Destinada a amarte -
Capítulo 65
Capítulo 65:
“Fer Morat, basta. Si deseas pide una reunión con los abogados y veremos de quién es la compañía, tú mismo vendiste las acciones que te pertenecían, no vengas a querer imponer de lo que no tienes”, espeto con enojo.
“Las vendí y ahora tengo una compañía, que pronto será competencia… si es que no hundes antes a Grupo Birken”, declara casi en una amenaza.
“Bien, quédate esperando a que ese día llegue, mientras… vete al infierno, padre”, manifiesto
Mi padre endurece su gesto empuñando sus manos con molestia ante mi arrebato. Vladimir le hace una seña a los de seguridad, veo a jade correr hacia nosotros algo alterada y coloca sus ojos en mí.
“¿Ocurrió algo malo?”, pregunto ante su semblante. Ella asiente dejando salir un suspiro.
De repente, Alice suelta unos gritos desgarradores que llaman la atención de las personas en el evento. La música se detiene y ella vuelve corriendo con los ojos enrojecidos hacia nosotros.
“¡Ustedes! ¡Es culpa de ustedes! ¡Lo mataron!
“Grita enloquecida mientras solloza, abro los ojos con sobresalto sin entender, mientras ella nos señala.
“No puedes hacer una acusación así de grave”, espeta Jade interponiéndose.
“¡Si puedo! ¡Akim está muerto, por culpa de ellos!”, exclama y mi corazón estalla en latidos desconcertantes. Observo a Vlad quien tiene la mandíbula marcada por sus dientes apretados y los ojos fríos en Alice.
‘Akim muerto… pero, ¿Cómo?’, me cuestiono atónita.
El desconcierto me tiene aturdida, Alice sigue gritando de manera desesperada mientras Vladimir se interpone en su camino para evitar que llegue a mí.
Mi respiración está alterada.
“Hay que irnos, el evento tiene que finalizar”, habla Jade a mi lado. Asiento con mi cabeza abrazando con fuerza a Zayn.
“¡Vas a pagar por esto! ¡Él era el amor de mi vida!”, grita Alice y observo que la sujetan tratando de calmarla. Se desploma de repente en el suelo y Marla llama a una ambulancia.
Las personas salen del lugar, pero no sin antes intentar ver lo que ocurre. Vladimir se da la vuelta para colocar su mano en mi espalda baja.
“Tenemos que ir a casa, cielo”, murmura en mi mejilla, miro a jade quien asiente dándome una sonrisa apretada y nos dirigimos a la salida.
Ofelia nos encuentra en la entrada del lugar y se sube al auto junto con nosotros, Zayn no se quiere despegar de mi lo cual dejo que se duerma abrazándome.
“Buscaré información de lo que ocurrió, no creo que sea como lo que insinuó Alice, ustedes no son culpables”, Jade clava sus ojos en mí y dejo salir un suspiro.
“No acepten entrevistas y no hablen con la policía si llegan a requerir de ustedes, un abogado tiene que estar presente”, señala con decisión.
Muevo mi cabeza de manera afirmativa y ella deja un beso en mi mejilla acariciando la cabecita de Zayn.
Cierra la puerta y el auto se coloca en movimiento. Trago con dificultad y giro mi rostro para vislumbrar a Vlad a mi lado, se denota pensativo, pero no pierde su imponencia en ningún instante.
Me quedo pensativa durante todo el trayecto, aunque, de vez en vez Vlad sostiene mi mano sacándome de trance. Llegamos a casa, todo está oscuro y nos adentramos.
“Acostaré a Zayn”, anuncio caminando hacia la escalera, detengo mis pies al frente de la puerta de su habitación y dejo salir un bufido corto.
Enciendo la lucecita que alumbra la habitación con figuritas de animales y recuesto a mi pequeño en su cama quitándole los zapatos y desatándole la corbatita para que pueda dormir a gusto. Lo cubro con su sábana inclinándome a dejarle unos besos en su carita.
Acaricio su cabello azabache y giro mi rostro, al sentir la presencia enigmática de Vlad. Me encuentro con él, parado en el marco de la puerta. Termino de acostar a Zayn para salir y encontrarme con él.
“Supongo que no dormirás conmigo”, insinúo en un susurro.
“Supones bien, te escoltaré a tu habitación”.
Cierro la puerta y camino luego de rodar los ojos con ofuscación. No me acostumbro a no poder dormir a su lado, después de todo, necesito esa intimidad más que nada.
Al llegar a la puerta de la habitación, sujeto el pomo para abrirlo, pero, Vlad me acorrala contra la puerta provocándome un g!moteo por su acción. Mis pupilas se dilatan al verle, su respiración está pesada casi en gruñidos y sujeta mi cintura en sus manos con poderío.
“No sabes lo torturador que es, no dormir contigo”, confiesa provocándome un ardor excitante. Sus ojos se encuentran más oscuros de lo normal
“Entonces no lo hagas torturador, nos haremos responsables de lo que suceda”, pido sosteniendo su rostro, incrusto mis dedos en sus hebras oscuras. Él cruje su cuello y cierra los ojos para pegar su frente de la mía.
“Quiero a mi esposo a mi lado al despertar, que lo primero que vea sea tu rostro pegado a la almohada”, separo mis labios dejando salir una bocanada de aire.
Él posa sus manos en mis muñecas apartando mis manos de él. Suelta un gruñido y me observa.
“Te quiero a salvo”, musita desconcertándome.
Arrugo mi cejo y él se aparta de mí dejando a mi corazón alborotado.
“¿Te vas así, sin un beso? Es lo mínimo que me merezco”, pido alzando mi mentón.
Él me observa con sorpresa, y sus ojos brillan de alguna manera mágica.
“Todos los que quieras, cielo”, asegura rompiendo de nuevo la distancia. Sostiene mi rostro y su aliento palpa mis labios acelerando mis latidos.
“Déjame sin aliento”, pido casi en suplica.
Noto cómo traga con dificultad apretando sus dientes y repentinamente, presiona sus labios sobre los míos, la vehemencia se siente junto a la lascivia de su lengua que irrumpe mi boca para danzar con la mía.
Mi corazón estalla en latidos y Vlad presiona mi espalda contra la puerta mientras acaricia mi espalda intensificando el beso. Mis manos se introducen entre su saco y siento el calor que emana su torso duro.
Todo se incendia dentro de mí mientras el beso no baja su voltaje. Me quiero quedar aquí una eternidad. Él cumple con mi petición dejándome sin aliento, separo mis labios de los suyos en jadeos y más excitada que nunca.
“Buenas noches, cariño”, musito cerca de su boca.
“Dulces y lujuriosos sueños, cielo”, acaricia un mechón de mi oscuro cabello y se termina de alejar.
Abro la puerta detrás de mí sin dejar de mirarle.
“Estás invitado a irrumpir mis sueños cuando quieras”, anuncio en un tono jocoso.
Vlad ladea una sonrisa que me prende más que una hervidora. Termino de entrar a la habitación y cierro la puerta con lentitud sin querer alejarme de él, cuando lo hago, suelto un bufido recostando mi frente de la puerta y poso mi mano en el pecho por los latidos que me arremeten incesantes.
‘Me tienes tan tuya’, pienso.
Me muevo en la cama por enésima vez y resoplo, abro los ojos y le echo un vistazo a la hora que se posa en el reloj encima del buró.
Noto que son las cinco, decido quitar las sábanas de encima de mí, pues prefiero estar despierta que sola en una cama tan inmensa, cuando realmente deseo el cuerpo caliente de Vlad a mi lado. Muerdo mi labio levantándome y procedo a darme un baño.
Luego de asearme, cepillo mis dientes y observo la imagen de mí en el espejo. Escupo la espuma para terminar de vestirme. Pienso ir a la compañía a ver los resultados del evento de anoche que no terminó cómo lo esperaba.
Salgo de la habitación, pero unas vocecitas llaman mi atención, comienzo a bajar los escalones con desconcierto.
“¡Es mi papá, no el tuyo!”, exclama la voz de Anastasia.
“¡Hay que compartirlo, porque también es mi papá!”, replica Zayn y entiendo el porqué de la discusión.
Termino de llegar al comedor vislumbrando a Vlad sentado con Anastasia abrazándolo de un lado y a Zayn haciendo lo mismo del otro lado. Sonrío por eso para llamar la atención de todos.
“¡Mami!”, dice efusivo Zayn corriendo hacia mí.
Lo alzo en mis brazos llenando su rostro de pequeños besos.
“¿Cómo dormiste, amor?”, pregunto peinando su cabello.
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