Destinada a amarte -
Capítulo 144
Capítulo 144:
Pov Damon.
Inesperadamente, sale de las sombras; la figura de Vladimir Novikov con más de veinte hombres detrás de él con sus armas apuntándonos. Esbozo una sonrisa.
“¡Querías guerra y ahora la tendrás!”, digo mirando a mis hombres que también apuntan.
“No creo que puedas pelear en esta guerra que ya tienes perdida, Damon Russell”, manifiesta y de repente.
Siento en mi nuca el cañón de un arma; miro a los lados y mis hombres también se encuentran encañonados, obligándolos a bajar sus armas. Clavo mis ojos enfurecidos en el rostro petulante de Vladimir mientras respiro con gruñidos.
“¡Te voy a matar!”, exclamo enervado.
Vladimir ríe desconcertándome.
“No podrás, te dije que conozco muy bien el infierno, mis demonios están felices de estar sueltos finalmente, y hoy… harán fiesta contigo. Tu sentencia fue escrita el día en que tocaste a mi esposa y posaste tus asquerosos y malditos ojos en ella; con mi cielo no se juega, croata”, dice y expando mis fosas nasales por mis respiraciones enrabiadas mientras que salivo y suelto un gruñido apretando mis manos con fuerza
“Oh, preguntabas por Rogelio ¿Cierto?”, agrega llamando mi atención
«No es posible que todo acabe así, que haya caído en una trampa de esta magnitud ¡No moriré en manos de este imbécil!»
La figura de Rogelio aparece de la sombra, vislumbro que no está esposado ni maniatado y se posa a un lado de Vladimir.
“A un seudo líder como tú no le duele la muerte de uno de sus hombres ni siquiera el de su mano derecha; le duele la traición… un mafioso como tú sangra por la traición cuando insultan sus códigos”, manifiesta y mis ojos se abren de golpe.
“¡Maldito, traidor! ¡Hijo de p%ta!”, exclamo haciendo ademán de sacar mi arma; pero, en el momento en que lo hago, un golpe en la nuca con la culata de un arma me tira al suelo.
Pestañeo al sentir la vista pesada y veo los pasos de Vladimir acercarse a mí. Él se inclina colocándose de cuclillas en el suelo.
“Te dije que te iba a matar; y creo que llegó el día”, dice.
“Ruso… de… mi%rda”, balbuceo y todo se vuelve oscuro.
Pov Vladimir.
Miro a quien hace unos días llegó a mí para informarme sobre los movimientos de su ex jefe.
Rogelio Gullen estuvo infiltrado ayudándome a que Damon los trajera aquí cegado por el poder y la estupidez, por supuesto.
“El trato fue cumplido”, anuncia Rogelio, entorno mis ojos en él y le doy una seña a Dante para que le entregue el maletín con el dinero pactado por su deslealtad al croata.
Le dan el maletín y lo sostengo deteniendo su ida.
Lo encaro cansado de este juego de personas que quieren joder a mi familia.
“Un movimiento en falso y te buscaré por cielo y tierra para meterte este p%to maletín en el trasero”, advierto, pues no confío en ninguna de estas basuras.
“No quisiera ser quien tenga a Novikov buscando mi cabeza”, dice asintiendo.
Se retira escoltados por los hombres de Brendan; quien parece sentado en una silla esperando a que Damon despierte después de que lo noquearon.
“¿Qué harás con sus hombres?”, pregunta Brendan.
“Hazte cargo tú”, digo, él ríe metiéndose a la boca una golosina.
“Nuevos juguetes”, dice maquinando qué hará con quienes decidieron trabajar para Damon.
Trueno mi cuello caminando hacia él, que está atado en una silla con sogas que cruzan su torso hasta las manos detrás, tiene la cabeza cabizbaja.
Miro la bandeja con instrumentos de tortura y tomo las manoplas de metal colocándomelas. Aspiro una bocanada de aire y estrello mi puño contra su rostro. Damon despierta luego del golpe y se sobresalta moviéndose en la silla.
“¿Qué habías dicho con lo de que no ensuciaba mis manos con sangre? Permíteme ensuciarlas”, suelto volviendo a golpearle y reventando su piel con la manopla que también se entierra en mis dedos por la fuerza ejercida.
Damon tose escupiendo un diente junto con sangre, él sonríe llamando mi atención.
“¿Me vas a golpear y a torturar? Mejor mátame… aunque, sé que no eres capaz, menos de tener verdadera sangre en tus manos ¡Dices conocer no te dé remordimiento!”, exclama jadeando y balbuceando. Su ojo se hincha por el golpe, deformando un poco su rostro.
“¿Crees que no soy capaz?”, pregunto arrugando mi cejo y miro a Brendan quien sigue comiendo las golosinas.
“No, imbécil ¿Acaso eres sordo?”, me inclino para mirarle de cerca y hago una mueca de asco.
“Damon Russell, no creas que hice todo el teatro y armé esta trampa solo para torturarte, tú tortura ya fue realizada al saber que nunca en tu p%ta vida podrás tener a mi esposa y que has perdido todo; a tus hombres, tu poder y a tu mano derecha… no te queda nada. Te traje aquí porque un hombre me aconsejó que nunca dejes cabos sueltos”, expliqué.
“Vivo ya no me sirves; menos respirando el mismo oxigeno que mi cielo”, digo con la voz ronca clavándole mis ojos.
Damon abre los ojos y no puede fingir no sorprenderse por ver otra faceta que pensó no encontrarse en mí.
“Eres un CEO… trajeado… no eres un mafioso, no tienes la fuerza de voluntad de uno, nunca jalarás el gatillo”, insiste, ruedo los ojos y me quito las manoplas cubiertas de su sangre.
“E insistes en retarme, podría pensar que estás queriendo que te mate, pero… tu mirada me dice lo contrario. Tienes miedo y quieres vivir, que ironía, hace un instante no me mirabas así ¿Te vas a mear en los pantalones y a suplicar?”.
En este momento quiero irme para hacerle el amor a mi esposa, así que; que estoy seguro desde que le advertí que se alejara de Valeria; es que no sentiré ni un gramo de culpa por esto, pienso colocándome erguido.
Brendan se levanta, y me entrega su arma personalizada. Al parecer es tradición que entre capos lo último que vean al morir sea el cañón del arma del líder que se quedará con todo.
“Dispárale en las piernas primero; por intentar derrocarme y pensar en hacerle daño a mi hija”, dice Harrison, sostengo su Glock dorada un poco pesada y le doy un asentimiento, él palmea mi hombro.
“No pienses dejar vivo a ese maldito”, gruñe antes de dar un paso atrás.
“¡Espera!”, exclama Damon al ver el arma del rey de la mafia irlandesa sostenida por mí.
“Suplica”, demando tajante con mi pulso reventando mi cuello.
Él mira a los lados.
“Hijo de p%ta”, murmura con rabia y le apunto con el arma.
“No… no me arrepiento de nada, si me dejas vivo voy a violar a tu mujer por todos los agujeros mientras grita sollozando, y le reza a Dios y si queda embarazada le arrancaré de las entrañas a su feto y lo cocinaré para dárselo a los perros, luego, a tus hijos… los venderé en partes, que hagan con sus órganos lo que quieran ¡Sufrirás hijo de p%ta por hacerme esto!”, suelta con los ojos enloquecidos y riendo.
Lleno mis pulmones de aire.
“¿Terminaste?”, pregunto por decencia.
Y aprieto el gatillo disparando a una pierna y luego a perforaciones, se remueve en la silla desesperado.
“¡Te voy a…matar!”.
“¡En el más allá! Hasta en ese lugar tengo contactos; salúdame al diablo”, digo, no permito que vuelva a hablar, me dio suficientes razones para deshacerme de él.
Disparo ahora en sus brazos, el pecho y luego en medio de la frente. Su cuerpo sin vida se queda inmóvil en la silla con sus ojos muy abiertos llenos de muerte mientras que el humo sale de la Glock. Comienzo a preguntarme qué sentí, pues mi corazón está latiendo con fuerza por la adrenalina, pero… me siento en paz, ya nadie podrá hacerle daño a mi familia
Camino hacia Brendan entregándole su arma.
“Lo hiciste bien, Novikov, no sabía que eras así, ¿No quieres pertenecer a la mafia? Luego de que sepan que el ‘ruso’ mató a sangre fría al croata, te tendrán miedo y respeto”, propone y niego con la cabeza.
“Eso es solo para hombres de verdadero poder como tú, solo estaba eliminando una escoria”, respondo.
Él me da un asentimiento.
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