Destinada a amarte -
Capítulo 78
Capítulo 78:
Nos despedimos de Ana quien seguirá con monitoreo exhausto y no nos dejan quedarnos mucho tiempo. Tania me detiene en el camino posando su mano en mi brazo, miro sus ojos marrones y llorosos.
“Gracias por ofrecerte a salvar la vida de mi Anastasia, aun así, la has salvado. Tiene una madre y será la niña más feliz”, menciona y mi corazón se conmociona por sus palabras. Trago con dificultad el nudo que se me forma.
Tania me abraza con fuerza despidiéndose de mí y luego Katia junto con Simón. El último que se despide es Mikhail quien suele permanecer serio y en silencio.
“Gracias, Valeria”, pronuncia llevándome a mirarle.
“Pensé que Anastasia sería una buena razón para que él no nos dejara para siempre, pero, tú resultaste ser una razón con peso y salvarlo. Mi hijo no se nota infeliz”, agrega bajando la voz para que Vlad no le escuche, quien está hablando con sus hermanos.
“El me salvó a mí”, reitero con una sonrisa.
Mikhail da un asentimiento guiñándome el ojo para irse junto con los demás. Vlad posa su mano en mi espalda baja alentándome a caminar hacia la salida, donde nos espera Dante y subimos al auto.
El camino es silencioso, pues no deseo comenzar otra guerra en la parte trasera del auto y de lo único que quiero hablar es de su pasado, ese que tanto me oculta. Cuando llegamos a casa, Zayn corre hacia nosotros vestido con pijama.
“Amor, deberías de estar durmiendo”, digo abrazándolo y besando su rostro.
“No podía dormir, quiero que papá me lea un cuento”, dice y Vlad se sorprende, suaviza su semblante sonriendo hacia el pequeño.
“Vamos a contarte un cuento, campeón”, menciona y Zayn alza los bracitos hacia él, se lo entrego y Ofelia me saluda.
“¿La Señorita Anastasia?”.
“Está bien”, respondo y ella suspira con alivio.
“Gracias a Dios, estuve rezando por ella”, menciona con dulzura.
“Gracias, Ofelia. Lamento el que Zayn te mantuviera despierta. Ella niega.
“El pequeño estaba igual de preocupado”, dice y veo cómo Vlad camina hacia la escalera.
“Ya no habrá razones”, reitero dándole una sonrisa.
Subo a la habitación dándome un baño y me coloco una lencería para dormir cubriéndola con una bata de satín anudada en la cintura. Salgo de la habitación para ir a la oscura, encontrándola sin seguro.
Al entrar, me siento en la orilla de la cama al frente de la puerta; esperando por él. Los minutos transcurren y él, abre la puerta. Mis ojos se posan en su figura imponente y sus océanos me miran.
“Hablaremos”, reitero.
“Sin se%o ni ataduras hasta que sepa todo, te di tiempo para que me explicaras tu infierno, pero, ahora me compete ya que, por culpa de él ya no tendré más hijos”, manifiesto y noto cómo él se tensa apretando su mandíbula. Vlad cierra la puerta detrás de él.
“¿Por qué no duermes conmigo? ¿Qué te impide que lo hagas?”, pregunto sin tapujos, me levanto de la cama para acercarme a él.
“Te diré todo, tú escucharás y yo hablaré”, pronuncia con imponencia, como si le doliera y sin haber dicho una palabra.
Sus ojos se colocan oscuros en los míos, se quita el saco de su traje desconcertándome y sigue con los botones de su camisa para mostrarme su torso desnudo.
“Tienes que ver mis cicatrices físicas para escuchar las internas”, declara erizándome la piel.
Asiento con el corazón palpitando con fuerza”.
“Estoy enfermo, cielo. Y esto es gracias al ex esposo de mi madre biológica…un Doctor que nos analizó como unos fenómenos y abusó repetidas veces de mi madre y de mí. No puedo dormir contigo porque me convierto en el monstruo que él creó y hacerte daño… es uno de mis más grandes temores”, habla con dificultad y dolor, abro los ojos con sobresalto por lo que me dice.
‘No… mi Vlad’, pienso al imaginarme un pequeño sufriendo eso y ser tratado de esa manera tan atroz. Sin que nadie lo protegiera.
Vlad cierra los ojos y aprieta sus puños con fuerza, mostrándome las venas que se le sobresalen por la presión. Me acerco a él, posando mis dedos sobre sus brazos, dándole a entender que ya nadie podrá hacerle daño.
“¿Hacerme daño… de qué manera?”, pregunto algo temerosa. Él abre sus ojos y están rojos.
“Abusar de… ti, por más que me digas que me detenga o me golpees, en medio de mi sonambulismo no poder detenerme, lo haré hasta… terminar”, manifiesta y mis latidos se intensifican, trago con dificultad. Él hace ademán de acercarse a mí y doy un paso atrás cosa que él lo toma muy mal. Separo mis labios tomando una bocanada de aire.
‘Es horrible su pasado, realmente un infierno, me duele el pecho de solo imaginármelo’, mis ojos arden queriendo llorar por el pequeño Vladimir.
“Sé que me tienes miedo, yo…”:
“No te tengo miedo, nunca lo tendría”, intervengo tajante ante su insinuación.
Vuelvo a acercarme a él, antes me alejé por la impresión de su declaración, pero, no pienso permanecer alejada de este hombre. Poso mis palmas en sus pectorales y siento los latidos de su corazón golpear con rapidez.
Su cuerpo se tensa por mi tacto.
“Supongo que ahora dejarás de pedir que duerma contigo”, dice subestimándome.
“Nunca, porque te quiero a mi lado al despertar y sí, seguiré insistiendo. No te has puesto a preguntarte, de que a mí me gusta que me despiertes para un org%smo, tú nunca abusarás de mí”, recalco y él se muestra sorprendido.
“Valeria, soy un monstruo.
Niego con la cabeza.
“Eres mi esposo”, aseguro alzando mi mano para acariciar su rostro.
“Juntos podremos con esto”, Vladimir parece no creer lo que estoy diciéndole.
“No quiero hacerte daño, mereces a un hombre completo que te ame como se debe, no con miedo a dañarte a penas él cierre los ojos”, manifiesta con la voz rasposa llena de emociones.
“Tú eres el hombre que merezco, Vladimir”, confieso y él suelta un jadeo por mis palabras.
Acuna mi rostro con sus manos y pega su frente de la mía para hacerme sentir su respiración pausada y caliente en mis labios.
“No me harás daño y tampoco lo permitiré”. Él suaviza su semblante.
“Nunca me imaginé caer ante los pies de nadie y tú, cielo… me tienes a tus pies”, musita sobre mis labios enloqueciéndome.
“Hoy duermes conmigo”, propongo pasando mi mano por su nuca para colocarme de puntillas y querer alcanzar sus labios en un beso, pero, él me mantiene a distancia luego de mi petición.
“Es muy peligroso, ya nos hemos arriesgado mucho”, recalca.
“No lo es, estás tú, para protegerme”.
“Del infierno, cariño. Tú eres el único capaz de controlarlo”, afirmo mientras mi respiración se acalora por querer tomar sus labios”.
“Bésame Vlad”, pido acariciando con mis dedos su cuero cabelludo. Él remoja sus labios.
“¿Es una petición?”, inquiere arqueando la ceja de manera sugestiva.
“Es una orden”, declaro.
Él termina de romper la distancia y me deja finalmente besar sus labios que estaban haciéndome alucinar por la abstinencia. Su lengua irrumpe mi boca de manera bestial mientras sus manos viajan hacia mis curvas jugando a querer romper mi ropa.
Suelto uno que otro jadeo en medio del beso lujurioso, mi piel se calienta igual que mi se%o, todo mi cuerpo le aclama y le adora; su manera de tocarme es tan excitante que pone a mi corazón a latir con fiereza.
Sin darme cuenta, él me guía a la cama, tumbándome encima del colchón con su cuerpo sobre mí. Separa mis piernas introduciéndose en medio de ellas y siento su er%cción tropezar con mi piel provocándome un g!moteo.
“Necesito estar dentro de ti”, gruñe en mis labios.
“No esperes más”, aliento apretando su trasero con mis manos para empujar su p$ne endurecida contra mí v%gina sin ropa interior que lo cubra, él suelta un g!moteo ronco cerrando sus ojos y comienza a besarme el cuello.
Desfallecida luego de una intensa sesión de pasión a lo Vladimir Novikov, nos quedamos dormidos, pero, mi sueño se interrumpe por unas manos sobre mi cuerpo, que comienzan a acariciarme.
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