Destinada a amarte
Capítulo 137

Capítulo 137:

“Está dormido”, anuncia con una sonrisa.

Nos acercamos para observarle y mi corazón late con más fuerza.

Noto en su ropita la escritura que dice: [¿Te casas de nuevo conmigo, cielo?]

Abro los ojos de par en par para mirar a Vlad. Él sonríe de una manera que me derrite.

“¿Qué dices, cielo? Mereces la boda de tus sueños”, declara y mis ojos se humedecen.

“Sé mi esposa de nuevo, pero sin contrato ni negocios, solo nuestro amor”, agrega.

Trago con dificultad y asiento rápidamente.

“Si… acepto ser tuya las veces que sean posibles”, manifiesto en un susurro para abalanzarme hacia él y tomar sus labios con vehemencia.

Días después…

Veo las fotos de Jade en su luna de miel por el caribe y esbozo una sonrisa. Verifico a Clark en su cuna mientras los mellizos juegan en el suelo a su costado y Ofelia se mece en la silla. Dejo salir un suspiro por mis pequeños que cada vez están más grandes. Ahora paso más tiempo con ellos al vender parte de las acciones a mi esposo.

¿Qué mejor socio accionista que él? Esbozo una sonrisa al saber que está en este momento en una reunión con todos los jefes de cada departamento.

Camino con apresuro al baño y la idea loca en mi mente de provocar a Vlad me ha invadido. Es cierto que es un excelente socio, pero… el trabajo lo absorbe en su mayoría.

Sostengo mi celular y bajándome un poco el pantaloncillo de mezclilla luego de desabotonarlo, tiro de la liga de mi tanguita oscura y tomo una foto sugestiva, muerdo mi labio mirándola para enviársela.

Mi corazón late con fuerza, mientras mis vellos se erizan.

[Valeria: ¿Te gusta esta tanga? Puedes hacer lo que quieras con ella. Apresúrate y ven a casa, la habitación oscura nos espera].

Le envío el mensaje esperando a su respuesta.

Pero, recibo otro de un número desconocido.

[Desconocido: Pronto serás mía].

Arrugo mi entrecejo sobresaltándome por ese mensaje y luego, timbra con la respuesta de Vladimir.

[Grandote: ¿Tentando a tu esposo en medio de una reunión? Cielo pervertido… deseo tanto arrancártela. Gracias por la er%cción dolorosa].

Mi interior tiene una pelea extraña, entre el desconcierto de ese mensaje y la excitación de la respuesta de Vlad. Decido llamarle.

“¿Vladimir?”, pregunto a penas se descuelga la llamada.

“Estás en altavoz, cielo”, anuncia.

“Es importante”, murmuro pasando saliva.

“Se acaba la reunión, mi esposa me necesita”, escucho que les dice a los demás. Pasan unos segundos de murmureos y sillas rodando.

“Estamos a solas ¿Sucedió algo?”, pregunta con seriedad.

Lo pienso un instante.

“No… pero, quiero hacerme cargo de tu asunto”, digo obviando lo del mensaje.

‘Quizá fue coincidencia o algún error y no deseo preocupar a Vladimir en este momento’.

Escucho su respiración jadeante.

“¿Mi er%cción es el asunto?”, cuestiona con la voz ronca.

“Tu placer, es el asunto”, reitero con una sonrisa jocosa.

Pov Vladimir.

Levanto la mirada para ver por las ventanas de cristal, me alzo de mi silla ejecutiva para bajar las persianas quitando la visibilidad de las personas y acercándome a la puerta le coloco el pasador mientras aprieto mi mandíbula.

“Te escucho”, digo botando el aliento caliente mientras mi miembro palpita con su er%cción.

“¿Quieres que me quite la tanguita?”, pregunta con su voz seductora, trueno mi cuello por lo que produjo con esas simples y er%ticas palabras.

Remojo mis labios imaginándomela en este momento deshaciéndose de ese trozo de tela que estorba la belleza jugosa de su v%gina.

“Hazlo, cielo, quiero escuchar cómo te das placer…”, miro el reloj de muñeca la hora.

“Tienes treinta minutos”, anuncio aclarando mi garganta y aflojo mi corbata para irme de nuevo a mi asiento.

“Hazme acabar”, demando con dureza.

Escucho cómo ella jadea al otro lado de la línea erizándome los vellos de mi nuca.

“Será un placer, Señor Novikov”, pronuncia.

“Tanguita afuera, ¿Qué me harías en este momento si estuviera allí?”, suelta y mis ojos se posan al frente, miro la mesa ovalada de reuniones y me la imagino sobre ella con las piernas abiertas para mí…

“Maldición…”, gruño entre dientes al sentir cómo mi p$ne se endurece más.

“Te haría el amor encima de esta mesa, me comería tus pechos y ese delicioso v%gina hasta escuchar cómo te correr a borbotones… necesito mojar con tu lubricación la mesa”, manifiesto con la voz entrecortada.

“Sí… estoy allí, cariño; lámeme, cómeme, chúpame y hazme tuya”, g!me con su respiración desnivelada.

“Tócate para mí, quiero escuchar cómo lo haces, cielo”, demando en un gruñido excitado.

Ella respira en la llamada.

“Eso estoy haciendo… me imagino que son tus dedos”.

“Estimula tu cl!toris”.

“¡Ah!”, g!me por mi mandato.

“Te deseo dentro de mí, grandote”, suplica en medio de sus jadeos.

“Estaré allí, cuando llegue no te daré descanso alguno, hoy los niños serán cuidados por Ofelia, porque te quiero para mí en la habitación oscura, amarrada y recibiendo mi p$ne sin parar. Haré que te corras sin control”, manifiesto bajando el cierre de mi pantalón para encontrar mi p$ne a punto de reventar la tela de mi bóxer, la sostengo en mi mano liberándola y esta se siente como una maldita roca.

“Ah, Vladimir… quiero eso”.

“Maldición”, gruño apretando mi p$ne mientras me la imagino irrumpiendo su centro rosadito y lubricado.

Mi corazón palpita con fuerza y comienzo a hacerme acabar a borbotones.

“¡Vlad!”, exclama siendo domada por su org%smo. Sé cómo es cuando se corre.

Acelero mi mano y sin previo aviso, rápidamente tomo el pañuelo de mi traje para liberar mi s%men intensamente en él, esperando no arruinar mi traje.

Suelto un g$mido ronco mientras esbozo una sonrisa.

“¿Sigues ahí, cielo?”, pregunto.

“Ven pronto a casa, ese org%smo me dejó con ganas de más”.

Remojo mis labios tomando una bocanada de aire.

“Buena chica, pero… tendrás unos azotes en ese trasero por interrumpir la reunión”, digo con ronquez y ella suelta un g!moteo.

“Todos los que quieras, grandote”.

Tiro mi espalda hacia atrás, riéndome mientras niego con la cabeza.

“Te adoro, cielo”, digo tragando con dificultad.

“Y yo a ti, grandote”.

Semanas después…

Zayn corre mostrándome su nueva capa.

“¡Hazme volar papá!”, grita efusivo.

Lo alzo en mis brazos atrapándolo y colocándolo acostado en el aire, hago como si él planeara mientras alza sus bracitos hacia adelante.

“¡Estoy volando!”, dice emocionado haciéndome sonreír.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar