Destinada a ellos -
Capítulo 45
Capítulo 45:
Luego, me coloqué la camisa, que me llegaba hasta la mitad de los muslos, como si fuese un vestido.
“¿Por qué no tomas el té con nosotros? Si quieres podemos charlar”, me dijo Eli mientras me escrutaba con la mirada.
Extendió su mano y luego avanzamos juntos por la casa hasta llegar a la cocina. Después de cenar me dejaron sola. Vi la televisión mientras ellos no estaban y me preparé algo.
Cuando regresaron Eli se veía un poco tenso. Me di cuenta de que acaba de bañarse porque su cabello aún estaba húmedo y ya no tenía puesto su traje, sino unos pantalones de algodón.
Al mirar hacia la parte trasera de la estancia, mientras salían, advertí que Cyrus parecía molesto con Eli por alguna razón, lo cual me inquietó.
Eli se sentó en la estancia junto a mí, me arrebató el control remoto del televisor y lo apagó. Sin embargo, Cyrus permaneció de pie, con los brazos cruzados sobre el pecho.
“¿Qué sucede”?”, le pregunté, inquieta, pues su caras ahora eran graves, cuando hacía solo un momento se veían muy relajados.
“Nada, sencillamente Cyrus y yo hemos estado hablando”, repuso.
“No es cierto. Ha sido una decisión tuya. Yo estaba dispuesto a esperar un poco más”, dijo Cyrus.
Eli lo miró, furioso, y Cyrus apartó la mirada. La humedad de mi boca desapareció debido a la tensión que reinaba de repente en el ambiente.
“¿A qué decisión te refieres?”, le pregunté con la esperanza de que Cyrus hubiera cambiado de opinión con respecto a marcarme, pues aún no estaba preparada para ello.
“Mañana partiremos hacia Soya y tú vendrás con nosotros, así que debes despedirte de tu familia”, indicó Eli. Volví bruscamente la cabeza hacia Cyrus, el cual apartó la mirada, temeroso de mi reacción.
“Pero ustedes simplemente dijeron que partiríamos pronto, no mañana”, les dije al tiempo que volví a mirar a Eli, quien extendió su mano para tomar la mía, pero yo la aparté bruscamente.
“Pues nos iremos mañana mismo. Está decidido. Ya estoy harto de esperar, nuestra permanencia aquí no tiene sentido y quiero que te alejes de Sam cuanto antes”, declaró Eli.
“Pero no puedes avisarme con tan poco tiempo de anticipación. ¿Qué hay de mi hermana y de Maya?”, objeté.
“Tu hermana y el resto de tu familia estarán bien”, afirmó.
“Pero mi hermana podría recaer en su adicción y mi mamá no puede criar a Maya sola”, objeté, frustrada.
“Tu hermana no sufrirá una recaída”, me aseguró Cyrus, pero yo sacudí la cabeza en ademán de negación.
“¿Cómo puedes estar tan seguro de ello?”, le pregunté,
“Porque fui yo quien la obligó a dejar las drogas y solo yo tengo el poder para modificar mis decisiones, así que ella no volverá a ser drogadicta. Bueno, a menos que yo muera, lo cual no sucederá”, explicó.
“Pero a mi madre no le gustará que yo parta tan pronto”, me opuse.
“Ya sabe que vas a marcharte. Eli pagó su hipoteca y se ha hecho cargo de todo lo demás. Además, tú ya no tienes la custodia de Maya, sino Taylor”, aclaró.
“¿Qué dices?”, le pregunté inquieta, mientras me ponía de pie.
“Te dije que se volvería loca de rabia cuando se enterara”, le dijo Cyrus a Eli.
“Hace aproximadamente una semana te despojaron de la custodia de Maya. Me encargué de que Cyrus obligara a un juez a firmar los documentos pertinentes”, observó.
“Y pensaste que no me importaría que le devolvieras a mi sobrina a una drogadicta”, repliqué indignada.
“Ya está rehabilitada, y además Maya no es tu hija, lo cual es algo positivo”, comentó Eli.
Me enfurecía que se entrometieran tanto en mi vida y en la de mi familia.
“Quiero que me lleven a casa”, les pedí mientras me ponía de pie.
“No. Vas a quedarte aquí porque nos perteneces. Aunque no apruebes nuestra conducta, no tendrás más remedio que adaptarte a las nuevas circunstancias”, se opuso Eli al tiempo que se levantaba y se alejaba.
“Si el problema es Sam, entonces no hablaré más con él. Lo prometo”, dije en tono suplicante.
“De todos modos partiremos mañana mismo”, anunció Eli por encima del hombro mientras se dirigía al dormitorio.
“¿Por qué actúa así?”, le pregunté a Cyrus, quien parecía indiferente a mi encrucijada.
“Porque no te he marcado, por Sam y porque quiere volver a casa”, dijo lanzando un suspiro.
“¿Y estás de acuerdo con él?”, repuse.
“Si. Odio forzarte, pero estoy harto de este lugar, así que debes venir a casa con nosotros”, explicó.
“¿Así que me están obligando a olvidarme de mi familia, tan rostro a mi corazón, solo porque él es inseguro y se siente nostálgico?”, pregunté, incrédula. Era algo muy injusto.
“De veras lo siento, pero tiene razón. Llevamos demasiado tiempo acá, ya es hora de irnos a casa”, dijo Cyrus a modo de justificación mientras se alejaba.
“¿Vienes a la cama?”, me preguntó al llegar a la puerta del dormitorio.
Me burlé, ¿Acaso ese maldito creía que me apetecería compartir la cama con ellos? Me dejé caer en el salón y lo escuché suspirar antes de apagar todas las luces. Partiría al día siguiente, sepultando mi pasado en el olvido.
…
Saqué mi maleta de debajo de la cama y guardé descuidadamente en ella las pocas cosas que teníamos aquí que realmente íbamos a necesitar cuando volviéramos a casa. Cyrus, que caminaba detrás de mí, se apoyó en el marco de la puerta.
“¿Adónde ha ido Addie?”
“A la estancia. Podríamos haber esperado una semana más”.
“Estoy harto de esperar. ¿Acaso tú no?”,
“Sí, pero quería que viniera con nosotros por voluntad propia”.
“Nunca habría aceptado de buen grado irse con nosotros y no pienso esperar a que ese b$stardo cazador la convenza de abandonarnos, porque ella es nuestra. Simplemente tendrá que adaptarse a las circunstancias”, le dije al tiempo que tomaba algunos de nuestros trajes del vestidor,
“Si ya la marcaste, ¿Por qué te comportas así?”, preguntó.
“Porque si no nos marchamos se enterará”.
Cyrus avanzó y cerró la puerta para que ella no pudiera escuchar nuestra conversación, Aunque su audición no era tan buena como la nuestra, estaba paranoico.
“No lo sabrá. Lo que sucedió no fue solo culpa nuestra y lo sabes. En cuanto a Sam, seguramente no lo sabe, si lo supiera es muy probable que ya se lo hubiera contado a ella”.
“Sí, pero él la quiere. Me dijo que no se detendrá hasta que sea suya. Su obsesión con ella raya en la psicopatía. No confío en él y no me gusta que ella esté con él. Lo ama y su indecisión está comenzando a irritarme”.
“Ella no lo ama, pero todo está sucediendo tan rápido que está confundida. Y este asunto de mudarse a otro lugar complica aún más las cosas”.
“Pues vamos a irnos a casa y nada de lo que digas me hará cambiar de opinión”, le dije.
Suspiró, caminó hacia mí, me rodeó los hombros con sus brazos y me apretó contra su pecho. Mi cuerpo se relajó instantáneamente al entrar en contacto con el suyo.
Deseaba que Addie nos permitiera tocarla, estar con ella. Quería que se rindiera a nuestra voluntad.
“¿Desde cuándo tomas partido?”
“No estoy tomando partido. Ambos queremos lo mismo, es solo que no quiero arruinarlo por actuar precipitadamente”, me dijo mientras deslizaba sus manos sobre mi pecho y ponía sus labios en mi hombro.
Sentí que mi p$ne se agitaba en mis pantalones. Rio al percatarse de mi reacción, sus manos se movieron hacia abajo y desaparecieron en la pretina de mis pantalones.
Lancé un gruñido al sentir el contacto de sus manos, extrañaba la sensación que me producía el roce de las mismas.
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