Destinada a amarte -
Capítulo 33
Capítulo 33:
“Esto debería de llevarnos horas de placer y solo tenemos minutos, pero estoy volviéndome loco desde que te vi con el vestido, no creo poder contenerme lo suficiente”, comenta con ronquez en su voz.
“Asegurémonos de terminar lo que iniciemos”, insisto jadeando con mis palabras mientras balanceo mis caderas contra él, ronzándome con la longitud de su firme p$ne inclinando su cabeza hacia mí, separa sus labios para enseñarles los dientes apretados.
“¿Nunca lo has hecho en una limusina?”, pregunto vacilante.
“No”, responde tensando su mandíbula.
“¿Y tú, cielo?”.
“No pero… ahora me parece una perfecta fantasía que quiero cumplir con mi muy atractivo esposo”, suelto llamando su atención.
Giro mi rostro observando el tráfico y a los peatones que abundan a nuestro alrededor, el cristal oscuro nos oculta de las miradas indiscretas mientras que, nosotros podemos verlo indiscretos.
‘Quiero complacerle, saber soy capaz de descubrir el interior de Vladimir Novikov ya que él es el único que me lo impide’.
“Cielo…”.
“Parecía que anoche te habías arrepentido de haberme puesto a suplicar, entonces, Vlad… no me hagas suplicarte de nuevo porque te necesito”, jadeo estimulándome con su er%cción e inclino mis labio a los suyos mientras sus manos acarician mi cuerpo subiendo a mis pechos, las cubre en sus manos apretándolas y me provoca un g$mido, me separo de sus labios dejándolo con ganas, él chasquea su lengua por eso.
Inhalo su perfume ahora más intenso por su excitación. Aleja sus manos de mis pechos para comenzar a bajar las tiras de mi vestido, busca liberar mis pechos mientras tengo otra cosa en mente….
Llevo mi mano a su bragueta y desabrocho los dos botones que dan acceso a la cremallera, Vlad se coloca tenso por mi acción.
“Necesito que mi esposo y yo consumamos el matrimonio; necesito esto… dámelo Vlad”, susurro contra sus labios.
“Es tuyo”, suelta y mi vientre se contrae excitado.
Bajo la vista para ver cómo libero al monumento viril, me quedo sin aliento al sentirlo tan pesado y caliente en mi mano ni puedo abarcar su p$ne por completo en mi palma
‘Es más grande de lo que se ve en las fotografías» pienso tragando con dificultad.
Vlad no se relaja, pero tampoco hace ademán de detenerme cuando sostengo su p$ne en mi poder emite un sonido quejumbroso y erótico. Lo aprieto delicadamente y comienzo a acariciarlo de arriba abajo con la mano cerrada, de la raíz a la punta… contengo la respiración cuando él se estremece debajo de mí.
‘Esto es demasiado voltaje de er%tismo’, pienso embelesada por cada centímetro latente que quiero dentro de mí.
Él con sus dedos levanta mi mentón ya que estaba hipnotizada por su p$ne, sus ojos oscurecidos me reciben llenos de er%tismo.
“Cielo, te has sonrojado de verla”, suelta y abro los ojos con sobresalto.
De repente, presiona un botón colocando su pulgar en mis labios.
“Dante, conduce hasta que te diga”, agrega.
“Entendido, Señor”, responde Dante sin más.
Y ahora siento que es real, que sucederá. Vlad me mira con una sonrisa er%tica, mis mejillas arden con intensidad.
“Qué ironía… me seduces para hacerte el amor en la limusina y cuando le aviso a Dante que no interrumpa lo que iniciamos, te sonrojas como una puritana pervertida”, manifiesta provocando que le desee de manera más desesperada.
“Tú me pones así”, susurro y él me invita a separar mis labios para introducir su pulgar en mi boca, rodeo su dedo con mi lengua chupándolo mientras sigo mirándole y él jadea ante mi acción.
Con la otra mano; él termina de levantar mi vestido introduciéndola en medio de mis muslos para encontrarse con el encaje de mi tanga que cubre mí se%o, separa la tela sin preámbulos y sus dedos me provocan un g$mido al tocar mi humedad, comienza a estimular mi cl!toris palpitante y no puedo aguantar más.
“Cielo, a penas te he tocado y ya estás preparada para mí”, murmura ronco, mi cadera sin dejar de chupar su pulgar.
“No quiero que lo hagas”, gruñe p$netrándome con dos de sus dedos, me contraigo por la sensación tan exquisita de su invasión en mi v%gina.
‘Es como si supiera de manera experta de cómo tocarme’.
“No sería justo de mi parte, cuando yo no soy capaz de detener lo que estás haciendo y tampoco deseo hacerlo”, saca su pulgar de mi boca y alza mi cadera para hacerme sentir el tronco de su p$ne debajo de mí.
Comienza a frotarme contra él; piel a piel. Caliente, húmedo y lascivo.
“Empápalo para ti, cielo”, ordena con intensidad.
Coloco mis manos en sus hombros para obtener equilibrio y me coloco de rodillas elevándome a la altura necesaria para quedarme en el aire sobre el grueso p$ne de Vlad luego de empaparla como me lo ha pedido.
Miro a los lados estirando uno de mis brazos para sostener mi pequeño bolso, saco una caja de preservativos que me incitó Jade a tener en mi bolso.
Vlad alza una ceja tomando la caja en su mano, la abre observando su interior.
“No soy muy experta con ellos”, digo apenada y avergonzada al recordar que con Akim no fui precavida; al contrario.
Él rompe un envoltorio sin decir otra palabra y baja el látex envolviendo su p$ne, suelta cierto gruñido al hacerlo ya que, parece quedarle apretado ¿Cómo es posible? El látex no le llega al final del tronco por más que lo estire.
Él ignora eso y posa sus dedos en el bordillo de mi calzón de encaje de repente, escucho y siento el ruido de la tela romperse contra mi piel casi como un latigazo erótico.
Ese acto impetuoso aguijonea mi pasión hasta un punto supremo, me muestra el trozo de tela destruido y la guarda dentro de su saco para elevar sus caderas para bajarse los pantalones, dándonos mayor movimiento.
“Despacio, cielo”, ordena con la voz ronca ya que, hacía ademán de que él entrara en mí de una vez por todas.
Su er%cción roza la parte interna de mis muslos al moverse y me quejo al anhelarlo sintiéndome vacía.
‘Estoy perdiendo la cordura’, pienso ante mi indudable desespero, es como si los org%smos que me dio anoche solo incitaron mi deseo en vez de saciarlo.
Aprieto mis manos en sus hombros y él se tensa cuando beso el lóbulo de su oreja.
“Esposo… dímelo”, pido en un g$mido cuando su prominente glande se abre paso entre los pliegues lubricados de mi hendidura.
Las ondas de nuestra fogosidad hacen del aire algo húmedo y cargado, una seductora mezcla de ardor y feromonas ardiendo en cada célula de mi cuerpo. Siento el hormigueo de mi piel mientras mis pechos se sienten pesados y sensible por la excitación.
‘Esto era lo que quería desde que le vi con su traje de tres piezas, poseerlo, subirme a su cuerpo grande y meterlo bien dentro de mí’, pienso.
Termino de bajar empujándolo dentro de mí, este se abre camino como un rey en mi interior, todo estalla de inmediato mis sentidos se intensifican como si estuviera drogada. G!mo por cómo se expande con su tamaño y cómo lo abarco por completo.
“Dios… cielo”, exclama jadeante masajeando mis pechos para bajar el escote y liberar mis pechos que rebotan por los movimientos de mis cabalgadas intensas.
Él me aprieta a su cuerpo haciéndome sentir cada centímetro de su largo p$ne, llevándome a arquear mi espalda y a g$mir sin escrúpulos. Mete su boca en uno de mis p%zones para succionarlo y evocar más lujuria entre nosotros por su insistente estímulo.
Cierro los ojos para perderme en el placer de lo que había querido, esta intimidad con él y ahora esto aparece demasiado íntimo. Somos dos desconocidos casados y escondidos saciando nuestros deseos en un pequeño espacio mientras el resto del mundo circula a nuestro alrededor.
Noto su agitación como si estuvieran tan descentrado como lo estoy.
“Estás tan apretada, cielo ¿Cómo es posible?”, suelta de manera entrecortada embistiéndome sin piedad, tomando las riendas de la situación sujeta mi cadera con fuerza y me empuja a su p$ne de vez en vez con potencia. Suspiro de manera profunda sintiéndome exquisitamente elástica cuando él entra.
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