zona íntima quedaba oculta por la toalla, de modo que mis ojos inquisidores no podían verla.

Avanzó hacia mí y agarró mi rostro mientras me lanzaba una mirada hipnótica.

“¿En qué estás pensando?”, me preguntó y no pude dejar de responder a su pregunta.

Su aroma era enloquecedor, sus manos ejercían un efecto sedante sobre mí mientras se deslizaban por mis brazos. Me sentía extasiada mientras recorría mi cuerpo con sus manos.

“Me preguntaba qué sentiría al estar con ustedes dos”, respondí.

Cyrus separó sus labios y me hizo estremecer al posarlos junto a mi oído y besar mi piel, mordisqueándola y chupándola suavemente.

“Podemos enseñarte toda clase de cosas, querida”, me dijo.

Ese pensamiento me excitaba y asustaba a la vez.

“Te gustaría. Estás destinada a ser nuestra en todos los aspectos”, me dijo Eli, acercándose, mientras su cálido pecho presionaba mi brazo, haciéndome mirarlo.

Los labios de Cyrus entraron en contacto con mi piel, haciendo saltar chispas por todo mi cuerpo mientras me acariciaba con suavidad.

Eli me tomó por la barbilla y me besó, su lengua se movía entre mis labios entreabiertos mientras se deleitaba con cada rincón de mi boca.

Las manos de Cyrus se deslizaron por mi costado. Tomó mis senos a través de la toalla y los apretó. Chupó mi piel con sus labios y de repente sentí que sus colmillos rozaban mi cuello, haciendo un leve corte en mi piel.

Me sentí atemorizada al ver que mi cálida sangre corría por mi piel y luego sentí que su lengua se deslizaba a lo largo de mi piel.

“Deja que Cyrus te marque”, me susurró Eli mientras me besaba.

Los labios de Cyrus descendieron hasta mi clavícula mientras que las manos de Eli aferraban mi toalla y me despojaban de ella.

Ahora estaba completamente desnuda. Cyrus hundió la cabeza en mi pecho, sus labios oprimieron mis pezones, haciéndome g$mir de placer mientras besaba a Eli.

De repente escuché el estridente ruido de una alarma, proveniente de la cocina. Eli se apartó y escuché que Cyrus emitía un sonido en señal de disgusto.

Ello impidió que yo accediera a la petición de Eli, al hacer que volviera a pensar con claridad. Cyrus levantó la cabeza y luego me atrajo hacia él, mientras Eli salía de la habitación para ir a apagar la alarma.

“Vas a dejar que te marque. No quisiera obligarte a ello, pero necesito marcarte pronto”, me dijo Cyrus al tiempo que apretaba mi cuerpo contra su pecho.

“¿Qué sucedería si no dejo que me marques?”, le pregunté.

“Quiero ser una mujer libre”, añadí.

“Perdiste tu libertad en el momento en que te cruzaste en nuestro camino. Ahora eres nuestra y no estamos dispuestos a compartirte con nadie. Sé que crees amar a Sam, pero solo estás confundida. No puedes amarlo”, replicó.

“No amo a Sam. Bueno, lo que quiero decir es que ahora las cosas han dado un giro dramático”, señalé.

Mis palabras constituían más una declaración para mí misma que una réplica a sus afirmaciones. Eli regresó a la habitación y se detuvo en el umbral.

“El té está listo”, anunció mientras nos miraba.

Vi que sus ojos se tornaban de un color ónice al contemplar mi desnudez.

“Te daré tiempo para pensarlo, pero te advierto que mis ansias de marcarte van en aumento y no sé si podré contenerme mucho más tiempo”, declaró Cyrus al tiempo que me besaba en la frente.

Luego, se alejó. Entró en el vestidor. Luego, salió de él vistiendo un par de calzoncillos y llevando una camiseta en su mano, la cual me entregó.

“¿Está mi morral por aquí?”, le pregunté, pues sabía que mi pijama estaba en él.

“No. Todavía está en el automóvil”, respondió Eli.

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