Destinada a amarte -
Capítulo 125
Capítulo 125:
Pov Valeria.
“¿Cómo está nuestro bebé?”, pregunta ilusionado provocándome una sonrisa emotiva.
“Está feliz de que estés de nuevo cerca de él”, respondo y vuelve a besarme.
“No me separaré de nuevo, eres mi cielo en la tierra, Valeria”, manifiesta para derretirme por completo.
Veo las noticias sobre la aparición del psicópata que fue”, rescatado de una zona baldía en un estado deplorable de salud.
“El quien en el pasado fue un gran Doctor y terapeuta; Cassian Montgomery ha sido hallado luego de que secuestrara al millonario Vladimir Novikov por represalias del pasado y decidiera desaparecer quizá huyendo de la ley o según reportes de la policía huía de personas peligrosas que lo han dejado en este estado…”
“Llegó al hospital con las extremidades afectadas, será intervenido quirúrgicamente para intentar salvarle la vida y que pueda cumplir su condena en la cárcel sin otra oportunidad de salir… se está investigando al juez que lo dejó en libertad… es el fin de las fechorías de este sujeto”, habla la reportera, acaricio mi vientre algo abultado.
Pude superar el primer trimestre de forma victoriosa y pronto sabremos el se%o del bebé.
Cambio el canal para escuchar la sentencia de los Morat. Siempre me dolerá saber que mi padre prefirió a las personas que lo llevaron a caer un pozo de desgracia. Remojo mis labios y mis latidos se aceleran.
“El reconocido empresario Fer Morat y su hijastra ahora con su apellido; Alice Morat, han sido sentenciados a treinta años cada uno por fraude, defalco de activos y falsificación de evidencias, cumplirán su sentencia en la cárcel estatal con posible reducción de condena por buen comportamiento…”, escucho al reportero y suelto un resoplido.
“El Doctor Gray cumplirá arresto domiciliario, ante las pocas pruebas que lo culparían”, agrega otra noticia.
“Vlad no ha querido hablar de…”.
Escucho el golpeteo de la puerta, levanto la vista y guardo la Tablet. Gisela aparece con una sonrisa.
“Su esposo ha llegado”, anuncia, mi corazón late rápido de inmediato.
Él regresó a las consultas con la terapeuta Sofía Ficher, quien también fue víctima de Cassian; la encontraron atada en su departamento, así es como supo cómo atacar a Vlad con la guardia abajo.
“Gracias, Gisela. El nuevo Gerente General queda a cargo”, recojo mis cosas.
“El Señor Gideon Ford está en total disponibilidad”, agrego, al recordar quién ahora trabaja junto conmigo.
“Por supuesto”, dice Gisela.
Salgo de la oficina, y aparece Gideon vestido con un traje muy a su estilo. Él sonríe dándose la vuelta.
“¿Parezco un Gerente General?”, pregunta.
“Todo un profesional y espero sea así”, digo guiñándole un ojo.
“Gracias, Valeria… por darme la oportunidad, no sabía que aceptarías…”.
“Te mereces más, Gideon. Además, necesitas un buen puesto de trabajo para pedirle la mano de Jade al Señor Harrison, es hora de que lo hagas, ella no podrá ocultar mucho tiempo ese embarazo”, digo y él abre los ojos.
Se muestra nervioso y provoca ternura. Paso por un lado de él quien se rasca la nuca.
“Lo harás bien y Brendan te va a aceptar, tienes el apoyo de todos, hasta de mi esposo”, aseguro dándole confianza.
Él asiente dejando salir un suspiro. Golpeteo levemente su hombro para irme finalmente del edificio de la compañía Birken. En cuanto bajo el ascensor y cruzo las puertas de la entrada, me encuentro con la figura de mi esposo, llamando la atención de todos con uno de sus trajes bonitos.
Dejo salir un suspiro admirándole. Golpeo mis tacones en el suelo y termino de romper la distancia para posar mis brazos entrecruzados en su nuca y atraer sus labios a los míos.
“Hola, guapo”, murmuro en su boca.
“Hola, cielo mío”, dice con su voz rasposa que me pone a mil.
Beso sus labios con frenesí dejando que su lengua interrumpa mi boca. La temperatura crece de inmediato entre nosotros, tanto que se forma una presión en mi vientre.
Me separo de él, porque sé que estamos haciendo una escena muy candente a los ojos de los demás. Tomo el aliento que me robó con ese beso pasional y él acaricia mi cabello admirándome.
“¿Nos vamos?”, pregunta clavándome sus océanos.
“¿Habitación oscura?”, propone lujurioso.
“Me conoce bien, Señor Novikov. Pero… quisiera un preámbulo”, comento para darle un vistazo a Dante.
“Dale el día libre a Dante”, pido, el cejo de Vlad se arruga.
Entierro mis dedos en su cuero cabelludo.
“¿Quieres manejar?”, cuestiona desconcertado.
Niego con la cabeza.
“Tú manejarás para mí, me prende muchísimo verte manejar”, digo deseosa remojando mis labios.
Doy un paso atrás, apartándome de él y Vlad aclara su garganta por mi sonrisa sugestiva.
“Dante, las llaves”, pide Vlad sin reproche alguno.
Dante le mira confundido bajándose del auto y le entrega las llaves
“Tómate el resto del día”, acota y le mete unos billetes en el bolsillo de su saco de vestir. Subo al puesto del copiloto.
“Pero, Vladimir, soy su seguridad…
“No hay peligro”, insiste Vlad dejándolo atónito.
Le lanzo un beso en el aire a Dante en cuanto Vladimir toma el puesto del piloto.
“¿Lanzándole besos a mi personal? Eso requiere de unos azotes”, espeta con la voz ronca llamando mi atención. Me remuevo en el asiento de solo imaginarme esos azotes lujuriosos.
Le miro y él acelera el auto introduciéndose en la vía, vislumbro su perfil de mandíbula marcada; nariz recta, un poco de barba de días y sus labios con el arco de cupido marcado…me vuelve loca haciéndome fantasear.
Las consultas con su terapeuta son un milagro, pues Superman ya no me visita a media noche, solo Vladimir… y es aún mejor; es la mezcla de ambos, excepto por el sufrimiento y el infierno.
Trago con dificultad al recordar todo el camino que hemos transcurrido en tan poco tiempo y que mi amor hacia este hombre que comenzó siendo mi esposo desconocido, es aún más fuerte.
“Parquea en el estacionamiento subterráneo”, pido llamando su atención.
“No creo aguantar un poco más”.
“Por favor”, insisto en un jadeo apretando mis piernas entre sí al sentir cómo mi va se humedece por mis pensamientos y él.
Alzo un poco mi cintura y meto mis manos entre mi falda ejecutiva hasta sentir con mis dedos la tela de mi ropa interior, la jalo y la deslizo por mis muslos quitándome la tanga que pasa por mis tobillos para sostenerla en la mano.
Vlad observa lo que hago de vez en vez y escucho cómo gruñe de deseo.
Dejo la tanga de color rosita en la palanca de cambio y sus océanos ardientes se colocan allí. Posa su mano en ella sosteniéndola, muerde su labio y sin decir nada más; vira el volante metiéndose en el estacionamiento privado y paga el ticket.
El lugar es oscuro y desolado, escoge un buen lugar apagando el auto. Me quito el cinturón levantándome la falda ejecutiva hasta la cintura dejando a mi v%gina al aire.
En un movimiento me coloco sobre él abriendo mis piernas, sostengo su rostro para besar sus labios en un beso que me pone a moverme sobre él de forma lasciva. Siento cómo su p$ne comienza a endurecerse por mi estimulación descarada mientras
Vlad clava sus manos en la piel de mi trasero queriendo zurrarme con salvajismo mientras me corro sin control.
“Tú me pones así, Vladimir”, digo jadeante sobre sus labios.
“No puedo dejar de pensar en ti y las veces que puedes hacerme correr con intensidad”, g!mo mordiendo su labio inferior para mirarle.
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