Destinada a amarte -
Capítulo 21
Capítulo 21:
Niego con la cabeza.
“Todo bien, es una hermosa casa”.
“Nuestra casa, que no se te olvide, cielo… hay que bendecirla con tus org%smos”, recalca sin dejar de seducirme con sus ojos.
Respiro profundo, por el esfuerzo que me provoca tratar con un hombre como él y es que, realmente ese es el problema principal. Él se quiere saltar los preliminares de cualquier acuerdo y pasar directamente a la cama.
Sonrío bajando la mirada para volver a suspirar y detallo mejor su aspecto despreocupado, ahora sin traje de tres piezas.
“Vlad, tienes un aspecto…”, detengo mis palabras porque mi mente me traiciona
‘Se%y, fantástico, maravilloso, increíble y atractivo a más no poder’, pienso.
“…que puede gustarme”, finalizo sin más.
Vlad arquea las cejas con cierto asombro.
“Es impresionante que hay algo de mí que te guste, ¿Se trata de todo el conjunto de ropa? ¿O solo el pantalón? ¿La camisa?”, pregunta en un tono más sarcástico, entorno mis ojos en él.
Siento que siempre nos desviamos del tema
“¿Y si te digo que solo el pantalón?”, me oigo desafiándolo.
“Me tendré que comprar más de una docena y así tendré para cada día”, dice sonriente.
“Aunque sería una lástima”, espeto llamando su atención, la sonrisa se le borra.
“¿No te gusta el pantalón?”, pregunta entre dientes, le volverá a dar el tic nervioso de cuando pedí la cerveza.
“Si me gusta, pero también todo el conjunto”, expreso y él asiente aceptando que no soy nada fácil de sobrellevar, pasa su lengua por las encías para posar su mirada penetrante en mí,
“¿Qué tal la cita con el anillo?”.
‘Mi%rda’, pienso.
Abro los ojos ante su insinuación y desvío la vista. Si hablar por llamada de m$sturbarse es difícil, más es teniéndolo aquí al costado emanando su aura caliente. Siento mis mejillas calientes recordando lo de anoche.
“No hablo de mis intimidades… aún no”, declaro inclinándome para beber de mi cóctel rápidamente así quizá pueda aguantar más en no abalanzarme hacia él”.
“Necesito unos diez más como estos, grandote”, agrego llamando su atención, esboza una sonrisa que me pone caliente y siento como si mis calzones se fueran a deslizar por mis piernas.
“Estas poniéndote colorada y el alcohol no te ayudará mucho”, expresa pareciendo alegre por provocarme ese efecto y sé que estoy sonrojada. Levanto mi índice a la mesera pidiéndole otra ronda.
“Te invito un trago, la primera vez tú lo hiciste”, propongo.
“¿La cerveza?”, dice alzando se ceja inquisidora. Muerdo mi labio por lo s%xy que se ve haciendo eso.
‘En definitiva no podré aguantar mucho’, pienso.
“¿Vienes seguido a este lugar? ¿Cómo supiste que estábamos aquí?”, pregunto obviando la suya.
“Solo cuando es necesario y… Dante es mi informante, tu amiga debe usar otras palabras para referirse a ‘salir por unos tragos’”, comenta y sonrío ante lo obvio.
“¿Cuándo andas de caca? Pensé que no tomarías en serio lo que dije por la llamada”, miro su cejo arrugado, parezco irritada, en realidad lo estoy de solo pensar que él anda buscando su próxima presa.
‘No debería de importarte, no lo conoces, Val… solo es tu esposo por negocios’, replica mi mente y me molesto conmigo misma. La mesera deja mi coctel junto a una bebida ámbar con trozos de naranja.
‘¿Cuándo la pidió?’, pienso.
“Su Negroni Sbagliato con Prosecco en las rocas, Señor Novikov”, anuncia la mujer que le echa una mirada insinuante a él.
“Gracias Carmen, no dejes de traer lo mismo en cuanto se vacíen”, ordena a la misma, ella asiente yéndose.
“Y no, nunca estoy de ‘caza’… solo vengo cunado hay que tomar decisiones importantes, cielo, este local es mío”, agrega tomando un pedazo de naranja en almíbar para pasarle la lengua sin dejar de mirarme, junto mis piernas y bebo de mi Cosmopolitan, desvío mi mirada para ver a lo lejos a Jade bailando con Gideon,
“No eres nada ‘común’, Vladimir Novikov ¿Qué esconde? ¿Por qué no dices quién eres en realidad?”, pregunto finalmente encarándole.
‘¿Con quién mi%rda me casé?, pienso.
“Ni yo sé quién soy realmente, cielo. Es mejor que no ahondes en mi infierno”, espeta con un poco de dureza.
“Me compete, si seremos una familia, mi hijo también saldrá perjudicado”, insisto un poco alterada por el alcohol.
“Nuestro hijo y eso no pasará, pues no lo permitiré. A ustedes los protegeré de todo eso”, se inclina para sostener su bebida y le da un buen sorbo, pero no lo traga de inmediato.
En cambio lo saborea como si catara un buen vino, se lo traga dejándome ver el movimiento de su manzana de Adán y me pone caliente rápidamente.
“¿Por qué duermes en otra habitación?, pregunto sin querer quedarme con esa duda latente. Él me mira dejando salir un suspiro.
“El trago no está mal, cielo… pero, dime si lo han hecho bien”, suelta ignorando mi pregunta.
Rompe la distancia entre nosotros para besarme, lo hace deprisa sin dejarme sopesarlo, no me da tiempo de apartarme ni quiero hacerlo en este momento.
Su boca está fresca por el Campari, con el sabor dulce de la naranja y el vermú en el alcohol, deliciosa. Todo el caos de energía y emociones que estaba bullendo en mi interior se desborda sin más.
Llevo mi mano hasta su cabello azabache y brillante para sujetarlo con fuerza mientras intensifico el beso succionando su lengua Vlad emite un g$mido, siendo el sonido más er%tico que había escuchado en mi vida provocando que la parte interna de mis muslos se tense en ardor.
Quedo sorprendida por mí misma al querer más y más. Me distancio de repente, reaccionando lo que estoy haciendo y cómo estoy cediendo a sus encantos de seductor nato que le caracterizan a Vlad.
Suelto un jadeo cuando me separo mientras él acaricia mi piel con sus dedos, solo que no se termina de alejar, al contrario; besa el lóbulo de mi oreja y me deja escuchar su respiración trabajosa, en su otra mano mueve el vaso con hielos removiendo mis sentidos.
“Cielo, requiero estar dentro de ti”, susurra bruscamente en mi oído erizándome la piel, separo mis labios hinchados por el intenso beso de hace un momento.
“No puedo más”, jadea casi en una suplicia mientras tensa su mandíbula rozando sus labios en mi piel.
Mi pecho sube y baja por su petición.
‘¡Este hombre antes ha actuado de esta manera con otras mujeres, es así de insistente!’.
Resistirme a él consume una gran cantidad de energía; muy considerable y que me agota.
“¿Estás loco?”, pregunto en un vómito verbal. Él arruga su cejo.
“¿Lo preguntas en serio?
“Lo siento… es que, todo esto es nuevo para mí”, digo apenada.
“¿El qué? ¿Qué alguien sea tan persistente, hasta el punto de acosarte en su local? Tomé un maldito vuelo, dejando a…”, sus palabras se detiene mirándome con seriedad.
“Si estoy aquí es que al parecer he perdido la cabeza por ti”, espeta volviéndome a dejar sin aliento.
“Vlad, ¿Este comportamiento es normal en ti?”, mis latidos están intensificados.
“No, no hago este tipo de cosas”, responde, sorprendido cuando lo dice.
“¿Y si nos conocemos mejor, y hablamos como personas normales? No tienes que agarrar un vuelo de repente solo para avasallarme en el club, y planear todo esto”, digo terminándome mi cóctel que me da valentía.
“Contigo es diferente; complicado. No puedo tenerte a solas más de unos minutos…”, dice pasándose la mano por el cabello con frustración.
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