Destinada a amarte
Capítulo 56

Capítulo 56:

Comienza a hacerme el amor con sus dedos y estimula mi cl!toris hinchado mientras lleva mis brazos a la espalda entrecruzados inmovilizándome encima de su regazo.

La entrada y salida de sus dedos en mi cavidad producen un sonido excitante del chapoteo de mis fluidos… estoy a punto caramelo. Siento su er%cción clavarse en mi vientre y eso no me ayuda con la cordura; al contrario, deseo tenerlo dentro de mí lo más pronto posible.

“Vlad…”.

“¿Si, cielo?”, pregunta ante mi llamado.

“C%geme”, suplico en un jadeo.

En este momento, mi org%smo me avasalla sin poder aguantarme más. Me retuerzo encima de él con los espasmos sin que él deje de estimularme y aumentar el placer innato que me produce.

“¡Aah, Dios!”, g!mo descontrolada por el clímax.

Él saca sus dedos de mi v%gina y me sienta con las piernas abiertas sobre su regazo, mi v%gina choca con la endurecida y gigante p$ne de Vlad que se aprieta en la tela de su pantalón de sastre, a punto de reventarlo.

“Deliciosa por donde te pruebe”, musita con voz áspera chupándose los dedos que acaban de estar dentro de mí”.

‘Ardo, ardo por él’, pienso enloquecida.

Mis manos bajan hasta los botones y el cierre de  su pantalón, estoy desesperada por hundir su p$ne en mí. Vlad aprieta mis pechos acercándose a chupar mis p$zones g!mo por las caricias y lametones de su lengua en mis senos sensibles.

“¿Quieres que me hunda dentro de ti?”, pregunta encendiéndome más de lo que ya estoy.

“Por favor… cariño”, jadeo en sus labios presionándolos con los míos para sentir su glande en mi abertura abriéndose paso entre mis pliegues y empapándose con mi lubricación.

“Todo tuyo, cielo”, espeta bajándome de un sentón para que su p$ne entre por completo en mí. La presión es fascinante, cómo me llena y se aprieta.

G!mo descontrolada enterrando mis dedos en su cuero cabelludo mientras él maneja las embestidas con sus manos en mi trasero, haciéndome saltar encima de él. Mis pechos rebotan pesados y sensibles mientras sus labios se encargan de embriagarme con sus besos.

“Estoy adorando tus… castigos”, g!mo cuando me embiste con más fuerza.

“Es un placer para mí, pero evita que me enoje más”, suelta de manera entrecortada sin dejar de p$netrarme.

Tomo el control de la situación y muevo mi pelvis en círculos, luego hacia adelante y hacia atrás frotando mi cl!toris hinchado.

“Lléname de ti”, pido desesperada deslizando mis labios al lóbulo de su oreja para lamerlo y bajo hasta su cuello escuchando cómo g!me de manera ronca.

“¡Dios, cielo! ¡Te sientes tan bien!”, exclama entre dientes excitándome más. Aumento mis movimientos motivada por él para ir por el segundo org%smo.

Mi cuerpo explota sin previo aviso mientras mi v%gina se aprieta por los espasmos alrededor de la p$ne de Vlad, cosa que, a él le estimula y le incita a estallar de igual manera. Su placer espeso y caliente se desparrama en mi interior.

Caigo desfallecida enterrando mi rostro en su cuello y trato de estabilizar mi respiración que está en jadeos por lo intenso que estuvo el placer.

Siento sus manos acariciar mi espalda desnuda y me aparto para verle, sé que debo de tener el rostro enrojecido igual que los labios y mi v%gina. Pues mis p$zones están ardiendo, cualquier roce podría producirme un espasmo.

“Precioso cielo mío”, manifiesta levándome a pestañear.

“¿Qué estás haciendo conmigo? No te saco de mi cabeza, apareces así de repente y lo que hago es castigarte con placer, pues no tengo la voluntad de otra manera… estar lejos de ti se me contigo de una manera intensa”, acota dejándome sin habla. Mi corazón palpita por eso.

“Entonces no te alejes de nuevo como lo hiciste”, espeto sosteniendo su rostro.

Él aprieta sus dientes mostrándome su mandíbula.

“Tengo una razón importante, pensé que el no contestar el celular me lo haría más ameno y luego… te veo aquí”.

Arrugo mi entrecejo.

“Vlad, ¿A qué viniste a Seattle?, ¿Qué fue tan importante?”, cuestiono esperando una respuesta  de su parte.

Él desvía su vista a las puertas que son tocadas de repente. Mi corazón palpita con fuerza.

“¿Hay alguien ahí?”, pregunta la voz de una mujer.

Vlad lleva dos de sus dedos en medio de mis labios para que no haga ruido, él pasó el seguro a las puertas y se nota cómo intentan abrirlas.

Para provocarlo, separo mis labios chupando sus dedos y él mueve su p$ne aún endurecido dentro de mi clavándola más dentro para hacerme g$mir por la sensación. Su mirada sigue oscurecida y la persona que intentaba entrar se aleja finalmente al no recibir respuestas.

“Cielo…”, gruñe excitado.

Saco sus dedos de mi boca y me inclino besando suavemente sus labios.

“Es mejor que salgamos”, murmuro apartándome de él.

Hago un g!moteo por la sensación de salida de su falo majestuoso que se posa largo encima de su ombligo, reposa pesado y todo se me aprieta. Remojo mis labios caminando renuente hacia donde deje el vestido, pero aún siento sus embestidas y mis piernas están temblando.

Al colocarme el vestido siento sus manos acariciar mis curvas para ayudarme con el cierre; lo sube y me invita a mirarle girándome.

“Pronto sabrás la razón, ansío tanto eso, porque solo significaría una cosa y es que; mi infierno no te ha espantado”, menciona desconcertándome.

“Vlad, decidí aceptarte con todo y tu infierno, déjame conocerlo”, pido, él niega con la cabeza.

“No es lo que crees…”.

“¡No sé lo que creo! Últimamente no sé qué creer, cariño. Por eso necesito que me guíes, no puedo andar a ciegas y contigo…”.

“Lo sé, pero es mejor así”, interrumpe fríamente.

Él levanta su coraza cada que intento introducirme en sus misterios. Suelto un resoplido enojándome. Me inclino para colocarme los tacones y él me los arrebata de las manos.

“Permíteme”, propone y refunfuñando me siento en uno de los sillones.

Vlad se arrodilla ante mí para alzar una de mis piernas y acerca sus labios a mis pantorrillas besándolas. Muerdo mi labio por la acción.

Termina de colocarme un tacón y seguido con el otro, haciendo la misma acción del beso en mis piernas. Él me trata con delicadeza mientras que en el se%o es una bestia excitante. Suspiro levantándome, Vlad sostiene mis manos y su mirada imponente llama mi atención,

“Cuando salgamos de aquí, conocerás a mi familia, son un poco intensos…”.

“Oh, ¿entonces viene de familia?”, inquiero irónica.

“Lamentablemente, sí”, comenta siguiéndome la corriente.

“Tranquilo, grandote. Sé cómo controlar a un Novikov”, expreso y él me mira conmocionado.

Aclara su garganta y posa su mano en mi espalda baja para caminar hacia la salida. Detengo mis pasos de golpe al sentir el hilo de nuestros fluidos deslizarse entre mis muslos. Vlad saca su pañuelo de tela grabado con sus iniciales y me lo entrega.

“No voy a arruinar tu pañuelo de tela egipcia”, espeto negándome.

“Lo mejorarás, y aumentarás su valor”, menciona con ronquez.

“Prefiero regalarle una de mis tangas, Señor Novikov”, sonrio juguetona recordando que dejaba mi tanga en el suelo de la oscura biblioteca, me inclino y se la entrego, él las toma observándolas pareciendo perplejo.

“Iré al baño”, anuncio besando su mejilla.

Camino, apresurada a la puerta blanca y al cruzarla me encuentro con el baño. Me aseo y acomodo un poco mi apariencia en el espejo.

Al salir; veo la figura de Vlad recostada de la puerta esperándome, tengo un org%smo visual al verle con su traje de tres piezas de un color gris y su inmenso e imponente porte.

‘Por todos los cielos, ¡Qué hombre!’, pienso llegando hasta él.

“¿Listo?”, pregunto.

“Para ti, siempre”, expresa llevándome a suspirar. Me ofrece su brazo y lo sujeto sintiendo sus bíceps endurecidos y grandes.

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