Destinada a amarte -
Capítulo 47
Capítulo 47:
“Si, pero se interpuso ese idiota”, menciona con calma. Resoplo al pensar que el día no podía terminar medianamente bien.
Llegamos al jardín de infantes de Zayn; es uno de los más respetables del estado y los hijos de la elite estudian aquí por la seguridad y el prestigio. Las personas se nos quedan mirando en cuanto entramos escoltados por Dante, pero quien se lleva todas las miradas es Vlad, con su aspecto de fantasía lujuriosa.
“Señor y Señora Novikov, pasen adelante”, comenta una de las profesoras. Nos abren la puerta y veo a mi pequeño, me apresuro para llegar a él.
“¡Mami!”, dice efusivo alzando sus bracitos para abrazarme, recibo su abrazo y me aparto para mirarle bien, vislumbro una bandita en su mentón.
Arrugo mi cejo enervándome.
“¿Cómo te hiciste esto, amor?”, pregunto a Zayn. Él encoge los hombros como si no quisiera decirme.
“Mientras hablan, puedo llevarme a Zayn”, propone la maestra y asiento besando las mejillas de mi pequeño.
“Espéranos con la maestra, en un ratito volveremos a casa”, digo hacia él quien me da un beso en la mejilla.
Vlad se inclina susurrándole algo y luego alborota su cabello provocándole una sonrisa. Se lo llevan para dejarnos a solas con la directora de cabello castaño y lentes de metal grandes, tiene un traje elegante con la insignia del lugar.
“Pueden tomar asiento”, señala los dos asientos y Vlad me separa uno para que me siente; eso hacemos.
“Es un placer conocer a los padres del pequeño Zayn, ¿Usted es el Señor Morat?”, cuestiona y Vlad sonríe irónicamente.
“Soy Vladimir Novikov”, reitera ante la confusión.
“Oh, lo siento es que el pequeño es de apellido Morat y…”.
“No se preocupe, ¿Por qué estamos aquí y por qué nuestro hijo está herido? Quizá es una confusión y lo han lastimado”, intervengo antes de que se confunda más la directora, asiente colocando sus ojos miel en mí.
“Zayn tuvo un intercambio de palabras con uno de sus compañeros, el joven; Jasper Vicenzo y se fueron a los golpes, eso no lo toleramos en este instituto”, anuncia y me quedo perpleja, no puedo creer que esté hablando de mi hijo,
“Eso es imposible, tuvo que haber alguna razón, él no es violento”, digo negándome.
“Es posible, comenzó un rumor absurdo de que su padre es Superman, y el joven Vicenzo le dijo que estaba mintiendo, eso puso como loco a Zayn, tenemos todo grabado; le saltó encima para hacerle daño, pero ambos salieron lastimados. Tenemos que hacer algo al respecto”.
Tomo una bocanada de aire apretando con mis manos el asa de mi bolso.
“Mi hijo no es un mentiroso ni un violento”, reitero.
“Sé que es difícil para Zayn; un nuevo colegio, ambiente, clase social y compañeros…”.
“¿Qué mi%rda está insinuando?”, interviene de repente Vlad con imponencia, robándose la atención de la mujer que se rehusaba a mirarle por lo imperativo que se denota.
“Nuestro hijo pertenece aquí como todos los demás niños, supongo que al otro niño lo han sancionado como desea hacerlo con Zayn ¿O estoy equivocado?”, agrega y a la mujer se le nota pasar saliva por la voz ronca que podría hacer temblar a cualquiera.
Se aclara la garganta bajando la vista de forma sumisa.
“Señor Novikov, no quise decir eso, pero en la familia Vincenzo están preocupados y pidieron la expulsión de Zayn, ellos son importantes para el instituto por las donaciones que dan cada año”, explica y siento cómo la rabia me carcome.
“¿Expulsa a Zayn y al otro niño no?”, gruño, pero Vlad posa su mano encima de la mía llamando mi atención. Volteo a mirarle y sí que se observa muy dominante o a punto de destruir todo un país.
“La familia Novikov también ha donado muy buen dinero a este instituto, y lo que hará es lo siguiente; si no quiere que este lugar sea comprado y destruido para ser convertido en un burdel, usted no expulsará a nadie, hará que el niño se disculpe con mi hijo por insultarle, ya que, si él dice que su padre es Superman, así será. ¿Entendido?”, ordena levantándose del asiento sin dejar mi mano, comienzo a sentirme aturdida por su sensualidad.
La mujer observa la mano de Vlad con los nudillos enrojecidos.
“El niño tiene que ir a terapia, quizá lo ha visto en el hogar, la violencia…”.
“Violencia tendrá si no deja de decir estupideces”, espeto con enojo ante su insinuación.
Me levanto del asiento sin soltar la mano de mi esposo.
“¿Entendido?”, amito a Vlad.
Ella nos observa con sumisión asintiendo.
“Disculpe, por supuesto, Señor y Señora Novikov”, dice rápidamente.
“Gracias”, digo ahora sí caminando a la salida del lugar junto con Vlad. Zayn nos ve y corre hacia nosotros con una gran sonrisa, Vlad lo alza en sus brazos.
“¿Te duele, cariño?”.
Él niega con la cabeza.
“Lo siento… dije que papá era Superman y no me creyeron”, murmura nostálgico.
“Tú mantén tus convicciones, hijo. Nadie te puede decir lo contrario de algo tan inofensivo, pero la violencia está muy mal y no debes de actuar así”, menciona Vlad llevándome a mirarle. La Dopamina estalla en mí cuando le observo con Zayn en brazos protegiéndolo a toda costa.
“¿Quieres comer helada, campeón?”, inquiere y él asiente emocionado. Baja a Zayn que corre al frente de nosotros para dirigirnos a la salida.
“Gracias, cariño”, murmuro llevándole a mirarme. Escucho cómo suelta un jadeo ronco por eso.
“Adoro cuando me dices así”, manifiesta erizándome la piel, me atrae a él, besándome la mejilla.
Vemos cómo Zayn se devora el helado y corre al pequeño parque para quemar la energía de su pequeño cuerpo.
“Es un niño muy inteligente”, expresa Vlad.
“Lo es, pero… es la primera vez que reacciona así, quizá le está afectando el cambio tan drástico de su vida.
“Quiero que tenga mi apellido”, manifiesta y detengo mis pasos de golpe.
“Si me lo permites, desearía que cuando lo llamen por su apellido sepan con quién hablan y así poder protegerle a toda costa”, explica, lo pienso por unos segundos.
“Me parece perfecto”, digo con una sonrisa.
“Prometo siempre protegerlo”.
Él posa sus manos en mi cintura atrayéndome a su cuerpo.
“De cualquiera”, musita en mis labios para besarme con vehemencia, de una manera intensa que me desboca por completo.
“Sé que lo harás, cariño”, digo en su boca jadeando. Nuestros cuerpos se han calentado y mi corazón palpita incesante.
“¡Mami, papi!”, grita Zayn llamando nuestra atención, él hace una pirueta.
“¡Miren lo que hago!”, dice emocionado y Vlad mi abraza por la espalda.
“¡Hermoso!”, digo y siento el aliento de él en mi cuello. Separo mis labios por eso.
“Necesito llegar a casa para hacerte mía”, suelta de manera entrecortada, fundiéndome los sentidos por el calor de su voz junto a esas palabras.
“Y yo necesito que lo hagas”.
Al llegar a la casa Ofelia se ofrece de bañar a Zayn que tiene la camisa y el rostro lleno de helado de chocolate. Esbozo una sonrisa y me propongo a subir los escalones mirando por encima de mi hombro a Vlad.
“¿Vienes? Me daré un baño”, pregunto deseosa de él.
“Eso no se pregunta, cielo”, dice con voz ronca y áspera para seguirme.
De repente, el timbre de la puerta es tocado deteniéndonos.
“¿Esperabas a alguien?”, digo desconcertada, al saber que jade no ha podido venir porque está de viaje en Paris ante una urgencia de ropa.
Vlad niega con la cabeza caminando a la puerta, al abrirla apoyo mi mano de la baranda de la escalera y observo el rostro de Dmitry en la entrada junto a una sonrisa.
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