Destinada a ellos
Capítulo 19

Capítulo 19:

Como yo les había dicho que no, ahora querían meterle la idea en la cabeza a ella,

“Soya City, sería un viaje largo para hacer todos los días, además ella odia viajar en avión”, respondió mi madre, un poco sorprendida, antes de mirarme.

“En realidad le estamos ofreciendo que se mude allí, si acepta”, le respondió Eli.

Por mi parte, lo miré fijamente, mientras mi madre parecía un poco confundida ante la idea.

“¿Pero qué hay de Maya?”, preguntó, sabiendo que yo tenía la custodia exclusiva de ella y su rostro palideció ante la idea de que yo se la quitara.

Como respuesta negué con la cabeza antes de sentarme frente a ellos en el asiento opuesto, clavándoles mis ojos como si fueran dagas.

“No me voy a ir, mamá, no te preocupes por eso”, le dije, lanzando otra mirada a Cyrus.

“Sería una tontería no aceptarlo, solo el salario es…”, comenzó a decir Cyrus, pero yo lo interrumpí.

“No iré, ya te lo he dicho”, le dije, enojada porque estaban tratando de manipularme, hablando con mi madre a mis espaldas para tratar de persuadirme.

Entonces mi teléfono comenzó a sonar y miré hacia abajo para ver que era la escuela de Maya. Mi madre lo agarró rápidamente, respondió y se fue para regresar luego de unos minutos.

“Maya tiene gripe, tengo que Ir a buscarla”, dijo. Al escuchar esto me puse de pie:

“Yo puedo ir”, le dije, pero ella negó con la cabeza.

“No, quédate. Arregla lo que tengas que arreglar con tus jefes”, me respondió y yo me volví a sentar.

´Genial, ahora tengo que ver cómo me deshago de ellos`, pensé para mis adentros.

Luego mi madre agarró sus llaves y se dirigió hacia la puerta, pero no sin antes asomar la cabeza nuevamente.

“Oh, olvidé decirte que Sam vino esta mañana a buscarte, dijo que te iba a llamar”.

“Ya hablé con él”, le respondí mientras miraba nerviosamente a mis jefes, que me observaban con ojos curiosos.

“Entonces, ¿Ya arreglaron otra vez para los viernes?”, preguntó, moviendo las cejas mientras mi rostro se ruborizaba.

Mi madre sabía de nuestro arreglo porque yo no tenía secretos con ella, de hecho, mi madre era una de las personas menos prejuiciosas que yo conocía, era de mente abierta y podía contarle cualquier cosa.

“Si, mamá”, le dije con un gemido.

“Ve a buscar a Maya”, agregué, y ella me hizo un guiño antes de salir por la puerta.

“¿Por qué le dijeron eso?”, pregunté, mirándolos fijamente,

“Pensé que ella debería saber que te mudarás”,

“No me mudaré, me quedaré aquí con mi familia. No tienen derecho a entrometerse en mi vida de esa forma”, les dije, levantándome y agarrando sus tazas vacías para luego dirigirme a la cocina.

A pesar de esto, seguían sin entender la indirecta quería que se fueran

“¿Adónde vas los Vienes?”, preguntó, luego, Eli con curiosidad.

“Te hemos seguido durante las últimas dos semanas y nunca te hemos visto Ir a ningún lado además del trabajo y tu casa. ¿Y quién es ese tal Sam?”

“Sam no es de su incumbencia, mi vida fuera del trabajo no tiene nada que ver con ustedes, ¿Pueden irse por favor?”, les dije, señalando la puerta.

Como respuesta Cyrus pasó junto a mí y se sentó a la mesa.

“No, no nos iremos hasta que nos digas quién es este Sam”, contestó.

“O nos lo dices o revisaré tus registros telefónicos y lo rastrearé”, agregó Eli, acercándose y sentándose junto a su socio.

“Es un amigo, qué les importa, ustedes son mis jefes, no tengo una relación con ustedes”, enfaticé.

Aunque no tenía idea de cuáles eran sus intenciones, claramente se trataba de algo extraño. Por una parte, sabía que estaban casados, pero ambos me habían besado y la otra parte ni siquiera se había inmutado. Ante este pensamiento hice un gesto de negación con la cabeza.

“¿Así que es un amigo?”, continuó Eli, ignorando mis comentarios anteriores.

“Sí, y creo que deberían irse”, repetí, pero ninguno de los dos se movió ni un centímetro.

“¿Qué clase de amigo?”

“Dios, eso no es asunto tuyo, ¿Por qué no puedes entender eso?”, le grité a Cyrus.

“Se trata de nuestro negocio, tú nos perteneces”, respondió simplemente, como si fuera la respuesta más evidente del mundo.

“Esto no es normal, ¿Entienden? Los jefes generalmente no visitan a sus empleados en su casa, ni los acechan, ni les preguntan sobre su vida se%ual”, les dije con frustración.

“Entonces, ¿Te acuestas con este Sam?”, preguntó Eli ya que realmente esa era la única conclusión que había sacado de nuestra pequeña diatriba,

Pero, ¿Por qué ambos de repente se veían tan enojados? Mientras el puño de Cyrus estaba apoyado con fuerza sobre la mesa, su mandíbula estaba apretada mientras miraba un punto perdido detrás de mí. Con una actitud muy similar, Eli me miraba fijamente.

“Por enésima vez, eso no es de su incumbencia, Ahora pueden irse, por favor, me están haciendo sentir incómoda”, les dije.

“¿Es por eso que no te quieres mudar?”, preguntó Eli.

“No, no es lo que piensan, somos solo amigos con beneficios”.

Luego de pronunciar estas palabras ambos me miraron como si nunca hubieran escuchado ese término.

Además, no podía creer que estaba teniendo una conversación tan inapropiada con mis jefes.

“¿Qué es un amigo con beneficios?”, preguntó Cyrus, perplejo

E inmediatamente mi rostro se sonrojó de vergüenza, realmente tenía que ponerme a que explicar esto. ¿Acaso también tenía que explicarles de dónde vienen los bebés?

“Somos amigos que nos acostamos, sin ataduras”, les dije luego de lo cual se miraron entre ellos.

“¿Cuántos?”

“¿Disculpa?”

“¿Cuántos amigos con beneficios tienes?”, preguntó Cyrus entre dientes.

“Por Dios, solo Sam”, le dije, sin entender por qué se estaba poniendo tan nervioso. Luego dejó escapar un suspiro antes de sentarse y relajarse un poco.

“Entonces, tienen relaciones y eso es todo”, dijo Eli, y levantó una ceja hacia su compañero.

“Sí, así es, tenemos se%o, no tiene nada de malo.”,

“Tiene todo de malo, no quiero que te acuestes con ese Sam ni con nadie más. Eres nuestra compañera y las compañeras no se acuestan con otras personas, solo con sus propias parejas”, dijo Eli usando nuevamente ese extraño término que tanto me confundía.

No parecía referirse al significado tradicional dela palabra ´pareja`, sino a otra cosa.

“Me perdí”, les dije, sacudiendo la cabeza.

“Eres nuestra, estás destinada a estar con nosotros, te deseamos. Y eso es todo”, respondió Eli justo cuando la puerta principal se abría y Maya entraba corriendo y distrayéndome por completo de lo que acababa de escuchar.

La niña saltaba en la cocina, moviéndose de un lado a otro y mostrándome un papel, emocionada.

“Mira, Ada, te hice un dibujo”, exclamó, saltando de arriba a abajo.

“Mira: mi mamá, la abuela, tú y yo”, dijo, señalando cada trazo.

“Oh, es increíble, se ven exactamente como nosotros”, le dije.

Luego se percató de la presencia de Cyrus y Eli y una sonrisa iluminó su rostro, lo cual era inusual,

“¿Quieren verlo?”, preguntó, corriendo hacia ellos, aún emocionada por su dibujo.

Como respuesta Eli se agachó, recogiéndola y colocándola en su cadera antes de mirar el papel.

“Muy bien, Maya”, le dijo, a lo cual ella respondió con una gran sonrisa mostrando todos los dientes.

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