Destinada a amarte
Capítulo 14

Capítulo 14:

Él rebusca en su bolsillo sacando unas llaves para ofrecérmelas.

“Estas son las llaves de nuestra casa y del auto. Tú y nuestro hijo pueden mudarse hoy mismo. Te enviaré un mensaje de texto con la dirección o el mismo Dante podrá llevarte… tengo un ama de llaves, se llama Ofelia”.

“Si necesitas algo solo pídele que te ayude, si tienes algún problema puedes llamarme directamente”, habla rápidamente.

“Vlad…”.

“Sin objeciones, Valeria, hago lo que tengo que hacer como tu esposo”, declara y asiento sosteniendo las llaves.

Entiendo que ahora sea normal que vivamos juntos y compartiremos posesiones, aun así, me parece extraño.

“El auto se encuentra en el garaje, puedes usarlo a tu merced y pedí esta tarjeta de crédito adicional, no hay restricciones sobre la cantidad de dinero que puedes retirar y tampoco incluye contraseña, la puedes usar, Valeria”, acota dejándome ver la tarjeta dorada en sus dedos.

“Pensé que eras un ‘CEO sencillo’ ¿Qué tanto me ocultas?”, cuestiono sin más.

“Lo soy y te oculto lo que no debes de saber, por el momento”, declara con simpleza, resoplo rodando los ojos.

“Es muy generoso de tu parte Vlad, pero voy a declinar ya que…”.

“Tómala sin reproches porque puedo ponerte encima de mi regazo y darte azotes”, interviene dejándome atónita por la frialdad y er%tismo con el que me mira. Sostengo la tarjeta antes de que cumple su advertencia.

“Bien, ahora eres mi esposa, como tu esposo debo hacerme cargo de ti y de lo que necesites, no necesito que te niegues a eso también”, suelta pasando su pulgar por su labio mientras me observa de arriba abajo.

‘¿Con quién demonios me casé?’, me cuestiono aún con el corazón palpitando con fuerza.

“Gracias, supongo”, murmuro con sarcasmo.

“Esa actitud se te pasará con unas azotes luego de que vuelva de viaje”, advierte haciéndome tragar con dificultad.

“Eso no es excitante”, espeto mintiéndome a mí misma.

“Lo será, cielo”, declara con una sonrisa sugestiva para darse la vuelta y acercarse a las puertas dobles, sujeta el pomo de ambas y gira su rostro para mirarme con sus ojos oceánicos.

“Nos conoceremos mejor cuando regrese”, menciona y asiento con mi cabeza.

Abre las puertas y sale del lugar como si hace un momento no me estaba besando de forma tan carnal.

Camino con mis piernas algo temblorosas por la excitación que no terminó de conseguir su org%smo y salgo del lugar para encontrarme con el rostro de jade que corre hacia mí.

“¿Estás bien? ¿Andaban teniendo se%o?”, cuestiona sin pelos en la lengua, le miro con reproche.

“Lo siento, es que todo esto es extraño, el que tuvieran se%o no lo sería”, suelta con una sonrisa.

“Ya vámonos, tengo muchas cosas qué asimilar”, comento queriendo salir a darme una ducha con agua fría.

Veo cómo Vlad sube al auto que se estacionó a esperar mientras que Dante nos abre la puerta de uno. Nos introducimos para asimilar lo que ocurrió en esa capilla.

“Estuve investigando su apellido y al parecer proviene de una familia de renombre, solo que, su nombre no aparece ni fotos solo hablan del misterioso heredero de la familia Novikov”, suelta de repente jade llamando mi atención, arrugo mi cejo.

“Es mucha casualidad o en definitiva no dice ser quien es”, agrega dejándome más confundida que antes y eso, solo lo sabré cuando regrese.

Pov Vladimir.

De camino al hangar tomo mi celular para marcarle a Tom Gray y saber sobre Anastasia.

“¿Anastasia se siente mejor?”, pregunto apenas descuelga. He estado muy preocupado por mi pequeña.

“Si, Vlad, se siente mejor. En realidad, acabo de realizarle un chequeo y sus riñones han respondido al tratamiento, esperamos que se estabilice, es una niña muy fuerte… el lupus es una enfermedad para toda la vida, pero, haremos lo posible para que tenga una larga y plena, mientras controlemos la enfermedad”, explica y aún me siento preocupado.

Suelto un gruñido porque no quiero aceptar que ella tendrá que ver médicos durante toda su vida y pasar por mucho.

“¿Has encontrado algo de su madre biológica? Es probable que sea compatible…”.

“Está muerta, es todo lo que sé”, espeto enojado, al saber que la única esperanza para mi hija, está enterrada metros bajo tierra en algún lugar del mundo que desconozco.

“Entiendo…”.

“¿Tú has encontrado algo de su familia? Estás trabajando en una sucursal del hospital donde tuvo a Anastasia y murió su madre”, cuestiono y el suelta un suspiro.

“Nada, pero te dije que no descansaré hasta encontrar algo, Vlad”, comenta mi amigo.

“Por cierto, hablando del hospital, Hannah Taylor vino a ver a Anastasia, en este momento se encuentra en la habitación con ella, médicos y fundadores”.

‘Ella siempre ha estado apoyándome, es muy cercana a mi familia’.

“Se presentará en uno de los teatros de Seattle, dijo que corrió a buscarte en la Villa en cuanto supo del estado de Anastasia… le tuve que decir, espero no te moleste”, comenta ante mi silencio.

“Hmm”, murmuro, ya que no me importa en lo absoluto Hannah en esta ocasión.

“En este momento estoy rumbo al Hangar, llegaré a Seattle en dos horas. Por favor, continúa cuidando a Anastasia por mí”, agrego obviando lo de Hannah, no tengo paciencia para sus arranques en busca de mi atención.

“Por supuesto no te preocupes, de todas maneras, mañana no tengo guardia, en un rato iré a su habitación para monitorearla”, comenta y dejo salir un suspiro.

“Gracias, Tom”, comento y cuelgo la llamada.

Ya en el jet camino directamente al camarote haciendo ademán de cerrar las cortinas. La azafata Sabrina y de cabello rubio me da una sonrisa, acercándose a mí, pero niego con la cabeza.

“No”, espeto tajante deteniéndola.

“Señor Novikov pero siempre le ayudo a…”.

“No lo deseo, Sabrina, haz tu trabajo y mantente alejada de mí”, ordeno con frialdad cerrando las cortinas beige y luego la puerta del camarote, suelto un resoplo sentándome en la orilla de la cama y me restriego el rostro aún con la sensación de los labios de Valeria sobre los míos y cómo su cuerpo se sentía tan bien debajo de mí.

Maldición esos ojos color cielo, ese pedacito de paraíso en su rostro me está obsesionando. Trago con dificultad sintiendo la presión en mí p$ne m$sturbarme de manera patética con su recuerdo, aunque, poca resistencia tengo luego de lo de hoy.

Solo espero que no me odie luego de saber toda mi verdad, por eso, la tengo que enamorar de alguna u otra.

Horas después.

Llego al hospital y cruzo la puerta del cuarto donde se encuentra Anastasia acostada en la cama con la vía puesta, está dormida así que, trato de no hace ningún ruido. Dejo el inmenso peluche de felpa en el sillón. El intento de no despertarla es inútil puesto que ella abre los ojos emocionada para darme una sonrisa tenue.

Me termino de acercar a la cama para abrazarla y acariciar su oscuro cabello mientras observo sus hermosos ojos azules y enormes, que me hacen preguntar ‘¿Su Madre también los tenía así? Los míos son más oscuros por lo que, no me explico el color tan claro del de la pequeña’.

“Papá ¿Siempre vas a estar conmigo?”, pregunta llamando mi atención con su dulce voz.

Tomo una bocanada de aire aguantándome el dolor que me produce verla en una cama de hospital.

“Claro, cariño… papá siempre estará a tu lado”, respondo presionando mis labios en su frente.

“Gracias papa, eres el mejor”, comenta para terminar de arrugarme el corazón. Esbozo una sonrisa.

“Traro de ser el mejor para ti y por ti, mi pequeña princesa”, digo para besar sus manos mientras escucho cómo se emociona por el peluche.

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