Destinada a amarte
Capítulo 5

Capítulo 5:

Mi padre da un paso adelante intentando disculparse con el Señor Green.

“Salgamos de aquí de inmediato, no hay nada más de qué hablar”, ordena Thomas, y todo su personal camina hacia la puerta de la salida.

Sus abogados prácticamente corren detrás de él provocándome una sonrisa, todos los que le acompañaban desaparecen.

“¡Señor Green, disculpe, todo está bajo control… reanudemos…!”, exclama Fer Morat de manera inútil porque la sala se inunda de un silencio sepulcral donde solo queda la familiar que representaba a los Morat.

“¡Quiero lo que es mío y ahora!”, gruño ya agotada de todo esto, y apenas comienza.

“¡Eso no será posible, pequeña ingrata!”, espeta de vuelta Marla.

“Todo lo de tu padre tiene y yo, ha sido bajo nuestro cargo y Grupo Birken nos pertenece, nunca será tuya. Mejor vete a vivir bajo un puente que es seguramente lo que has estado haciendo con tus hijos bastardos”, agrega con acidez.

El reflujo de mi estómago se dispara por la rabia de que tenga la osadía de insultarme de esa manera cuando ella era una simple mujer de clase media que soñó con cazar a un millonario deshonrado como mi padre; y lo logró. Aprieto mis puños y mi respiración se altera por su comentario.

‘No te rebajes’ replico en mi interior.

Vuelvo a mi postura anterior y firme, alzo mi ceja para ver a mi padre, esperando a que hable ante lo que acaba de decir su mujer. Mi padre de manera sorprendente; suspira y chasquea su lengua al pensar en algo o sentir alguna duda.

“Es obvio que la empresa le pertenece a tu difunta Madre, quien anunció que podías heredarla y administrarlo con todo tu poder”.

“Pero… hay una cláusula importante y es que; solo puedes obtenerla después de casarte, por lo que noto no hay sortija de matrimonio en tu mano, así que, no tienes derecho de reclamar por nada. Hasta que encuentres un esposo”, manifiesta inesperadamente, abro los ojos con sobresalto al escucharle y es que, no tenía ni remota idea de eso.

Arrugo mi cejo, analizando la condición… única condición. La más difícil que se me ha hecho obtener en mi vida normal.

Sabía desde pequeña que mi Madre dijo que una vez que fuera adulta tomaría las riendas de la empresa, y que, al parecer existe un documento el cual no tengo conocimiento. Comienza a dolerme la cabeza, esto me cayó de sorpresa, estoy helada ante lo que ha insinuado.

‘No es mía, porque no estoy casada aún’ repito en mi mente.

Tomo una bocanada de aire y trago con dificultad para plantar mi iris celeste hacia los de mi padre.

“Si me logro casar pronto… ¿Me entregarás las compañía, cierto?”, cuestiono, decidida a conseguirlo.

‘¿De dónde? No lo sé, pero, tendré que ingeniármelas. Eso incluye llamar a todos mis ex’ pienso, sin saber en lo que estoy a punto de meterme.

Solo tengo algo seguro; me cansé de que me aplasten, me humillen y que no dejen que obtenga lo que quiero y deseo. La Valeria Morat de hace cinco años, ya no existe.

Me quedo con la mirada helada de mi padre quien frunce sus labios ante mi pregunta, como si no quisiera responderme a lo que acabo de preguntar… tal vez piensa que ha sido un error.

Dejo salir un resoplo observando cómo un sujeto de traje que se encontraba sentado en una esquina de la mesa ovalada: se levanta ante mi pregunta y llama la atención de todos.

Aclara su garganta y acomoda sus lentes de pasta oscuros.

“Es un placer conocerla finalmente, Señorita Morat, soy el abogado principal del Grupo Birken y tengo conocimiento de la condición estipulada por su Madre, antes de su fatídica muerte”, acota de repente.

Abro los ojos con sobresalto y mi padre reacciona con molestia por eso.

“Todo fue notariado, esto quiere decir que los deseos y peticiones de la antigua heredera principal del Grupo Birken, deben cumplirse de mano con las leyes pertinentes que lo avalan. Por eso…”.

“Esto es una estupidez”, espeta Marla mientras escucha lo que dice el abogado.

“Prosiga por favor”, pido, realmente interesada.

Él asiente aclarando su garganta.

“Esto ocurrirá siempre y cuando usted cumpla con los requisitos del testamento y reclamará legítimamente su herencia”, anuncia, los rostros de mi padre y madrastra se ensombrecen.

Pensaron que nunca llegarían a saber de la cláusula o que estaría interesada en quitarles la empresa.

“Esperen… también indica que debo de estipular el tiempo”, espeta molesto mi padre encarando con desespero al abogado.

Arrugo mi entrecejo y este sujeto asiente.

“Tiene razón, como ex esposo y padre biológico, la Señora Ferrara dejó en claro que usted indicaría el plazo en que ella tendrá que cumplir con dicho requisito, una vez, se inicie el proceso”, explica el abogado de manera sincera.

‘No me gusta eso’, pienso, sé que me colocarán trabas, pero haré lo imposible para lograrlo.

Asiento tomando una bocanada de aire para estirar mi brazo hacia el abogado, le ofrezco mi mano y él se sorprende cuando le doy una sonrisa tenue.

“Entonces me casaré lo antes posible para hacerme cargo de Grupo Birken, espero y usted me ayude con el caso”, comento, el abogado me recibe la mano clavándome sus ojos oscuros.

“Será un placer ayudarla a tramitar los documentos pertinentes y a llevar el caso, soy Gustav Sanz”, dice y suelto su mano.

De repente Marla suelta una carcajada burlona, la encaro con odio.

“¡Ja! ¿Qué idiota se enamorará de una p$rra desgraciada? Además ¿Quién querrá casarse contigo? Eres una Madre soltera que no sabe de quién es su hijo, y que un bebé en el parto. Te seguimos el rastro hasta que escapaste con tu hijo, te hacíamos muerta en risco”, suelta de repente de manera cruel.

Mis ojos se cristalizan como Madre; mi corazón sigue débil al pensar en la muerte de mi bebé, me duele como si hubiera ocurrido recién. Aprieto mis puños encarándola.

“Maldita…”, gruño sin poder contenerme más.

‘¿Quién aguanta tantos insultos malvados sin poder reaccionar?’.

Solo Marla tiene que agradecer que no me bajaré a su asqueroso nivel, porque estaría golpeándola en el suelo. Ella reacciona ante mi insulto, pero mi padre la detiene mirándome con sus ojos azules y fríos.

“Te daré tres días. Si no te casas en ese tiempo estipulado, perderás el derecho de heredar la empresa, así que, cuando eso suceda seré el único candidato que encabezará para convertirme en sucesor… Grupo Birken será mío y no tendrá nada que ver contigo o tu difunta Madre”, dice en un tono muy serio.

Abro los ojos al escuchar el tiempo… tres días.

‘Eso es imposible’, pienso viendo la sonrisa de satisfacción de Marta y la de mi padre.

Ellos piensan que no podré, y comienzo a pensar de la misma manera. Paso la lengua por mis mejillas internas, negando con la cabeza.

“Se supone que eres mi padre, pero actúas como mi enemigo ¿Si acaso queda algo de amor en tu corazón para mí?”, oigo encarándolo.

Estoy tan decepcionada.

“Te amé, pero en este momento amo más mi nueva familia y esta empresa. Fuiste mi hija, solo eso… ya que te hacía muerta hace cinco años atrás. Así que, ya no tengo hija biológica Valeria Morat murió para mí con el recuerdo de mi ex esposa”, acota con más frialdad que antes.

Las lágrimas se me deslizan por las mejillas, pero mi rostro se queda serio mirando los monstruos que se posan al frente de mí, a quiénes consideré mi familia.

“Eres una basura de persona”, gruño enojada.

“Piensa lo que quieras, tienes tres p%tos días”, espeta levantando su mentón.

“Bien, prepárate para recoger tus mi%rdas de mi oficina, porque juré vengarme algún día y ha llegado el momento… los dos se arrepentirán”, advierto sintiendo a mi corazón latir con fuerza mientras maquino una y otra vez.

«¿Cómo haré?”.

Le entrego mi tarjeta de presentación al abogado quien me acompaña a la salida de la sala cuando se perpetúa el silencio. Da por iniciado el proceso, él se encargará de tener todos los documentos listos y me da aliento para que cumpla con el requisito.

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