Destinada a amarte -
Capítulo 64
Capítulo 64:
Bajamos las escaleras y Ofelia decidió acompañarnos, colocándose un lindo vestido oliva.
“Quiero estar con el Señorito Zayn, si me lo permite, usted estará muy ajetreada”.
“Gracias, Ofelia, pero… no te invité para que trabajaras”.
Mueve la cabeza en negativa.
“No será trabajo”, reitera sin más.
“¡Hay que irnos!”, anuncia Jade apurándonos.
Subimos al auto que nos esperaba manejado por Gideon. Dentro del auto, le envío un mensaje a Vladimir.
[Valeria: Vestido lila. Espero que te guste quitármelo]. Muerdo mi labio una sonrisa ante la picardía del mensaje.
[Vladimir: El lila será mi color favorito de ahora en adelante, creo que mejor será tomarte con él puesto. Para ser Suelto un suspiro al leer su respuesta. Estoy adorando este juego, esta intensidad con apellido Novikov].
Minutos después…
Las luces iluminan las calles de la fachada del resort que pertenece a Grupo Birken. Este da a la playa con un enorme muelle muy elegante. Es una de las posesiones que mi padre adoraba tener a su cargo y que, Alice maneja al ser directora de turismo.
Sostengo la manita de Zayn y caminamos a la entrada del gran salón adornado en negro y plateado por cómo son los juguetes.
En las pantallas muestran unos videos publicitarios con las características sin ser explícitos, pues el evento es para todo público como se pensaba al principio. Al entrar, comienzan a aplaudirnos y detienen la música. Me encuentro con el dueño que hizo posible esto.
“Señor Vizencio”, digo, él sostiene mi mano besando mis nudillos.
“Quedó asombroso el lugar, es un honor trabajar con ustedes”, menciona y sonrío por eso.
“¡Pasteles!”, exclama Zayn soltando mi mano y corre hacia el área de los bocadillos.
“Iré por él, no te preocupes”, comenta Ofelia quien va tras él.
““Lo siento, creo que tiene la misma afición que yo, por los pasteles”, digo hacia Vizencio, quien ríe, Jade se une a la conversación y Gisela me indica con quién tengo que hablar de negocios.
El evento transcurre con éxito y de vez en vez observo dónde está Zayn con Ofelia.
“Nos encantó la propuesta, queremos hacer algo similar con nuestra empresa de licores, lanzaremos un Martini en botella”, acota la mujer al frente de mí.
“Será un gusto planificar algo de éxito para su empresa”, menciono brindando con mi copa de champán.
Dejo salir un resoplo y luego de terminar la conversación, camino dirigiéndome hacia Zayn. Noto que Alice está acercándose a él, o hablando de alguna manera. Apresuro mis pasos y aparto a mi hijo de ella quien se colocó erguida encarándome.
“Oh, de ti hablábamos, aproveché que la niñera fue al baño, solo tuve que decirle que era tu hermana para que me dejara al mocoso… Veo que salvaste a la compañía de la ruina, de una manera… grotesca”, espeta ardida.
“¿Qué haces aquí? No estás invitada”.
“Noto que se te olvida que sigo siendo la directora de turismo, gracias a mí, obtienen muy buen dinero del resort”, declara levantando su mentón.
“No te quiero cerca de mi hijo”, espeto con dureza.
“¿El niño sin padre? Bueno… ahora sí tiene, seguro es un vagabundo al que no invitas a ningún lado. Porque te veo sola, igual que en las fotos de la beneficencia de los Novikov, dicen que entraste con la esposa del patriarca… ¿Por lastima?”, dice y trago con dificultad.
“Alice….”.
“Eres una zorra, pero gracias por rechazar a Akim, él pronto se casará conmigo finalmente y seremos felices, al contrario de ti. Tú caerás Valeria, y muchas personas caerán contigo. Lamento que ese niño tenga una madre como tú”, declara y mis ojos arden de la impotencia.
“Lo que dices no me interesa, mientras tú estás pendiente de mi vida a mí no me interesa saber de la tuya. Vete de una vez por todas”, digo entre dientes, mi corazón se acelera incesante.
Alice sonríe sardónica.
“Quiero ver al vagabundo que recogiste de la calle para casarte con él”, menciona alzando la voz y levanta el mentón mirando a todos lados.
“Cállate”, gruño encarándola.
“Mami…”, murmura Zayn sintiendo miedo de Alice o la incomodidad.
“Tranquilo, cariño”.
“Me sorprende que el niño te haya salido bien, porque había rogado que te embarazaras de un horrible y espantoso hombre”, manifiesta sin sorprenderme.
Dejo salir un suspiro.
“Veo que estás sola, y sigues teniendo a un hijo sin padre. Las zorras como tú siempre están solas”, declara con dureza.
“Ella no está sola”, pronuncia de repente la voz que eriza mi piel. Giro mi rostro encontrándome a Vlad enfundando en un traje de tres piezas y oscuro.
Termina de acercarse, alzando a Zayn que termina de correr al verlo y besa mis labios sin importarle la presencia de Alice. Mi corazón palpita con fuerza y me quedo sin habla ante él.
“Hola, cielo”, murmura en mis labios.
“¿Cómo está mi campeón?”, pregunta hacia Zayn.
“¡Bien!”, responde el pequeño.
“¡Llegaste papa!”.
“¿Él… es?”, pregunta anonadada, Alice.
“Soy su esposo; Vladimir Novikov, supongo que eres su hermanastra malvada, como la de los cuentos de hadas”, dice con cierta gracia mirándome con una sonrisa.
“No-Novikov, el mismo dueño de la discografía de… Akim”, balbucea con los ojos bien abiertos. La ignoro para que Vlad tome toda mi atención.
“¿Y Anastasia?”, pregunto hacia mi esposo luego de reaccionar de la perplejidad de su presencia.
“Está siendo cuidada, Teodora viajó con nosotros. No se sentía muy bien responde y asiento”.
“Si nos permites…”, mis palabras se cortan al ver a mi padre acercarse junto a Marla.
“Señor Novikov, es un gusto verle en nuestro resort”, dice mi padre.
“¿Nuestro?”, pregunto arrugando el cejo apretado.
“Sí, pronto recuperaremos Grupo Birken, volverá a ser mío. El Grupo Vedma nos ayudará a hacer buenos negocios, ¿Cierto, Señor Novikov? Su hermano nos ha dado buenas ofertas”, comenta y siento la rabia corroerme.
“No sé de qué habla, Señor. Solo sé que, mi esposa es la presidenta y no hay mejor persona a cargo de Grupo Birken”.
“¿Esposa?”, pregunta desorientado.
“Esta zorra no pudo haberse casado con… es imposible”, declara Marta.
Vlad aclara su garganta.
“Vuelve a insultarla y en su vida verá la luz del sol, Señora”, advierte Vladimir con frialdad.
Ella abre la boca ofendida.
“¡Oye, es mi esposa y ella mi hija! ¡Si queremos la insultamos, ella es una desagradecida!”, grita mi padre.
“¡Mami!”, solloza Zayn. Vlad me lo entrega y lo abrazo calmándolo.
“¿Él es el bastardo?”, suelta Marla.
“Es nuestro hijo”, gruñe, Vlad hastiado de quienes eran mi familia. Me avergüenzo por completo y me duele en el fondo.
“Retírense de este lugar ¡Ya mismo!”, ordena con la voz ronca e imponiéndose.
Alice recibe una llamada y se aleja de nosotros.
“No nos iremos, esta compañía nos pertenece”, reitera mi padre, si es que se le puede seguir llamando así.
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