Destinada a amarte -
Capítulo 121
Capítulo 121:
Pov Valeria.
“Lo encontraremos, Valeria. Mi padre está al tanto y hará lo que sea necesario… ese hombre no volverá a intentar hacerles daño, quizá tenía que hacer esto para que lo pudieran atrapar para siempre, no se iba a quedar tranquilo hasta intentarlo”, declara y me envuelve en sus brazos acariciándome la nuca mientras el sollozo revienta al imaginarme lo que debe de estar viviendo Vladimir; su infierno.
“Valeria…”, pronuncia la voz de Mikhail, quien aparece en el umbral del salón junto con sus hijos menores.
Termina de llegar a nosotras y me abraza.
“Mi hijo… es fuerte, volverá con su familia”, dice con la voz ronca, haciéndome llorar.
“¿Tania no sabe?”, pregunto preocupada.
“Es mejor que no sepa, se quedó con Dimitry, él le ha ocultado la verdad y nosotros no queremos alterarla, no luego de lo que ocurrió”, explica y asiento con mi cabeza. Barro mis lágrimas y los observo a todos.
“Gracias por venir de tan lejos, están en su casa, creo que no nos debemos de poner tristes, porque Vladimir volverá a casa”, digo y Jade sostiene mi mano dándome una sonrisa.
Todos asienten y toman asiento preguntando si necesitan ayuda en algo, les ofrezco chocolate caliente y los pequeños bajan de la escalera, cuando veo a Zayn con el pijama de Superman se me estremece el alma, recordando a mi Vladimir, quien está aferrado en mi piel y alma.
‘Volverás a casa’
Transcurre una hora y vemos las noticias donde ya se corrió la noticia sobre la desaparición y secuestro de Vladimir.
“El CEO y heredero millonario de descendencia rusa; Vladimir Novikov se encuentra desaparecido, es de importancia si saben alguna pista de su paradero que será bien recompensada, dirigirse a los contactos que ven en pantalla…”, escucho el reportaje y me lleva a un deja vú, trago con dificultad.
Quito mi vista de la pantalla para mirar a jade que entra al lugar con aspecto ofuscado. Doy un salto del sillón.
“¿Lo encontraron?”, pregunto con el corazón en la boca.
“El auto de Dante, tenemos la ubicación. Irán en este momento.
“Iré también”, digo apresurándome.
“No, Valeria, debemos de quedarnos aquí. Por el peligro, no sabemos qué quiere hacer ese sujeto o qué pretende, dijiste que quizá escuchó más de lo debido y querrá hacerle daño a lo que más le importa a Vladimir”, expresa deteniéndome.
“Pero si él está allí…”.
“Nos llamarán de ser así”, interviene mirándome.
Muerdo mi labio asintiendo, me aferro a la esperanza de que esté allí; sano y salvo.
‘Vuelve a mí, grandote’, pienso, las horas se han vuelto una pesadilla.
Pov Vladimir.
Pocas horas antes…
Esbozo una sonrisa sintiendo las lágrimas en mis mejillas, pues el flashback de Valeria recostada en la camilla para la primera ecografía, me invade.
Mi corazón no cabe en mi pecho, y mis latidos están atormentándome, sostengo su mano con fuerza y la Doctora nos comienza a explicar algo en una que muestra algo oscuro con un pequeño punto blanco.
“Eso que ven ahí es el embrión formándose, todo está correcto, pero, aún es muy apresurado para verle como tal”, explica la Doctora.
Trago con dificultad y los ojos celestes de mi cielo me observan con una sonrisa muy emotiva.
“Podremos escuchar los latidos ¿Listos?”, anuncia llamando la atención de ambos.
Asiento instintivamente mirando la pantalla y de repente, los latidos inundan el lugar estremeciéndome por completo. Miro a mi cielo, que comienza a llorar de emoción contagiándome de inmediato.
“Es un destello”, expreso conmocionado.
“Uno muy fuerte, tiene buenos latidos”, dice la Doctora.
“Nuestro destello hermoso”, menciona Valeria llevándome a verla.
Asiento con los ojos húmedos y me inclino para besarla, lleno su rostro de besos agradeciéndole con todas mis fuerzas por hacerme el hombre más feliz.
“¡Despierta!”, exclama de repente la voz de Valeria.
“¡Despierta, fenómeno!”, exclama ahora la voz de Cassian.
Abro los ojos con sobresalto y me encuentro aturdido viendo a todos lados. Escucho el sonido de unas cadenas cuando intento mover mis brazos y me percato de que estoy atado. Arrugo mi entrecejo cayendo en cuenta de que estoy en un lugar oscuro; con olor a humedad y hierro.
Él esboza una sonrisa sardónica cuando puedo ver mejor su rostro.
“Quita esa p%ta mirada de mí, tienes que demostrarme sumisión y esa mirada solo me dice que quieres matarme”, suelta, su voz me da repulsión.
Intento que los recuerdos del pasado no me avasallen y me hagan flaquear. Aprieto mi mandíbula.
“No es que quiera matarte; te voy a matar, quizá no hoy, ni mañana, pero… te voy a matar”, gruño entre dientes encarándole mientras no dejo de tirar de las cadenas queriendo romperlas.
Él se acerca a mí, inclinándose y mis ojos le miran con rabia.
“Vas a tener que dejar de mirarme así, o lo haremos a la mala…quizá sí toco a tu familia, uno de tus hijos, tienes unos mellizos y uno en camino… ¿Son igual de fenómenos que tú?”.
“Cállate, maldito psicópata! El enfermo y el fenómeno siempre has sido tú, al abusar de un niño ¡Hijo de p%ta!”, exclamo desgarrándome la garganta mientras que mis ojos arden.
“Mi familia no la tocas, si llegas a lastimar a mi familia, si te les acercas, si los miras, si les parte un rayo, lo que sea. Si algo les pasa, te acabo, quedarás irreconocible”, advierto sintiendo cómo mi sangre hierve en mis venas.
Él con su mirada gélida vuelve a colocarse erguido sin dejar de mirarme y sostiene unas cadenas que van sujetas a las mías. Abro los ojos con sobresalto y halo en su contra.
“Fenómeno”, espeta y las jalo con más fuerza, haciéndolas tintinear cuando chocan contra el asfalto una y otra vez, gruño por el dolor que ejerzo forzándolas contra mi pie.
“Deja de pelear, tienes que dócil”, agrega insistiendo a que me doblegue.
Mi pecho sube y baja por mi respiración alterada, mientras que mis ojos se clavan en los de él.
“No me vas a quebrar de nuevo… intenta hacerme lo que quieras; golpéame, córtame la piel, patéame, denígrame, pero ese niño al que jodiste creció y se hizo más fuerte para destruirte, no volveré a doblegarme ante ti”, manifiesto entre dientes.
“Vladimir, tienes que colaborar ¡O quieres que te recuerde lo que le hacía a tu Madre?! Tengo unos videos que quizá te gusten…”.
Tiro mi cabeza entre mis hombros y resoplo. El recuerdo de mi cielo con sus ojos celestes, su sonrisa, la carcajada de los pequeños, me hace carcajearme de felicidad, porque ellos me están dando fuerza.
“¿Qué te pasa? ¡Fenómeno!”.
“Ni cortándome la piel pudiste doblegarme, sé que quedaste frustrado a pesar de haberme abusado miles de veces. Pero, hay algo que tú no esperabas que tuviera…”, digo, mirándole, él arruga su cejo con desconcierto.
“Un maravilloso cielo que me da fortaleza”, agrego a lo que Cassian da un paso atrás.
“Te voy a destruir, Vladimir. Haré que me supliques y vuelvas a ser el mismo niño sumiso ¡Te arrepentirás de tu prepotencia hacia mí!”.
“Inténtalo”, reto sin quitar mi sonrisa de mis labios.
Cassian hace ademán de patearme y me mantengo firme listo para recibir los golpes. Pero, se detiene en cuanto uno de sus hombres aparece. Él de forma frustrada se aparta observando al sujeto.
“¡¿Qué mi%rda quieres?!”, exclama sosteniendo un arma.
“Señor…han encontrado el auto anuncia llamando mi atención.
“¡Qué auto?”, pregunto preocupado.
“Maldición”, farfulla Cassian.
“Duérmelo”, ordena de repente al sujeto. Trago con dificultad. Cassian hace ademán de irse.
“¡Tocas a mi familia y te destruyo!”, vuelvo a advertir.
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