Destinada a amarte
Capítulo 91

Capítulo 91:

“Cielo, no quiero llorar, eso significa que perdí algo valioso para mí… Dmitry pagará por esto, el solo hecho de querer hacerte daño, es suficiente”, reitera con dureza hacia él mismo.

Tomo una bocanada de aire, y asiento. No quiero comenzar una discusión de que él no tiene que hacer pagar a nadie ni tomar la justicia por sus manos. Sostengo su mano llamando su atención.

“Tenemos que estar con tu familia”, insisto, él se quita el saco de su traje y me lo coloca en los hombros.

“Para que cubras la… sangre”, pronuncia y entiendo, me lo termino de acomodar, este me  arropa por completo por lo grande de su tamaño a comparación de mí.

Con nuestras manos entrelazadas entramos de nuevo al hotel, las personas se han retirado del lugar luego de que otra patrulla llegara para desocupar la escena del crimen, acordonando el área. Llegamos hasta nuestros pequeños que se encuentran algo asustados.

“Mami ¿Nos vamos?”, pregunta Anastasia, me inclino hacia ella y acaricio su cabello.

Asiento abrazándolos a ambos, Vlad alza en sus brazos a Zayn mientras que hago los mismo con Anastasia para cubrirles de los flashes a penas salimos del edificio. Dante, por suerte ha vuelto y nos esperaba en el auto para sacarnos rápido del lugar.

“¿Conseguiste algo…?”, cuestiono hacia Dante. Él niega con la cabeza.

“La policía llegó y no pude verificar el lugar”, responde, asiento y termino de subir al auto. Ofelia y Teodora se suben detrás y el auto toma su curso con rapidez.

El camino fue silencioso, los pequeños se durmieron y al llegar a casa los acostamos en una misma cama. Comienzo a quitarme el vestido y el saco tirándolo todo al suelo, Vlad me sigue mirando

Entro al baño limpiándome con fuerza los brazos que los tengo manchados con sangre seca. Paso la esponja con desespero mientras sollozo, él se acerca a mí, apartando la esponja de mi mano y le miro.

“Te estás haciendo daño”, dice con dureza.

“Vlad… estoy cansada de todo esto”, suelto tratando de respirar, se me tranca el pecho en cuanto el recuerdo de lo sucedido me avasalla. Aprieto mis ojos con mis manos y él me envuelve con su cuerpo.

“Lo siento tanto”, murmura con la voz rota.

“Tú no te tienes que disculpar”, digo encarándole.

“Soy el que trae las desgracias a tu vida. Niego con la cabeza.

“No te permito que hables así”, gruño enojada.

Salgo del baño y tomo un pantalón junto a una camiseta para atarme los cordones de unos zapatos deportivos.

“¿A dónde vas?”.

“Iré al hospital, la familia tiene que estar unida”, digo.

“Soy una Novikov ¿Cierto?”, suelto encarándole,

Él arruga su cejo dando un asentimiento.

“¿Vienes conmigo?”.

“No podría no hacerlo”, responde sin más.

“A donde tú vayas, iré”, reitera y dejo salir un suspiro.

Trago con dificultad observando sus océanos. Alzo mi mano ofreciéndosela y él la sostiene luego de mirarla unos segundos.

“Esto pronto se acabará, la maldad tendrá su fin, te lo prometo”, dice y quiero pensar de esa manera, tengo que hacerlo. En el interior del auto, giro mi rostro para ver el perfil serio de Vlad.

“¿Por qué Dmitry querría que muriera?”.

“Pregunto llamando su atención, muevo mis manos entre sí. Sus ojos me observan ante mis palabras.

“No… lo sé, no logro entenderlo y es que, tampoco deseo hacerlo contesta con frialdad.

“Dios, tu propio hermano”, digo mirando el techo del auto para retener las lágrimas fugitivas.

“No tiene mi sangre”, gruñe molesto.

“Ambos están sufriendo por la misma persona”.

“Él fue el culpable, si mi madre muere, él es quien cargará con todo el peso de la culpa hasta pudrirse por dentro”, espeta haciéndome sentir el odio que yace en él.

“Sabía que debía de deshacerme de él pronto, pero… bajé la guardia, tú pudiste haber recibido esa bala sin una oportunidad, tú pudiste haber…”.

“No morí, Vlad, estoy aquí”, insisto apretando su mano, sus ojos se abren ante mí.

“Pensé que perdería a mi cielo”.

“Pues no me perdiste y no perderás a tu madre”, afirmo acercándome a su rostro.

“Somos más poderosos que quienes quieren hacernos daño, ellos caerán por su propio peso”, susurro sobre sus labios.

“Nos queda mucho tiempo”, agrego para presionar mis labios a los suyos en un beso intenso y necesario. Mi corazón vuelve a acelerarse, pero no por miedo, sino, por lo que provoca Vlad en mí.

“Quiero pasar el resto de mi vida a tu lado”, manifiesto y él me mira algo sorprendido.

“Te adoro, Vladimir Novikov”, pronuncio finalmente  dejando salir un jadeo por la intensidad de mis palabras.

“Sé que quizá es muy apresurado, pero, no puedo dejar de pensar que estoy destinada a adorarte”, intervengo antes de que diga algo más.

Él posa su mano en mi nuca atrayéndome de nuevo a sus labios. Sin decir otra palabra, me vuelve a  besar y lo tomo como un ‘te adoro’.

Cuando llegamos al hospital preguntamos por Tania y nos anuncian que sigue en el quirófano, en la sala de espera nos encontramos al resto de los Novikov. Katia a penas me ve; me abraza con fuerza seguida de Simón. Mikhail se queda en silencio mirando a su hijo.

“¿Dónde está Dmitry?”, pregunta Simón. Miro a Vlad quien tiene el semblante endurecido, ellos no saben lo que nosotros sí.

“Algo está sucediendo aquí ¿Quién le disparó a mi madre?”, suelta Katia con la voz rota.

“Ustedes saben”, agrega. Dejo salir un suspiro.

“No sabemos, pero, Dmitry está con la policía, le han arrestado”, dice Vladimir en cuanto Katia me encara. Los cejos de los Novikov se arrugan con desconcierto.

“¿Qué? Eso no es posible, él no sería capaz de hacerle esto a su madre, debe de ser un error”, Mikhail finalmente habla llamando la atención de Vlad.

“Parece que no conoces al hijo por quien me abandonaste”, gruñe Vlad encarándolo.

“¡No te abandoné!”, exclama Mikhail ofuscado.

“Dile eso a mi madre… cierto que está metros bajo tierra pudriéndose, si tan solo no nos hubieras dejado…”, la voz de mi esposo se quiebra erizándome la piel y sus ojos se enrojecen ante el infierno invadiendo sus recuerdos.

“Vladimir…”, pronuncia Mikhail impactado, hace ademán de tocar a Vlad y este lo manotea de forma agresiva y le mira con odio.

“Le diste toda la atención a la persona equivocada, criaste a un monstruo que solo quiere verme destruido”.

“No digas eso, hijo”, espeta Mikhail afectado por las palabras de su hijo.

“Cariño”, llamo acariciando su brazo.

Vladimir chasquea su lengua y con sus manos sostiene en ofuscación su cabello. De repente, un Doctor camina hacia nosotros llevándose nuestra atención.

“¿Familia de la paciente Tania Dominguez de Novikov?”, pregunta quitándose el gorro quirúrgico.

“Sí, soy su esposo, y ellos mis hijos. Díganos, Doctor ¿Cómo está mi esposa?”, pregunta Mikhail. El hombre aclara su garganta.

“Soy el Doctor Bardén, la paciente perdió mucha sangre y llegó inconsciente a emergencias, su corazón se detuvo por unos segundos en medio de la cirugía, la bala por suerte tuvo salida y no dejó rastro de plomo en su sistema o algún fragmento, pero, esta perforó un pulmón…”.

Escucho cómo Katia suelta un sollozo por el diagnóstico de su madre siendo abrazada por Simón.

“¡Doctor, dígame si mi esposa está viva!”, suplica Mikhail desesperado.

Mi corazón palpita con más fuerza y busco la mano de Vlad que me sujeta con intensidad.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar