Destinada a amarte
Capítulo 26

Capítulo 26:

“Gracias por cuidarlo”, menciono con una sonrisa que ella me corresponde.

“Es un niño muy inteligente y tierno, para mí ha sido un gusto, puedo ser su Nana si así lo desea, tengo mucha experiencia siéndolo”, propone y su idea me agrada.

“Si a ti te parece bien, yo encantada”, digo aceptando.

Termino de subir las escaleras, me desvisto metiéndome debajo de la lluvia de agua y aún tengo mis pensamientos con muchas preguntas, sobre mí.

“¡Chocolate!”, exclama Zayn metiéndose una gran porción de helado de chocolate a la boca.

“¿Te gusta?”, pregunto al pequeño.

“Me gusta mucho ¿A papá le gustará comer helado con nosotros?”, dice llamando mi atención.

“Esperemos que si cariño”, expreso.

“¿Cuándo vendrá?”, pregunta encarándome.

“En las películas los papás juegan con sus hijos… a la pelota y tienen trajes y corbata… ¿Papá jugará conmigo?”, suelta pensativo o como puede formular las palabras.

Dejo salir un suspiro, hay muchas expectativas sobre Vladimir, no sé cómo se llevarán.

“Pronto, y sí, si le invitas a jugar podrá hacerlo”.

Acuesto a Zayn, leyéndole un corto cuento y beso su frente.

“Te amo un billón”, murmura somnoliento.

“Te amo un trillón, cariño”, digo apagando la luz de su habitación, dejando una pequeña lámpara para que le acompañe.

Camino por el pasillo dándole las buenas noches a Ofelia y me detengo al frente de la puerta de la ‘habitación de Vlad’.

Paso saliva, colocando mi mano en el picaporte, y me doy con la sorpresa de que la puerta está sin el seguro. Empujo la puerta y la luz automática se enciende iluminándola para mí.

Abro los ojos con sobresalto al ver en las paredes llenas de imágenes obscenas enmarcadas o demasiado er%ticas, las paredes son oscuras como las sábanas de satín de la cama y mi corazón se acelera cuando veo unas sogas atadas en el cabecero… ¿Qué es todo esto?

“Señora…”, llama Ofelia, me sobresalto saliendo de la habitación y cierro la puerta de golpe.

“Disculpe, se me pasó cerrarla cuando fue limpiarla”, comenta apresurándose a pasarle llave.

“¿Qué es esa habitación, esos cuadros, la soga?”, pregunto nerviosa. Ella endurece la vista hacia mí.

“Entiendo, sé lo que dirás, el Señor le tendrá que decir no me compete”, espeto enojada caminando hacia mi habitación, entro y poso las manos sobre la puerta.

No me había percatado que mi respiración se alteró y algo en mi cuerpo se prendió. Los cuadros se repiten en mi mente, pero culotándome en las posiciones que hacían las mujeres en ellos, siendo embestidas por miembros venosos y grandes. Suelto un jadeo juntando mis piernas… estoy excitada.

‘Maldición’, pienso negando con la cabeza para irme a la cama y tratar de quitarme la frustración con la más frustrada que antes y con más preguntas.

Al día siguiente por la tarde…

Recojo a Zayn de su primer día en el jardín de infantes, y al llegar a casa, él toma una siesta. Muerdo mi labio pensando en lo que vi anoche y que no me ha dejado concentrarme en el trabajo. Intenté llamar a Vladimir y sus llamadas me envían al buzón de voz.

¿Por qué está molesto, será porque le vomité? Aún no podido hablar con él y siento que ya arruiné mi matrimonio.

Llega la noche y Zayn decide dormir conmigo, para no sentirse tan solo. En medio de la noche bajo por algo de comer, ando con ansiedad porque hay muchas cosas que no tengo claras y Vlad no ayuda con eso; desapareciendo sin más.

Comienzo a sentirme molesta, frustrada y ofuscada.

‘Con él parece todo más difícil’, pienso, deteniendo mis pasos de golpe al escuchar la puerta trasera de la cocina.

Arrugo mi entrecejo pensando lo peor, ‘Se están metiendo a robar’.

Tomo uno de los cuchillos que estaban en la isla para apuntarlo a esa dirección. Súbitamente, la puerta se abre, dejándome ver sus ojos oceánicos y mi corazón palpita desbocado.

“Tan pronto me estás amenazando con un cuchillo, ¿Cielo?”, pregunta en un tono divertido.

Termina de entrar.

“¿Por qué no entras por la puerta principal?”, inquiero sin dejar de apuntarle.

“No quería despertar a nadie, y no recuerdo la clave de seguridad de la puerta principal, eso activaría la alarma, vendría la policía y…”.

“¿Qué haces aquí? Pensé que vendrías en un día más”, interrumpo. Él sonríe de manera er%tica clavándome sus ojos que recorren mí cuerpo, recuerdo de inmediato que estoy con una bata de satín. Bajo finalmente el cuchillo tirándolo en la encimera.

“Quise volver a casa, cielo, te extrañaba”, manifiesta con una ronquez que me eriza la piel y remueve todos mis sentidos.

Pov Vladimir.

Un día antes…

Muevo la pieza en el tablero esperando a que Anastasia haga lo mismo, que piense su jugada. Esbozo una sonrisa mirándola con mejor semblante. Ella se muestra pensativa.

“¡¿Segura quieres hacer ese movimiento?!”, cuestiono al ver lo que hará. Sus ojos se abren un poco, sintiendo inseguridad.

“Hazlo, es tu movimiento, no me hagas caso a mí”, agrego alentándola.

Mi hija suspirar insinuando para mover la pieza; es un genio mi Novikov. Hace el movimiento.

“Jaque mate”, suelta sorprendida con una sonrisa. Junto mis manos aplaudiendo, me inclino besando su frente.

“Eres una campeona del ajedrez”, expreso orgulloso, a su corta edad puede ganar una partida.

“¿Volveremos a casa?”, pregunta llamando mi atención.

La puerta se abre dándole paso a mi amigo y el Doctor personal de Anastasia, ella se levanta de su silla y corre a abrazarlo.

“¡Qué bueno verte de buen humor y caminando por tu cuenta!”, comenta emocionado.

“Si ¿Ya puedo irme con papá?”, cuestiona hacia Tom.

“Tus análisis salieron muy bien, puedo darte el alta de inmediato, pero tienes que prometer que beberás todos los medicamentos por más que no te gusten”, dice mi amigo encarándola.

Ella mueve la cabeza asintiendo. Llegamos a la casa de Seattle, y Anastasia corre a buscar a su Pony. La sigo y ella se encuentra con ‘Vaca’ acariciándole el cabello.

“¿Te quedarás conmigo, papá?”, pregunta y suelto un suspiro.

‘Es muy pronto para presentársela a Valeria, no quiero que se ilusione y luego ella me pida el divorcio, no me puedo arriesgar’, pienso inclinándome para ver sus hermosos ojos celestes.

“Tengo que viajar por trabajo, pero… prometo que cuando vuelva te irás conmigo a Manhattan ¿Está bien?”, digo y ella con un puchero asiente.

“¿Cuándo tendré una mami? Quiero una mami”, dice y comenzamos de nuevo.

Resoplo suavizándome las sienes.

“Mi abuela dice que tienes que darme una mamá”, comenta y arrugo el cejo.

‘Mi madre va a provocarme canas’, pienso.

“Pronto”, digo sin más.

Sé que esa respuesta no es suficiente, pues, Anastasia es una niña muy inteligente y sé que seguirá indagando.

“Cómanos”, anuncio cargándola en mis brazos, ella me abraza y una sonrisa aparece en mis comisuras.

Termino de acomodar mi pequeña maleta para volver a Manhattan.

“Gracias, Teodora”, comento.

Rechino mis dientes saliendo de la habitación para encontrarme con la rubia de ojos verdes, se encuentra con un vestido ceñido a su cuerpo y carga una sonrisa cuando me ve.

“Estoy por irme, ¿Qué sucede?”, pregunto sin tapujos.

La sonrisa se le borra de inmediato.

“Oh… pensé que te quedarías más tiempo, tengo unas dos presentaciones en el teatro y quería  saber si me esperabas y nos regresamos juntos a Manhattan”, comenta y suelto un resoplido.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar