Destinada a amarte -
Capítulo 37
Capítulo 37:
Pov Vladimir.
“¿Quieres comer un helado, hijo?”, pregunta.
“Tanía, es muy pronto para que le llames así, míralo, está perturbado… acaba de perder a su madre”, habla mi papá, el hombre que veía en la fotografía ahora está al frente de mí.
“No digas tonterías, Mikhail. Vladimir es ahora mi hijo y lo protegeré de todo, le daré toda mi amor, seré una Madre para él… me necesita, cariño, míralo”, dice rompiendo a llorar la mujer.
“Lo sé, cariño, juntos lo lograremos. Pero recuerda que también tenemos dos hijos que nos esperan en casa”, dice mi papá abrazándola.
“El ahora es parte de la familia, no debiste dejarlo con ella… debimos de haber luchado para que no pasara por esto, sin tan solo lo hubiera sabido”, menciona papa.
“Él no sufrirá más”, agrega.
La mujer me alza en sus brazos y me pongo a llorar al sentir el abrazo.
“Tranquilo, Vladi, todo estará bien”, murmura
No quiero mirar al hombre que está esposado con un traje naranja y no deja de observarme. Mi padre se interpone entre nosotros.
“Campeón, no permitiré que se te acerque, si no quieres hablar, lo entiendo”, dice papá y sostengo su mano con fuerza.
“Mikhail, no voy a exponer a mi hijo a esto, estábamos avanzando con la terapeuta”, comenta Tania hacía papá.
“Ese bastardo tiene que seguir preso, no podemos permitir que lo suelten, cariño”.
El hombre que golpea del martillo llama la atención, pestañeo un segundo y el bullicio explota en el lugar.
“¡Queda absuelto de los cargos de homicidio!”
“¡Fue un suicidio de su paciente en condiciones deplorables! ¡No hay pruebas refutables!”, escucho a lo lejos y de repente su risa rebotar en todo el lugar hasta llegar a mí, dándome escalofríos.
Y lo veo de repente, sonriéndome de la misma manera diabólica.
“Esto no se queda así, engendro, ahora soy libre”, susurra en mi oído luego de correr hacia mi sujetando mi brazo. Comienzo a sollozar sintiendo miedo.
“¡Aléjate de mi hijo, maldito!”, grita mi padre interponiéndose.
“¿Al que abandonaste con esa loca? Eres el padre del año”, suelta aplaudiendo.
“¡Orden!”, exclama el sujeto con el martillo.
“Vlad, ¡Vlad!”, escucho la voz de Valeria y pestañeo sintiendo el escozor de mis ojos que están inundados de lágrimas y veo el cielo en los de ella.
La calma me llega cuando sus manos se posan en mi rostro.
“¿Estás bien?”, pregunta preocupada y aclaro mi garganta.
“No, pero…”.
“Lo sé, pero soy tu esposa, no te dejaré a solas cuando has tenido un episodio de esa magnitud Vlad, vi el pánico y mucho dolor en tus ojos”, manifiesta interrumpiéndome.
Me quedo sin palabras ante la mujer que me ha hecho perder la cordura desde que se cruzó en mi camino con su descarado movimiento de caderas y ojos color cielo. No quiero invadir mi cielo personal con este infierno que me persigue cuando cierro los ojos.
Valeria insiste en no alejarse de mí, justo cuando mis demonios se están asomando por mis poros. Resoplo apretando mi mandíbula mientras mis latidos se escuchan zumbando dentro de mí. El celeste en su iris se denota tan exquisito que podré enloquecer si sigo zambulléndose en él, llegaré a pensar que el cielo realmente son sus ojos y no el que se posa encima de nosotros.
Sostengo su mano guiándola conmigo hacia el baño, empujo la puerta y se encuentra un sujeto lavándose las manos que se queda desconcertado mirándonos.
“¡Largo!”, exclamo sin poder aguantarme.
El sujeto de un respingo encontrándose con mi semblante enfurecido, soy muy alto para que ese sujeto pueda enfrentarse a mí, siquiera pensándolo y es que, me concentré en verme musculoso, grande, grande, imponente durante años para que nadie pueda lastimarme de ninguna manera y poder defender a mi familia.
Pienso de inmediato en Anastasia, mi pequeña que espera tener una vida ‘normal’ algún día y me encargaré de que eso ocurra.
“Eso fue muy grosero”, espeta Valeria al ver cómo el sujeto huye del baño. Cierro el picaporte y mi p$ne se aprieta contra mí pantalón, es algo que no puedo controlar.
‘Soy un ninfómano, un adicto al se%o y tenía tiempo controlándome hasta que… Valeria apareció en mi vida’, solo puedo pensar cómo hacerle el amor en el lavamanos, noto cómo sus mejillas están ruborizadas.
“Podemos hablar…”, pronuncia.
Pero corto sus palabras acercándome a ella como un depredador a su presa, sujeto su rostro en mis manos presionando mis labios contra los suyos con desespero, salvajismo y brusquedad. No me limito en saborear a mi esposa, porque tiene una boca deliciosa y soy devoto a ella.
“No quiero hablar, quiero estar dentro de ti”, gruño excitado presionando mi er%cción contra su vientre para que sienta lo que provoca.
‘Sé que estoy dañado’, pienso apretando con mis manos sus pechos voluptuosos, escucho cómo g!me por mi arrebato y beso su cuello: chupo, succiono su piel queriendo fundirme en ella.
“Vlad, utilizas el placer se%ual para evadir problemas… no tiene que ser así”, dice en un jadeo llamando mi atención.
Arrugo mi cejo mirándola y deslizo una de mis manos a la abertura de su vestido para subir y encontrarme con su v%gina caliente y húmedo. Valeria muerde su labio.
“Dime eso cuando no estés asi de lubricada, revolviendo uno en este momento y es el que no puedo contenerme a hacerte mía”, manifiesto estimulando su cl!toris hinchado que me tienta.
“Ni se te ocurra reprimir los g$midos”, ordeno en un gruñido introduciendo dos de mis dedos en su estrecho se%o… se siente tan bien.
Valeria g!me de forma descontrolada convirtiéndome en una bestia posesa.
“Te voy a hacer el amor tan duro y sin retención, cielo”, digo mientras bajo mi cremallera sacando mi p$ne pesado y palpitante, está tan engrosado y duro que podría hacerle daño con ella, pero, será placentero.
Valeria traga con dificultad sujetándose de mis hombros, comienzo a frotar mi glande en su hendidura mientras suelto unos sonidos de queja al sentirla expandirse alrededor de mi gran p$ne, lo aprieta con su interior caliente; húmedo y perfecto.
Ella suelta unos g!moteos agudizados cuando invado su interior, empujo con fuerza sin poder contenerme y entro por completo; hasta la raíz de mi p$ne. Sentirla piel con piel es mágico.
“¡Vlad!”, exclama de placer en mis p$netraciones potentes donde a ella le cuesta sostenerse estable porque mis embates son descontrolados junto a mis gruñidos casi bestiales.
‘Maldición se siente tan bien’, pienso para tomar sus labios con los míos acallando sus g$midos fuertes en mis labios. Mi lengua chupa la suya y luego muerdo su labio inferior con un hambre voraz.
“Moy prosto moy”, pronuncio en ruso.
Noto cómo aguanta bien a mi p$ne en cada embate fuerte, separo más sus piernas en el aire para ver cómo entra y sale de su v%gina enrojecido, mojado e hinchado por la fricción de las p$netraciones. Es una imagen tan placentera igual que su cl!toris sobresaliendo duro, me tienta y sé que le gusta que lo estimule.
Poso mi pulgar sobre él frotándolo, esto provoca que Valeria comience a experimentar el clímax por cómo mueve con desespero su pelvis y sus g$midos
Mis gónadas se aprietan y el cosquilleo en mi vientre me invade, mientras mi pecho se infla con claridad, estoy controlado por mis instintos insanos y esto me lleva a querer reventar de embestidas a mi esposa.
“Vlad… ¡Ah, qué bien!”, dice entre dientes motivándome más.
“¿Te gusta, cielo? ¡Así de fuerte?”, pregunto empujando más mi cadera contra ella. Mis pelotas chocan con la cara de sus nalgas provocando el sonido lascivo de nuestro placer.
“¡Sí, Vlad!”, responde para hacerme sentir su org%smo avasallante, su v%gina comienza a contraerse por los espasmos y se corre como una Diosa con mi p$ne dentro de ella, todo su cuerpo expresa el placer hasta sus ojos cielo me lo muestran con sus mejillas enrojecidas y labios hinchados por mis besos bruscos.
Sostengo su cuello con mi mano sin apretar demasiado para tomar sus labios sin dejar de moverme.
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