Destinada a amarte
Capítulo 87

Capítulo 87:

Pov Valeria.

“Hannah Taylor pagó para que le hicieran daño a Jade Harrison, que le sacaran un órgano que su hija necesitaba, al fallar… dejó un cabo suelto que fue el que le ayudó a verificar que Jade era compatible para donar”, dijo.

“Ese sujeto era Oliver Brunetti, él confesó que Hannah fue la operadora de todo el plan y… eso me llevó a atar los demás cabos sueltos, Valeria merecía encontrar a su hija y esa bebé que le fue arrebatada por Hannah, te la entregó a ti con más mentiras”, habla Gideon explicando lo más resumido posible.

“¿Oliver?”, pregunto sorprendida.

“Está muerto”, responde y abro mis ojos con sobresalto.

“Si tan solo unos días atrás dejó de responder y aparecer por la compañía, él fue quien invitó a Jade a comer…”.

“Estuvo implicado en el secuestro de Jade”, añade y siento que necesitaré mucho descanso luego de esto. Vladimir suelta un resoplido.

“Hay que hacerla pagar por esto”, gruñe de repente apretando su mandíbula y erizándome la piel.

“No es momento”, digo.

“Vladimir tiene razón, hay que detenerla antes de que cometa otra atrocidad”, menciona Gideon.

“Déjame hacerlo, cielo. Es lo menos que puedo hacer por todo el dolor que te hizo pasar, es una persona cruel que fingió ser una amiga para mí”.

“No ha sido tu culpa, ella es quien está obsesionada contigo. Agradezco que hayas cuidado tan bien a nuestra hija, no hubiera preferido a un padre mejor para mis hijos y siento que estoy destinada a ti, todos los caminos… me llevan a ti”, digo aún conmocionada por saber la verdad

‘Mi bebé vive, es Anastasia’, pienso. Vlad pega su frente de la mía para tratar de controlar su respiración de alguna manera.

“Mi corazón se saldrá, está latiendo muy fuerte y sé que es por ti”, manifiesta llamando mi atención, le miro con asombro, él se aparta para mirar a Gideon”.

“¿Cómo puedo agradecerte por esto? Puedo darte todo lo que quieras”, pregunta hacia el moreno quien da una sonrisa y sacude la cabeza de forma divertida.

“Podrías ser mi padrino en cuanto me enfrente contra el padre de Jade; el Señor Harrison aprecia y le tiene mucho respeto a los Novikov, sería…”.

“Tienes mi apoyo”, interviene con seguridad, Vlad.

“Gracias, y disculpa lo de hace un momento”, menciona apenado y me provoca una sonrisa. La sorpresa me invade por lo que anuncia, por fin, admitirán lo que ocurre entre ellos.

‘Lo sabía’, pienso.

“También hubiera actuado de la misma manera, sé qué esa persona que amas sea tu mundo y ver que están tocando a tu mundo, hace que uno no se pueda controlar con tal de protegerlo”, explica y arrugo mi cejo observando el perfil de Vlad quien parece conmocionado.

“Bien, iré a dejar las pruebas a los detectives, que busquen a Hannah lo más pronto posible… no sé si han visto las noticias”, acota llamando la atención de ambos. Niego con la cabeza.

“Los padres de Hannah Taylor han sido asesinados, seguramente ella se metió con gente muy mala para realizar sus fechorías, se debe de estar escondiendo en algún lugar. En cuanto la encuentren… se hará justicia”, explica y cubro mi boca por la impresión, el horror de vivir de esa manera y que tus seres queridos paguen por eso.

Gideon asiente caminando a la salida, me apresuro a sostener su brazo para detenerle.

“Gracias, Gideon”, murmuro y él me da una sonrisa.

“Pude haberme defendido de Vladimir de inmediato, pero, supe que él te ama. Tiene las pelotas para enfrentarse a un militar desertor con gran entrenamiento”, menciona y abro los ojos

‘¿Él me ama?’, me cuestiono.

Gideon termina de irse dejándome pensativa por sus palabras. Nunca he sabido o sentido que un hombre me amara de verdad y lo más cercano a sentirme  enamorada ha sido con Vlad. Giro para encontrarme con sus océanos.

“Hoy deseo ver y estar con nuestros hijos”, menciono sorbiendo la mucosidad de mi sollozo. Vlad se acerca a mí cortando la distancia, acaricia mi cabello y acerca sus labios a los míos.

“Así será, cielo”, manifiesta para besar mis labios con intensidad.

“¿Mamá?”, pregunta la vocecita somnolienta de Zayn, me separo de Vlad mordiendo mi labio y veo que baja la escalera con el oso en su manito mientras que, con la otro se restriega los ojos.

Llego hasta él, alzándolo en mis brazos para abrazarlo.

“Espero equivocarme, deseo equivocarme”, murmura Vlad acariciando el cabello de Zayn. Trago con dificultad.

“Y si no es así, lucharemos de igual manera; tú y yo”, espeto besando la mejilla de Zayn.

“Tú y yo”, repite Vlad.

Llegamos al hospital junto con Zayn y le hemos traido muchas cosas a Anastasia que la ponen muy feliz. No puedo contener las lágrimas y las ganas de llorar al ver por fin el rostro del bebé que me arrebataron, la envuelvo en mis brazos y ella se muestra receptiva ante mis afectos.

“¿Mami por qué llora?”, pregunta Zayn mirándonos.

“De felicidad, amor, lloro de felicidad… mis pequeños están juntos finalmente”, digo y le invito a unirse al abrazo.

“De mi vientre han salido, mis primeros amores… son todo para mí”, murmuro sollozando con ellos en mis brazos.

Levanto la mirada y me encuentro con los océanos brillando.

“Gracias”, digo en silencio.

Sin él, tampoco hubiera tenido a estos dos angelitos tan hermosos y perfectos. Él me observa de forma intensa.

“Gracias a ti, por dar a luz a dos de mis razones por las cuales sigo respirando, tú eres una”, declara y vuelvo a llorar abrazándolos.

Jalo el brazo de Vlad para que se una y los cuatro permanecemos abrazados un largo rato. Recupero las veces que no pude abrazar a mi pequeña y ahora lo haré tantas veces sean posibles.

Pasamos un rato ameno con los mellizos y en cuanto ellos se duermen en la misma cama, salimos de la habitación. Observo a mi esposo y sostengo su mano

“Quiero que confíes en mí como confió en ti”, digo llamando su atención, su ceño se arruga.

“Confío ciegamente en ti”, espeta.

“Lo de anoche…”

“Siento mucho mi comportamiento, no fue el mejor, odio verte las marcas en las muñecas”, dice y bajo la vista cubriéndome los brazos con el suéter. El recuerdo de anoche y él con otra faceta más intensa solo me acalora.

“Estoy obsesionada con todas tus versiones, Vladimir Novikov, voy a parar en un psiquiátrico”, digo pasándome una mano por el cabello y muerdo mi labio.

“Te dije que quizá no podrías soportar la intensidad…”.

“En eso te has equivocado”, declaro.

“La soporto y la adoro”, afirmo.

“Cielo, maldición”, dice entre dientes para romper la distancia, sostiene mi rostro y presiona sus labios contra los míos.

Entierro mis dedos en su cuero cabelludo para intensificar más el beso, pero, me percato de que estamos en el pasillo de un hospital. Esbozo una sonrisa en sus labios deteniendo la lujuria”, No podemos contenernos”, acota y asiento.

“Tengo que preguntarte algo, que ha rondado por mi cabeza”, digo y llamo su atención. Él acaricia un mechón de mi cabello oscuro.

“Dime cielo, ¿Qué es eso que se atreve a rondar en tu cabeza y a quitarme espacio en ella?”. Remojo mis labios.

“Lo que dijiste anoche de Akim, ¿Qué sucedió realmente? Sé que sabes, no me cabe duda”, Vlad aprieta su mandíbula y suelta un resoplido en mis labios.

“No es algo que podemos hablar en un lugar como este…”.

“Entonces confírmame que no fuiste tú, dímelo. Solo necesito escuchar eso”, sus ojos se abren por mi petición.

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