Destinada a amarte -
Capítulo 135
Capítulo 135:
En el pasado siempre quise una boda majestuosa, pero, la sencilla boda de negocios con Vlad; terminó siendo perfecta junto al incendio placentero de la capilla en remodelación. De solo recordar nuestros primeros encuentros mi vientre arde de placer.
“Estamos hoy reunidos para juntar ante Dios a estas dos hermosas almas, para amarse, respetarse y quererse hasta que la muerte los separe”, anuncia el cura dando inicio a la ceremonia.
[Te amo, como nunca amaré a alguien, has sido capaz de salvar mi vida y siempre ser mi protector, Gideon. En ti confío, en ti me reflejo con amor y quiero estar contigo hasta que nuestras pieles cuelguen arrugadas, aunque aun así sabes que me veré fabulosa], lee Jade su papel arrugado mientras su voz se rompe por la emoción.
Todos ríen emocionados igual que ella y Gideon.
“Tu amiga, tu preciosa, Señorita Harrison y ahora, tu esposa”, agrega para besar a su esposo sin poder evitarlo.
“Te protegeré siempre, Jade”, manifiesta Gideon con amor.
“Te amo y sabes que soy malo con esto de escribir mis sentimientos, pero, quiero decirte que eres el amor de mi vida, la Madre de mi Serena y la mujer que me hace creer que el amor es real y puro. Eres la mantequilla de mi tostada, la alegría de mi vida, eres todo eso que amo y mucho más… contigo nada es aburrido”, declara haciéndonos suspirar por el amor que profesa.
Jade llora riendo. Serena con la ayuda de los abuelos entrega los anillos en un hermoso y tierno momento. La pequeña de tan solo un año tiene el cabello castaño y los ojos avellanas hermosos.
“Por el poder que me da la iglesia, y ante Dios; los declaro marido y mujer, puede besar de nuevo a la novia”, anuncia el cura, sellan su unión con un beso.
Celebramos y ellos cruzan juntos el pasillo. Me acerco a mi esposo quien besa mi cuello erizándome la piel.
“Te robaste mi atención durante toda la ceremonia, ¿Castigo por tentar a su esposo en una iglesia?”, cuestiona en un susurro que pone a mi corazón a palpitar fuerte.
Me quedo sin palabras mirándole con el incendio entre mis piernas por su sola presencia y proposición insinuante.
Aclaro mi garganta y alzo en mis brazos a Clark con sus ojos azules y cabello oscuro; doy a luz a copias perfectas y hermosas de mi esposo. Vlad sostiene las manos de los mellizos y salimos de la iglesia para la celebración.
Horas después…
El brindis ha concluido junto al primer baile y dejo dormir al pequeño Clark en la habitación de la mansión Harrison con el cuidado de Ofelia.
Decido ir por un Cosmopolitan a la barra de licores, está abarrotado por lo que espero y me acomodo los tacones que me comienzan a doler. Vlad baila con los mellizos que lo arrastran a la pista haciéndome sonreír.
“Tienes una hermosa sonrisa”, anuncia un hombre que se interpone en mi perímetro.
Vislumbro que es el mismo de la iglesia; alto, piel bronceada, ojos oscuros y cabello a juego con su barba frondosa.
“Gracias”, digo de manera cortante desviando mi mirada.
“¿Puedo invitarte un trago?”.
“Son gratis”.
“Lo sé, pero decía para que lo tomes junto conmigo”.
Paso mi lengua por la encía y muestro mi anillo con el zafiro azul brillando.
“Estoy casada y no me interesa”, digo con decencia. Eso le causa gracia a él.
“Eso no es impedimento para mí”, dice con seriedad.
“No, gracias”, espeto sintiéndome ofendida.
Hago ademán de irme sin esperar a mi bebida solo para alejarme del sujeto que comienza a incomodarme. Él me detiene sujetando mi brazo y sé que, si Vlad ve esto, arderá Troya y lo que me menos deseo es arruinarle la fiesta a Jade. Maldición.
“Mi nombre es Damon Russell, nunca recibo un ‘no’ como respuesta y cuando algo me gusta siempre termina siendo mío… tienes unos hermosos ojos; Valeria”, manifiesta con imponencia y le miro con sobresalto.
“¿Cómo…?”.
“¿Cómo sé tu nombre y de ti? Brendan sabe mi interés sobre ti y hace más de dos años, nos conocimos”, dice y arrugo mi cejo.
Trato de recordar y el recuerdo invade mi mente; él saliendo del despacho de Brendan luego de tener una reunión, Zayn se tropezó con él al correr y le miré apenada disculpándome con un simple ‘lo siento’ Jade se percató de lo sucedido y me llamó.
Corrí con Zayn lejos de ellos y ella me comentó que solo era un socio importante pero que da miedo y odia a los niños. Trago con dificultad.
“Nunca te dije mi nombre”.
“Fue Brendan, en cuanto insistí por saber de ti, lástima que ahora estás llenas de niños, los detesto”, espeta con frialdad.
“Que bien que los detestes, así estarás lejos de mis hijos, imbécil”, farfullo enojada.
Jaloneo apartándome de él, pero es tarde, la figura de Vladimir aparece sujetando con fuerza el traje del hombre. La espalda musculada de mi esposo se cruza en mi vista mientras sus brazos grandes se aprietan de su traje ante la fuerza ejercida.
Me aparto y observo el rostro sereno del Damon, pero en sus ojos se nota el odio al mirar a Vlad. Poso mis manos en su espalda.
“Cariño, suéltalo, no hagamos un espectáculo”, pido girando mi rostro a Jade quien se ha detenido de bailar con su esposo. La música se pausa en cuanto unos sujetos sacan sus Glock apuntándole a Vlad. Mi corazón late incesante y con miedo.
“Se atrevió a poner sus sucias manos encima de ti ¡Nadie te toca y se queda feliz de hacerlo!
“Manifiesta Vlad enfurecido. En definitiva, me pone muy cachonda cuando está celoso, pero, en este momento, tengo miedo que le hagan daño, ese Damon no parece una persona común.
“Vlad…”.
“Qué bueno, has estado cuidando bien de mi trofeo”, espeta Damon provocando a Vlad.
“¡¿Qué dijiste, hijo de p%ta?! Mi esposa no es un trofeo, ni es un objeto y menos sería el tuyo. Elige el camino de la vida… porque me da igual cuántas armas estén apuntándome, me encargaré de que sufras”, advierte con dureza y la voz ronca Vladimir.
“Papá, haz algo”, pide Jade a Brendan.
“Novikov, suelta a Russell, él se irá ¿Cierto, Russell?”, dice Brendan.
“Diles a tus hombres que no tengan la osadía de desenfundar sus armas en mi terreno, en mi p%ta casa. Porque, también tengo hombres que respaldan al Señor Novikov, te dije que dejaras en paz a Valeria y a su familia”, dice Brendan levantando una mano, para que sus hombres aparezcan apuntándole a los de seguridad de Damon.
Dante se coloca a un lado de Vlad también sacando su arma. Miro hacia un lado y noto que no están los mellizos.
“¿Dónde están mis… hijos?”, pregunto asustada.
“Mi Madre los está cuidando”, responde entre dientes Vladimir. Suelto un suspiro por eso.
“Russell”, pronuncia Brendan.
“Bajen las armas”, ordena Damon a sus hombres, ellos las enfundan.
“Vladimir, suéltalo”, pido.
Él gruñe, empujándole finalmente. Damon se sacude el traje y me observa con intensidad. Vlad le da la espalda para robarme la atención en totalidad con sus océanos enfurecidos poniendo a mi corazón a latir con más fuerza.
“No la embaraces de nuevo, cuando la haga mía es mejor que no tenga uno de tus hijos en su vientre o me encargaré de deshacerme de él”, amenaza con crueldad Damon.
‘Maldición’ pienso al ver una mueca en las comisuras de mi esposo, y en un movimiento rápido, se gira empuñando su mano para estrellarla en la cara de Damon sin importarle nada más.
“¡En tu p%ta vida te acercarás de nuevo a mi esposa!”, gruñe Vladimir con su respiración alterada.
Sacude su mano al haberse lastimado los nudillos y los hombres de Damon apuntan de nuevo sus armas hacia Vlad. Trago con dificultad colocándome a un lado de mi esposo.
Damon no cayó al suelo, pero sí tiene lastimado el labio sangrando, mira con odio a Vlad.
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