Destinada a amarte -
Capítulo 22
Capítulo 22:
“Porque de la único que quieres hablar es de lo que tienes que hacer para llevarme a la cama”, digo con suficiente valentía, los cócteles comienzan a afectarme.
“Valeria, baja la voz”, pide entre dientes y no me había percatado de que estaba hablando fuerte, admiro su semblante y presiento que nunca dejaré de deslumbrarme con su atractivo.
Es el tipo de hombre que viene cargado de magnetismo, se roba la mirada de las mujeres que se babean por él de inmediato, no sería raro que estuviese acostumbrado a chasquear sus dedos y lograr un org%smo”. ¿Por qué me miras así?”, pregunta llamando mi atención.
“Estoy… pensando”, digo pero la verdad es que estoy mareada.
Llevaba tiempo sin beber de esta manera y es que, no soy tan libertina como lo es Jade y detesto la sensación de ebriedad.
“Si estás pensando en cosas lascivas, no responderé ante mis actos”, advierte con una sonrisa.
Me acomodo en el sillón y sus dedos acarician la piel de mis hombros desnudos, aclaro mi garganta, la mesera deja otros tragos nuevos al frente de nosotros llevándose los vacíos.
“Supongo que tienes mucho éxito en la técnica de ‘necesito hacer el amor contigo’”, suelto en un tono burlón.
“Valeria”, pronuncia con dureza. No quiero hablar de eso.
“Entiendo, tú quieres saber qué es lo que me llevaría a acostarme contigo. ¿Esa es la razón por la que estás aquí?”
“Estoy aquí por ti, y sí, manipulé todo para que sucediera este encuentro”, responde firme.
Supe de inmediato que el sujeto que nos entregó el panfleto seguramente fue pagado por Vlad.
“¿Y pensaste que por eso cedería?”, pestañeo ofendida.
“No, contigo hacen falta más que unos cuantos cocteles y un abarcamiento Val. Soy de resolver el problema de inmediato”.
“Soy el problema”, murmuro sorprendida.
“Si, lo eres”, responde con un atisbo de gracia junto a una sonrisa.
“Uno muy excitante”, agrega sugestivo.
“Vladimir…”.
“Sé que somos muy diferentes”, interrumpe llamando mi atención.
“Sí, yo sí necesito un vínculo personal con un hombre para poder acostarme con él. No tiene que ser intenso o profundo, pero, el se%o no puede ser en medio de una fría transacción de negocios”, espeto levantándome de un salto, él hace lo mismo posando su mano en mi espalda baja cuando doy un traspié; estoy muy mareada.
Abro los ojos con sobresalto al ver algo en sus ojos oceánicos.
“¿Realmente quién… eres, Vlad?”, pregunto y él sostiene mi mejilla con su mano acercando sus labios a los míos.
“Soy lo corrompido y lo insano, cielo”, su voz suena ardiente con sus palabras, trago con dificultad, mandando al demonio mi resistencia.
Cubro su nuca con mi mano colocándome de puntillas para alcanzar sus labios que comienzo a besar con desespero, sintiendo el ardor excitante en mi vientre mientras él danza su lengua lasciva con la mía.
Suelto jadeos desesperantes por el estallido que provocan sus besos y siento cómo su mano acaricia el final de mi vestido ceñido para acariciar mi piel desnuda erizándomela. Mis pechos se aprietan contra su torso duro y caliente y siento cómo su empalme grande… se presiona contra mí, enloqueciéndome.
De repente, siento unas nauseas indomables. Me aparto rápidamente de él, pero… es tarde; vomito sus zapatos y quiero morirme o que la tierra me trague.
Pov Vladimir.
Me quedo mirándola en shock ante lo que acaba de ocurrir
‘¿Me acaba de vomitar?’, pienso.
“Yo… lo siento tanto”, dice apenada y niego con la cabeza.
“Lo limpiaré…”.
La detengo sujetando sus muñecas, llamo a Carmen para que se encargue de la limpieza.
“La llevaré al hotel Vedma”, comento y la chica afirma llamando al servicio para que se encarguen de limpiar.
Camino con Valeria a mi costado sosteniéndola ya que, su estabilidad la perdió con el último cóctel.
“Infórmenle a la Señorita Harrison sobre esto”, digo hacia la chica que asiente rápidamente.
“¿A dónde me llevas, grandote?”, pregunta arrastrando sus palabras.
“La fiesta se acabó para ti, cielo”, digo y ella ríe ebria.
Empujo con una mano la puerta y Dante espera con su auto abriéndome la puerta para que Valeria suba.
“Sin comentarios, llévanos al Hotel”, intervengo, él asiente apresurándose al asiento del conductor
“Val… sube”, digo guiándola a la puerta.
“¿Vamos a tener se%o aquí?”, inquiere en un tono muy sugestivo que me altera los sentidos. De repente mis sentidos me colocan más lascivos que antes
“Ven… no muerdo”, suelta sorprendiéndome cómo el alcohol la desinhibe por completo.
Aprieta mi mandíbula porque no soy capaz de aprovecharme de ella, por más que la desee y la quiera escuchar g!miendo sin control mientras zurro su trasero voluptuoso.
‘De solo pensarlo mi p$ne se coloca erecto’, pienso.
Ella se sienta con la puerta abierta para mirarme desde abajo y muerde su labio haciendo ademán de abrir sus piernas y me apresuro a detenerla, empujándola al interior del auto.
“¡Hey!”, se queja molestándose porque la he rechazado. Suelto un resoplo de frustración lanzando la puerta.
“Así no, carajo”, gruño mirándola.
“Quiero que estés consciente para cuando te haga sentir placer”, agrego tragando con dificultad al ver sus pechos turgentes apretarse en el vestido.
‘Mi cielo es un monumento lascivo que me hace pensar en perversión’, pienso sintiendo a mi corazón acelerarse al imaginármela con las cuerdas apretadas en su piel mientras su v%gina escurre la lubricación por frustración.
Desvió mi mirada de ella porque se me está complicando el aguantarme, hay una guerra entre mi caballero interior y mi lado insano. Mi p$ne se aprieta en mi pantalón torturándome.
“¿Qué es esto?”, pregunta tomando una de las pequeñas botellas del mini bar que hay en el auto; saca una botellita de Vodka empinándosela sin miramientos, se lo arranco de la mano ya tarde.
“Deja eso”, espeto lanzando la botellita.
“¡No!”, replica asustada. Suspiro suavizándome las sienes.
“Se nota que no eres de beber seguido, mira cómo te pusieron unos pocos cócteles, eres un
“Antes no lo parecía”, jadea acariciándome la pierna. Levanto la mirada tomando una bocanada de aire.
‘Maldición’, pienso cuando acaricia mi rodilla, mi p$ne palpita incesante.
“Detente”, gruño al no saber cómo controlarme, si llego a ceder un poco.
El auto se detiene en el hotel que quedaba solo a unas pocas cuadras del Club. La bajo en mis brazos mientras ella sigue riéndose divertida.
“Señor Novikov…”, menciona uno de los botones que conozco desde hace tiempo, al verme.
“La Suite está lista para ustedes”, anuncia y asiento entregándole un billete.
“Dante, toma una habitación, nos quedaremos hasta que se le pase el efecto del alcohol a mi esposa y regresaremos a Seattle en la madrugada”, indico y él pide una de las habitaciones que están aseguradas por la familia Novikov.
El ascensor lo abre para nosotros y me introduzco junto con ella, quien se sostiene de la baranda del mismo.
Pov Vladimir.
“¿Está bien, Señor…?, pregunta mostrándome su trasero en forma de durazno jugoso tentándome, levanto la vista mordiéndome el labio.
La sostengo cuando llegamos al piso indicado y salgo con ella en brazos, paso la tarjeta por la llave maestra y esta se abre. Coloco sus pies de regreso en el suelo ella suelta un suspiro apresurando sus pasos mientras.
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