Destinada a amarte -
Capítulo 143
Capítulo 143:
“¡Córrete!”, exclama mordiendo; chupando y lamiendo mi piel.
Todo mi cuerpo se tensa, tiro mi cabeza hacia atrás y mis latidos estallan cuando el org%smo me avasalla con potencia, me corro con él dentro de mí, proporcionándome espasmos intensos.
“Buena chica…ahora me toca a mí”, espeta con su voz varonil que me pone a mil y me derrite cual caramelo.
Minutos después…
Descansamos en el sillón tratando de nivelar nuestras respiraciones que quedaron alteradas por los org%smos intensos de hace un momento. Giro mi rostro sonriendo para mirarle.
“Eres el mejor desnudista bailarín”, digo aún sin superar la sorpresa de verle mover su cadera de manera sensual.
“Cuando quieras, cobro caro”, dice provocándome una carcajada, Vlad besa mi coronilla.
“Jade debe de estar preguntando por ti, es mejor que vuelvas a tu celebración”, propone y asiento mi cabeza.
Veo cómo se levanta del sillón vistiéndose y muerdo mi labio admirando su trasero. Me levanto aun sintiéndole dentro de mí, y miro que él mete en su bolsillo mi tanga destrozada.
“Para mi colección”, dice mirándome por encima de su hombro.
“¿Me dejarás andar por ahí sin mis tanguitas?”, pregunto en un tono jocoso abrazándole por la espalda y reparto unos besos en ella.
“Quiero un “fácil acceso” cuando termines de celebrar, serás mía hasta el amanecer”, manifiesta dándose la vuelta para encararme, sus ojos oceánicos están diferentes, como si pareciera preocupado por algo.
“¿Sucede algo?”, pregunto admirándole.
“No nos estamos protegiendo…”, agrego al suponer que está preocupado por no usar preservativos.
Él niega con la cabeza.
“Quiero muchos hijos contigo, te dije que tendremos diez Novikov”, menciona y abro mis ojos con sobresalto. Acaricia mi mejilla y suelta un suspiro.
“¿Me odiarías si mato a alguien?”, pregunta de repente, arrugo mi cejo.
“¿A quién piensas matar?”.
Besa mis labios sin responder a mi pregunta.
“Te adoro, cielo”, dice y comienzo a preocuparme ahora.
Detengo su cuerpo pellizcando su camisa.
“Nunca te odiaría, sé que si llegaras a hacer algo como eso, sería por motivos importantes, tú siempre serás mi héroe, Vladimir… nada cambiará eso”, declaro llamando su atención.
Aprieta su cejo y vuelve a mi cuerpo envolviéndome con sus brazos grandes, mientras que sus labios se desenvuelven con los míos en un beso intenso con un sabor diferente.
Salimos del lugar y él se me queda mirando a la distancia mientras camino hacia mi grupo de chicas que celebran al verme llegar. Jade alza un cóctel entregándomelo, y me quedo con los pensamientos alborotados por Vladimir, es que… ¿Por qué preguntó eso, a quién piensa matar?
“¡Por la recién cog!da!”, exclama Jade ya ebria, mira con vergüenza a Tania.
“¡Lo siento!”, dicen haciéndonos reír y nos invita a seguir bailando. Pero mi corazón está en vela por Vlad.
Pov Vladimir.
Al salir del club el auto oscuro me recibe siendo escoltado por la seguridad que contraté. Me detengo en la puerta para ver al jefe de los escoltas.
“Cierren el club, que nadie más entre y no las pierdan de vista, sobre todo a mi esposa, que ningún maldito se atreva a acercarse a ella ¿Entendido?”, ordeno y él asiente recibiendo mi mandato.
Entro al auto y me encuentro con Dante que me entrega una Glock, la enfundo dentro de mi saco por seguridad.
“Llegó el momento”, menciono dejando mi mirada en la ventanilla, observando la ciudad iluminada en su mejor punto.
Pov Damon.
Mi Jet privado aterriza en el hangar encontrándome con Rogelio froto mis manos entre sí luego de bajar la escalera.
“¿Dónde está mi trofeo?”, pregunto mirándole ansioso.
“Está en el club, le llevaremos hacia el lugar”, responde mi mano derecha. Palmeo su hombro y asiento.
“Bien hecho, haremos de esta noche; una inolvidable. Ya quiero tenerla en mis manos”, digo saboreándome de solo imaginarla debajo de mí.
“La tendrá, Señor”, dice Rogelio y me abren la puerta del auto que nos transporta a la vía de la ciudad iluminada y siempre de fiesta.
“Que las embosquen en este momento, ¡no quiero que escapen! Hay que aprovechar que su guardia ha bajado… que idiota el Novikov al dejar a su esposa festejar mientras el lobo está acechando en comerse su presa, no se lo vendrá venir…”.
“Tienes razón, Señor ¿Y luego? Tendremos una guerra con el jefe de la mafia irlandesa al tocar a su hija”, pregunta Rogelio llamando mi atención.
“Él se ablandará y se arrodillará ante mí suplicando a que no termine de desmembrar a su entregará el trono y todo, obvio luego lo mataré, no hay que dejar cabos sueltos, Rogelio, recuérdalo ¡Seré el rey!”, exclamo efusivo con los latidos de mi corazón golpeando mi esternón.
“¿Y si Harrison nos termina de matar a todos?”
“No creo que deje a su hija sin protección y…”.
“¡No seas pesimista, Rogelio! Que tengan que morir los inútiles necesarios, pero llegaré, derrumbaré todo y me llevaré a mi mujer ¡Es mía! Novikov se tragará sus putas palabras y amenazas, cambiará su rostro agresivo a uno de un cachorrito mientras se orina en sus pantalones. Para lograr algo, siempre existirán los sacrificios, lo sabes”, interrumpo su insinuación.
Obvio que Harrison le habrá colocado seguridad a su hija, pero me da igual si mueren unos pocos de mis hombres para llegar a mi trofeo y a lo que he venido.
La ansiedad me atrapa como una droga, estoy poseso de tenerla en mis manos finalmente, con sus ojos celestes inundados en el miedo mientras la obligo a chupármela.
Llegamos al club y se encuentra una fila larga en las afueras mientras la música es alta reventando las paredes. Mis hombres caminan conmigo hasta el sujeto que está en la puerta de seguridad.
“Es mejor que te apartes a menos que quieras morir”, amenazo y el hombre me mira con miedo, que es ¡igual al respeto que me gusta ver en las personas cuando estoy cerca.
Él se aparta dejándonos entrar sin hacer fila.
“Para nosotros”, demando.
Rogelio saca un fajo de dinero y se lo entrega a lo que él sorprendido, acepta la misión.
Comenzamos a cruzar el pasillo y de repente, la puerta de la entrada se cierra herméticamente, como si fuera una bóveda junto con una alarma que quita la música, arrugo mi cejo enfureciéndome.
“¡¿Qué mi%rda está ocurriendo?!”, exclamo hacia Rogelio.
“¡Abran la p%ta puerta a balazos!”, demando a mis hombres que comienzan a disparar a la puerta sin lograrlo.
Los aparto de mi camino deteniéndoles y llego hasta la puerta de metal, percatándome de que está blindada. Me aparto lleno de desconcierto sintiéndome como una maldita rata cayendo en una p%ta trampa.
Camino de regreso al interior del lugar y súbitamente, las luces se encienden iluminando lo que antes estaba oscuro y no me dejaba ver la falta de personas… esto no es un club. Mis hombres apuntan a todos lados sin saber a qué dispararle.
“Rogelio, dime que…”.
Mis palabras se cortan al ver que Rogelio ha desaparecido de mi lado.
“¡Rogelio! ¡Maldito seas!”, grito enojado, me comienzo a desesperar.
“Bienvenido croata, a mi nuevo Club. Bueno, lo he comprado ayer pero antes era una tienda de joyería y diamantes, por eso hay una hermosa puerta blindada que no te permitirá salir ni a tus hombres”, habla la voz de Vladimir Novikov, abro mis ojos con sobresalto, siento cómo mi pulso estalla igual que mis venas por la rabia.
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