Destinada a amarte
Capítulo 77

Capítulo 77:

“¿Lo hiciste a propósito?”.

“¡No! Vlad ¿Qué te sucede? Entiendo que en este momento estés pasando por el peor momento en la vida de un padre, pero no te atrevas a señalarme de tal cosa”, digo con los latidos enfurecidos. Él traga con dificultad.

“En este mismo instante irás a verte, tenemos que evitar que…”.

Niego con la cabeza deteniendo sus palabras. Él se termina de acercar a mí.

“Tu desobediencia solo me incita a una cosa, cielo”, agrega con la voz ronca erizándome la piel.

“Quiero eso, al Vlad que me castiga con placer por mi insolencia, no el que huye y se cierra por completo cuando me acerco a saber su infierno ¡Me tienes loca con tu montaña rusa!”, exploto gruñendo. Él me sujeta la cintura atrayéndome a él.

“Suéltame”, reprocho con enfurecimiento.

“Nunca”, murmura cerca de mis labios.

“Este no es el lugar para discutir sobre mi infierno y lo sabes”, destaca y tiene razón, pero él me desboca las emociones.

“Tú también me tienes loco, cielo y necesitaré terapia urgente porque no deseo tenerte lejos de mí”.

Me deja sin aliento como siempre; me sube y me baja de sopetón. Muerdo mi labio, admirando los suyos.

“Tenemos que hablar”, digo dejando salir un suspiro.

“Y sin se%o sino nunca hablaremos”, reitero antes de que piense en eso.

“Hablaremos”.

“No puedo creer que estemos de algún modo destinados… si no fuera por la prueba negativa de compatibilidad hubiera creído que la bebé que me arrebataron era Anastasia”, mi voz se rompe, me duele desilusionarme. Vlad acaricia mi rostro.

“Hannah fue quien me entregó a Anastasia, la única que sabía de los errores que ocurrieron ese día en el hospital”, pronuncia desconcertado llamando mi atención.

‘¿Podría ser cierto? Quiero creer que mi hija está viva y que no fue vendida de una manera atroz. Quiero pensar que veré finalmente a mi hija’, pienso.

“ Vladimir!”, llama la voz de Tania.

Me aparto de Vlad con un carraspeo, ella termina de llegar hasta nosotros abrazándonos. Detrás de ella está el padre y los hermanos menores de Vlad quienes también se acercan a saludarnos.

“Vinimos lo más rápido que pudimos al enterarnos”, agrega.

“¿Quién les avisó?”, pregunta Vlad desconcertado.

“He sido yo”, anuncia Dante llegando.

“La familia necesita estar unida en un momento como este”, agrega hacia Vlad.

“Dante tiene razón”, afirma su Mikhail Novikov.

“Te voy a despedir”, Vlad le encara a su escolta y buen amigo.

“No, no lo harás”, Dante sonríe confiado.

“¿Saben de algo de Anastasia?”, pregunta Katia. Niego con la cabeza igual que Vlad quien me abraza por el costado atrayéndome a su cuerpo.

“Sigue en el quirófano”, informo.

“Bien, esperaremos con ustedes”, anuncia Tania tomando asiento. Miro a Vlad quien no quita su mirada enfurecida de su padre.

“No lo vas a destruir con la mirada”, murmuro y llamo su atención.

“Quisiera hacerlo”, gruñe entre dientes.

“¿Por qué sientes tanto odio por tu padre?”.

“Cielo…”.

“Necesito saber más de ti, porque siento que no te conozco ni un poco”, insisto.

“Abandonó a mi madre y a mí mientras aún estaba en su vientre, para formar su familia”, dice en cuanto nos alejamos un poco.

“No es una mala persona”.

“Pero sí lo es”, reitera sin querer hablar más del tema. Dejo salir un suspiro asintiendo y sujeto su mano.

“Por más fuerte que sea tu pasado o tu infierno no me alejaré de ti”, dejo en claro y sus pupilas se instalan con intensidad en mí.

“No estés tan segura de eso”, dice con crudeza.

“Pues si lo estoy, tendrás que vivir con eso, grandote”, sentencio con mis latidos enloqueciéndome.

Las horas pasan con premura entre conversaciones con la familia de Vlad y él refunfuñando cosa que me causa ternura. Pero mis pensamientos aún siguen haciendo ruido en mi cabeza ante las mil posibilidades de que seamos peones en el juego de una macabra persona.

“Haremos una fiesta para celebrar a Anastasia”, anuncia Tania emocionada.

“No es necesario, madre”, Vlad interfiere.

“Lo es, es una Novikov y es un gran milagro lo que le ocurrió, será un hermoso evento”, notifica Tania. Vlad se suaviza el puente de la nariz con ofuscación, esbozo una sonrisa.

De repente, el Doctor Gray cruza las puertas provocando que nos levantemos al mismo tiempo, ansiosos por saber de Anastasia. Se quita el cubre bocas y nos observa con atención. Mi corazón golpea mi esternón.

“Habla por favor”, pide Vladimir.

“Anastasia salió bien de la operación”. Todos celebramos y abrazo con fuerza a Vlad.

“Que bendición”, murmura sollozando Tania siendo consolada por Mikhail.

“¿Podemos verla?”, cuestiona Simón.

“En este momento está siendo trasladada a su habitación de recuperación, en Cuanto despierte podrán visitarla”, responde el Doctor.

“Muchas gracias”, digo hacia él con emoción. Él abre los ojos mirándome.

“Es lo menos que podía hacer por Anastasia”, dice retirándose luego de palmear el hombro de Vlad.

“Anastasia está bien, finalmente se acabó”, pronuncia Vlad y sostengo su mano admirando sus ojos brillosos.

“Eres un gran padre, cariño”, confieso, su rostro se conmociona.

“Que no te quepa duda de eso “

Llevo nuestras manos a mis labios para besar sus nudillos. Veo en él a una persona que ha luchado mucho a lo largo de su vida y es capaz de sacrificar la suya por su hija. No me cabe duda de que soy afortunada de que él sea mi esposo, estaría feliz al enamorarme finalmente de él… si es que, ya lo estoy.

Entro a la habitación luego de que los abuelos y sus tíos lo hacen, Vladimir corre emocionado hacia Anastasia quien lo esperaba acostada en la cama, ella esboza una sonrisa.

“¿Cómo te sientes?”, pregunta Vlad, besando su frente.

“Tengo sueño”, murmura la pequeña.

“Vas a descansar, amor”, dice Tania.

“¿Mami?”, su vocecita me llama, doy unos pasos adelante.

“Hola, pequeña Ana”, digo acercándome para besar su mejilla.

“Dios, voy a llorar”, anuncia Tania y sus hijos menores se ríen de ella.

“¿No notan la conexión tan linda que tiene Valeria con Anastasia?”, su pregunta llama la atención de todos y mi piel se eriza sosteniendo la manita de ella.

“Lo notamos, madre”, dice Katia. Mi mirada conecta con la de Vlad quien me da un asentimiento

“¿Y… Zayn?”, cuestiona Ana.

“Está en casa, vendrá pronto a verte. Está ansioso por verte de nuevo”, respondo.

“Oh, ansío conocer al pequeño Zayn”, menciona Tania.

“Es mejor que dejemos descansar a Anastasia”, propone Vlad luego de aclarar su garganta.

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