Destinada a amarte -
Capítulo 138
Capítulo 138:
Pov Vladimir.
Lo bajo y él brinca.
“Otra vez, otra vez”, pide y me inclino.
“¿Por qué no puedo cabalgar a Vaca?”, pregunta con un puchero Anastasia.
“Mamá no se puede enojar conmigo”, agrega llamando mi atención.
Ella termina de llegar a mí y la abrazo acariciando su cabellera, mientras Zayn la mira.
“Se enojó porque compraste dos ponys desde su celular”, espeta Zayn recordándole lo que sucedió ayer; el rostro de sorpresa de Valeria recibiendo un camión con dos Ponys a su nombre.
“¡Fue un error, quería solo uno y le marqué dos veces!”, replica Anastasia molesta.
Zayn rueda los ojos como su Madre sorprendiéndome. No puedo evitar reír.
“Ana, tendrás otro pony”, digo y los ojos de mi pequeña se abren con sobresalto.
“¿En serio?”.
“No puedes regalarle un Pony cuando la he regañado por comprar dos sin permiso”, dice la voz de Valeria llevándome a mirar hacia la escalera.
La vislumbro con un vestido negro de buen escote que aprieta sus pechos redondos y una abertura en la pierna mientras adorna sus pies con unos tacones de aguja, sus labios tintados en rojo llaman mi atención enloqueciéndome, mientras que sus luceros celestes brillan hermosos como el mismísimo cielo… cuando la miro estoy en él.
Mi corazón late efusivo y tengo que aguantarme el llevármela a la habitación para tomarla contra la puerta. Aprieto mi mandíbula levantándome y me coloco erguido. Ella termina de bajar los escalones y Zayn le abraza las piernas haciéndola reír.
“¡Mami linda!”, dice Zayn.
“Woao, papá ¿Yo seré cómo mami cuando sea grande?”, pregunta Ana.
“Serás más hermosa”, responde Valeria.
Porque tienes los ojos de tu papá”, agrega mirándome de arriba abajo.
“Adoro cómo mi mujer me come con la mirada”.
“Me gusta consentir a mis hijos y esposa”, anuncio ante su réplica por el pony.
“Entonces ¿Aceptarás que maneje tu auto?”, arquea su ceja sugestiva domándome por completo.
“Mejor aún”, pronuncio”. Manejarás tu propio deportivo”, agrego y los ojos de Valeria se abren de golpe.
“No me digas que…”.
“No acepto devoluciones, no son unos ponys”, interrumpo, ella sonríe acercándose a mí para acariciar con sus manos mi pecho y besa mis labios, su labial no se transfiere a los míos por lo que su maquillaje sigue intacto.
“Gracias, grandote”, dice, aprieto mis manos en su espalda baja.
“Un placer, cielo”.
“El pequeño Clark se quiere despedir también”, anuncia Ofelia alzando en sus brazos a Clark. Cada vez más grande. Valeria lo toma llenando sus mejillas de besos y lo miramos sonreír al vernos.
“Es muy chiquito”, dice Zayn.
“Así eras tú hace cinco años”, menciona Valeria
Una hora después…
Miro el rostro de Valeria, ella detiene su nuevo deportivo al frente del club donde se realizará la beneficencia a la que nos han invitado como representantes de Grupo Birkin y Vedma, mientras que Dante y los otros hombres de seguridad que hemos contratado parquean cerca del lugar. Ahora somos los presidentes interinos de las dos dinastías.
El pecho se me infla de orgullo por mi esposa y lo que ha logrado.
“¿Te estás enamorando de nuevo?”, pregunta llamando mi atención.
“Siempre”, respondo sosteniendo su mano para besar sus nudillos y salir del auto con su brazo entrelazado con el mío.
Los flashes estallan en nosotros y comienzan a hacernos preguntas.
“¡Señor Novikov!”, llama una periodista.
Nos acercamos dándole la oportunidad de recibir una entrevista”.
“¿Qué opina de su hermano en prisión domiciliaria? ¿Es cierto que intentó atentar contra su esposa?”, pregunta la mujer y me tenso.
“¿Qué clase de preguntas son esas?”, espeta molesta Valeria alejándonos de la mujer.
“¡¿Es real que el doctor loco como le dicen ¡¿Fue su padrastro?!”, sueltan detrás y mi respiración comienza a alterarse al recordar que aún sigue queriendo perturbarme con su p%ta presencia. Pero su muerte tampoco hará que la gente deje de recordármelo.
Seguimos nuestro camino al interior y Valeria me mira a los ojos y los míos se oscurecen por las preguntas de los reporteros inescrupulosos y sé que no desea que vuelva a recaer. Aprieto los ojos mientras ella acaricia mis brazos y acuna mi rostro llevándome a mirarle.
“El infierno ya no existe, esas personas pagaron”.
Me recuerda y asiento con mi cabeza suspirando.
“Tienes razón, solo que…”.
“Tranquilo, cariño. La terapeuta dice que será aún difícil escuchar del pasado, no es como si te borrarán la memoria, y esos recuerdos te ayudan a que te des cuenta lo fuerte que eres por haber superado todo ese infierno”, dice dándome una sonrisa condescendiente,
Pego mi frente de la de ella y tomo sus labios con vehemencia. Prefiero estar encerrado en nuestra habitación fundiéndome en su interior que en este lugar,
“No estaremos mucho tiempo aquí”, espeto sobre sus labios.
“Pensamos igual”, dice y me provoca una sonrisa.
Sujeta mi mano y ambos comenzamos a caminar de nuevo al interior donde están las personas vestidas de forma elegante bebiendo un costoso champán, bailando y siendo filántropos con sus miles de dólares en diamantes que brillan en cuellos y manos.
La anfitriona nos da la bienvenida, conversamos un rato de la organización que se apoyará hoy con una subasta de arte y bebemos unas cuantas copas de champán, a lo que Valeria me aparta de la mano la tercera.
En poco tiempo, me abruma de una manera irremediable.
Pov Valeria.
Noto cómo Vladimir se nota algo afectado por más que quiera disimularlo.
“¿Te da miedo que Superman te visite a la media noche? Pensé que lo extrañabas”, espeta de repente con un tono muy sugestivo.
Mis mejillas se calientan.
“No me da miedo, amo a Superman y cada faceta de ti, Vladimir”, reitero encarándole.
Él suelta un bufido inclinándose hacia mí, mi corazón late con fuerza como si fuera la primera vez.
“¿Quieres que te lleve al baño, te amarre con mi corbata y te haga g$mir mi nombre?”, pregunta en un susurro en mi cuello. Respiro profundo porque altera mis sentidos.
“Sí… pero, no deberíamos”, digo, ya que estamos en la mira de las personas que murmuran sobre nosotros y las noticias amarillistas.
Él se aparta arrugando el cejo con desconcierto.
“Juguemos entonces… que estás casada con alguien más y yo te tomo como mía, recordándote que siempre lo serás”, suelta demasiado ardiente.
El vientre se me calienta.
“Amo jugar contigo, pero odio que me hagas sentir que soy de alguien más cuando soy tuya, así que, olvida ese escenario de tu mente”, declaro posando mi mano en su pecho.
“Juguemos a que soy la niñera de tus hijos y deseas ver qué hay debajo de este vestido ¿Qué dices, grandote?”, propongo y sus ojos se oscurecen lujuriosos.
Cuando hago ademán de besar sus labios, un carraspeo lo interrumpe. Arrugo mi cejo girando igual que Vlad para encontrarnos con Damon Rusell quien no deja de mirarme sin importarle la presencia de Vladimir.
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