Destinada a amarte
Capítulo 132

Capítulo 132:

“Tienen mí… bendición”, anuncia de repente, y Jade salta de alegría hacia los brazos de su prometido y besa sus labios.

“¡Aún no se pueden besar al frente de mí!”, exclama Brendan, todo nos reímos en la punta del puente de Manhattan rodeados de policías, billetes por doquier y finalmente, sopesando la felicidad.

Jade abraza a su padre muy emotivo, llenándole las mejillas de besos amorosos a lo que él sonríe.

Giro para ver a mi hombre y acaricio su pecho.

“Te recompensaré todo ese dinero…

“No es necesario, solo había un millón y tú vales más que eso”, declara Vlad desconcertándome.

“Pero, el gerente dijo que en cada bolsa había un millón, pensé que eran seis”.

“Es lo que tenía que pensar Marla, y si le pedía una bolsa para rectificar, sería la que tiene el millón de dólares, las demás tienen billetes de un dólar junto con rollos de papel para el peso, son las indicaciones que le di al Gerente”, explica con simpleza, como si no acabara de perder más de un millón de dólares que ahora se encuentran esparcidos en el puente y el río Hudson.

“¿Y si no corríamos con la suerte de que no revisara cada bolsa?”, pregunto sorprendida.

“Tú y yo, siempre corremos con suerte, por eso estamos destinados, cielo”, manifiesta con intensidad rozando sus labios con los míos.

“Te amo tanto”, jadeo en su boca para tomar sus labios con vehemencia en un beso de alto voltaje.

“Te amo, cielo mío, ¿Sigue en pie nuestra cita en la habitación oscura?”, inquiere haciéndome sonreír.

“Todas las que quieras, grandote”, respondo.

“¡Vamos a celebrar!”, exclama Jade efusiva llamando la atención de todos.

“Hay una boda qué planear”, dice guiñándome el ojo.

Zayn corre alrededor de mí mientras canta una canción.

“¡Zayn le vas a hacer caer!”, dice Vlad caminando hacia nosotros, llevo en mis manos una bandeja con tarta de fresa.

Él toma la bandeja dejándola a un lado y alza a Zayn haciéndole reír a carcajadas por las volteretas.

“Podía sola, cariño”, digo acariciando mi gran y abultado vientre de ocho meses y dos semanas.

“Sé que sí, pero, estoy para salvarte siempre que pueda”, menciona Vlad acercándose para darme un beso tierno.

Miro hacia Jade que está en la grama junto con Tania y Katia trenzándole el cabello a Anastasia mientras que Gideon, Simón y Mikhail ayudan con la barbacoa. Esbozo una sonrisa, pero se me borra con un quejido. Vlad se sobresalta mirándome y dejando a Zayn en el suelo.

“¿Estás bien?”, pregunta preocupado.

“Si… ha sido una patada, muy fuerte”, menciono.

“El bebé es de Superman por eso la súper fuerza”, explica Zayn con inocencia.

“Tienes razón, por eso eres tan veloz y fuerte”, dice Vlad hacia nuestro pequeño para alborotar su cabello. Sus océanos se posan en los míos.

“¿Segura?”.

“Pregunta luego de mirarme un rato.

“Es que… ¡Ah!”, exclamo doblándome del dolor.

‘Eso no fue una patada’, pienso de inmediato.

Sin querer poso mi mano en la tarta aplastándola y sacándole el relleno rojo de la jalea de fresa, misma palma con la que me sostengo el vientre.

“Mami…”, se asusta Zayn.

“¡Val!”, exclama Jade mirándome y llama la atención de los demás.

“Vamos al hospital de inmediato, cielo”, dice Vlad con seriedad.

Gideon ayuda a Jade a levantarse con su igual abultado vientre.

“¿Qué es eso… sangre?”, pregunta con miedo Jade.

“¡No, no lo es!”, digo llevándome los dedos untados en jalea a mi boca y los chupo.

“¡¿Comes sangre?!”, exclama Jade.

“¡Es jalea, cálmense todos!”, dice Mikhail al darse cuenta de que comenzamos todos a alterarnos sin sentido.

Súbitamente, siento una presión bajar y luego… húmedo. Bajo la vista por dentro de mi vestido amplio y veo agua.

“¡Se reventó la fuente, hay que ir rápido al hospital!”, exclama Tania.

“¡Yo manejo!”, propone Katia.

“Tú te has bebido como cinco cocteles, ¿No?”.

“¡Claro que sí!”.

“¿Nadie manejará? ¡Dante lo hará!”, gruñe Vlad molesto.

Asiento hacia él, que me ayuda a caminar.

“Tania, los mellizos”, digo al verlos asustados”.

“Todo estará bien, mis niños, su hermanito viene en camino”, digo sonriéndoles en medio de una contracción dolorosa.

“Chicos… “habla Jade llevándonos a mirarla.

Cuando la vemos, nos percatamos de que su braga está mojada en la entrepierna”.

“¡Maldición!”, exclama de dolor, Gideon la socorre.

“Creo que ambas daremos a luz”, murmuro hacia Vlad, siento el sudor en mi frente.

“¡Daremos a luz juntas!”, grita Jade entre emocionada y asustada. Suelto una carcajada y un gruñido de dolor.

Vlad me ayuda a caminar con cuidado, los mellizos se quedan con los abuelos. Dante nos abre la  puerta.

“Yo quiero… ir con Vlad”, dice jade en un gruñido.

“No caben juntas, tienen que ir recostadas”, menciona Gideon”.

“Simón nos llevará y se reencuentran allá, amor”, habla hacia su prometida.

“Lo prometo”, digo hacia ella con una sonrisa.

Jade asiente y la llevan al auto de Gideon. Vlad se posa a mi lado, acariciando mi cabeza y besa mis nudillos de vez en vez tratando de calmar mis contracciones. También me ayuda con los ejercicios de respiración.

“Tendremos a nuestro bebé”, menciono ilusionada.

“El tercero, de diez que tendremos”, dice asustándome.

“¿Qué crees, que soy una fábrica?”, suelto y él rie

“Déjame tener el tercero y luego hablaremos de un cuarto”, espeto y él asiente.

“Todos los que quieras, cielo”, manifiesta.

Al llegar al hospital, nos colocan a ambas en las respectivas sillas de ruedas para ser llevadas a la sala de parto; ambas tenemos parto de cesárea prograVlado, solo que a mí se me adelantó y ella estaba en su noveno mes. Quizá también sea obra del destino que demos a luz el mismo día.

Luego de que nos preparan y verifican nuestras dilataciones, nos indican que seremos por parto natural sin tiempo a epidural.

“¡Quiero la misma p%ta habitación que mi mejor amiga!”, exclama enfurecida Jade en medio de gruñidos de dolor hacia un grupo de enfermeras.

“¡¿Acaso no saben quién soy?!”, amenaza sorprendiéndonos. Gideon no sabe qué cara poner.

“¡Ningún preciosa! He pagado mucho dinero para que nos den la mejor sala de parto para ambas”, espeta.

“¡Papá!”, grita, a lo que Brendan entra al lugar llamando la atención de todos.

“Señor Harrison…”.

“Valeria, ¿Estás de acuerdo con lo que pide Jade?”.

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