Destinada a ellos
Capítulo 35

Capítulo 35:

Entonces volví a sentir la pulsión entre mis piernas y las presioné una contra la otra. Miró hacia abajo y en sus labios se dibujó una sonrisa maliciosa.

“De modo que crees que no lograremos establecer un vínculo contigo”, dijo mientras se aproximaba más a mí.

De hecho estábamos tan juntos que sus labios rozaban los míos mientras me hablaba.

“Puedo percibir tu excitación soy capaz de oler cuánto deseas que te toque”, inspiró contra mis labios.

Y luego sentí que deslizaba su lengua por mi labios inferior luego la chupó con su boca haciéndome g$mir suavemente y me sobresalté ante mi reacción, río y luego se levantó y caminó de regreso a su oficina.

Sacudí mi cabeza, intentando dejar de experimentar aquella extraña sensación. Mi cuerpo parecía no pertenecerme.

Al final del día me quedé sentada en mi silla dando vueltas esperando que terminaran. Cyrus y Eli salieron.

“Estoy muerta de aburrimiento”, comenté mientras me ponía de pie.

“Aún nos quedan algunas horas”, dijo Eli y me detuve.

“Solo estoy bromeando, Addie. Vamos a casa”, declaró al tiempo que extendía su mano frente a mí con la intención de que yo la tomara.

Agarré su mano mientras sentía un hormigueo en la parte interna de mi brazo.

“Espera un momento. ¿Acaso vamos a regresar a mi casa?”

“Lo haremos si así lo deseas, me siento a gusto en cualquier lugar”, contestó Cyrus.

“Quiero ir a ver a mi madre para ver si sabe algo sobre Taylor”

“Entonces ese será nuestros destino”, dijo Eli justo cuando las puertas del ascensor se abrieron.

Entré en él y presioné el botón. Luego, me quité los zapatos, pues mis pies estaban muy adoloridos.

Eli nos dejó a Cyrus y a mí y luego fue a buscar una muda de ropa. Al entrar, vi a mi madre leyendo mientras Maya, sentada en el suelo, dibujaba en su cuaderno destinado al efecto.

“¿Hay alguna noticia sobre ella?”

“Deberá permanecer allí hasta que comparezca ante un juez”, replicó mi madre.

“¿Has recibido alguna llamada de ella?”

“Todavía no, pero seguramente se comunicará conmigo en cuanto obtenga la libertad bajo fianza”, repuso mi madre.

Solo sabíamos de ella cuando era necesario pagar su fianza.

“¿Supiste que la casa de Ethan se incendió? El y otras 8 personas murieron. Se rumorea que un laboratorio de metanfetaminas explotó”, comentó mi madre, que había olvidado que se lo había dicho a mi hermana esa mañana,

“Sí, lo informaron en el noticiero anoche, antes de que me fuera”

“Me siento terriblemente mal por sus padres. Era un buen chico”, dijo mi madre.

“Lo era”, recalqué.

“Toda vida es importante, aunque te disguste lo que alguien haya decidido hacer con su vida, Addie”, dijo mi madre, haciéndome reflexionar.

Me volví para mirar a Cyrus, que ahora estaba extrañamente silencioso.

Asentí y me volví hacia él,

“Oh, querido Cyrus, me agrada tu presencia. No te había visto, estabas muy callado”.

“Sencillamente estaba atento a lo que decían. Estoy hambriento, así que pediré algunas pizzas”, dijo. Maya levantó la mirada, emocionada.

“¿Te apetecería una pizza de queso?”,

“Pediremos la pizza que más te guste, Maya”, le dijo, guiñándole un ojo.

“Me parece una buena idea, pues no tengo ganas de cocinar”, dijo mi madre, al tiempo que se levantaba y se dirigía a la cocina, cogió una botella de vino y algunas copas.

“¿Te apetecería un poco de vino, Cyrus?”

“No, gracias”, repuso al tiempo que sacaba su teléfono del bolsillo.

“¿Y a ti, Addie?”, me preguntó mi madre sosteniendo en alto la botella de vino.

“No, mami. Al menos no esta noche”, contesté.

“Me extraña que rechaces un trago. Bueno, en ese caso podré beber más”, afirmó riendo.

Eli regresó con tres pizzas, las cuales comimos mientras veíamos relajadamente algunas películas familiares, en un plácido silencio.

Acosté a Maya a las 8 de la noche y la arropé. Mi madre se acostó ligeramente entonada, haciéndome reír al ver que se tambaleaba mientras se dirigía a su habitación.

“¿A qué horas vas a empezar tu jornada mañana?”, le pregunté.

“A las siete de la mañana”, repuso.

“Entonces me encargaré de despertarte a esa hora”, le dije.

“¿Ambos van a pasar la noche aquí?”, les pregunté.

Asintieron. Me levanté y me siguieron hasta mi dormitorio. Agarré algunas prendas, caminé hacia el baño y abrí la ducha.

Me duché rápidamente y luego les llevé unas toallas. Al entrar en la habitación, vi que Eli solo estaba vestido con un par de calzoncillos.

“Me duché antes de volver”, asistí con la cabeza.

Cyrus tomó una de las toallas, me dio un beso en la mejilla y luego caminó hacia el baño. Esperaba que Eli se volviera, pero no lo hizo. En cambio, se quedó mirándome y arqueó una ceja, una sonrisa adornaba su apuesto rostro.

“Ya puedes vestirte”, me dijo.

“Por favor date la vuelta”, le pedí.

“No, no lo haré. Me encanta lo que veo”, dijo.

Puse los ojos en blanco y luego agarré una camiseta demasiado grande para mí y me la puse sobre mi toalla.

Posteriormente, me puse las bragas por debajo de la toalla y me las subí. Solo entonces me quité la toalla. Eli parecía molesto.

“Ya tendremos la oportunidad de apreciar tu cuerpo”, me dijo.

“Me viste el trasero, pero no vas a ver nada más”, repuse.

“Ya veremos si eso es cierto”, replicó tirando de la manta.

Me subí junto a él y permanecí en el borde para no tener que pasar por encima de ellos cuando me escabullera más tarde.

Al cabo de unos minutos, Cyrus entró, pasó sobre mí y se acostó entre Eli y yo. Extendí la mano para apagar la lámpara y luego me tendí de espaldas.

“¿Le hicieron algo a Ethan?”, les pregunté.

Ninguno de los dos dijo nada y me di la vuelta para encarar a Cyrus. Podía distinguir su rostro gracias a la luz del pasillo que se filtraba en la habitación. Habíamos dejado esa luz encendida para Maya.

“Le hicieron algo, ¿Verdad?”

“¿Acaso te importa?”, replicó Cyrus.

“En realidad no. Lo que odio fue lo que ellos le hicieron a mi hermana. Aunque sus acciones estuvieron motivadas por alguien que decía amarla, él lo permitió”, declaré mientras me preguntaba si el hecho de que no me importara que hubiera muerto hacía de mí una persona detestable.

Cyrus asintió y me dijo:

“Duérmete”.

Cerré los ojos y me di la vuelta, de modo que la puerta del dormitorio quedara en mi campo visual.

Esperé pacientemente a que se durmieran. Solo hasta las 11:40 p. m. me atreví a escabullirme silenciosamente de la cama. Cyrus se movió en ese preciso momento y entonces me quedé completamente inmóvil, esperaba que no despertara.

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