Destinada a amarte
Capítulo 117

Capítulo 117:

Esboza una sonrisa pecaminosa y se aparta de mí. Para ofrecerme su mano que miro unos segundos.

“¿Estás lista?”, pregunta.

Coloco mis ojos en sus océanos y los entorno.

“Aún no”, declaro caminando hacia la habitación, dentro de ella dejo salir un suspiro.

“Me volverá loca”, murmuro para mí desabotonando el botón de mi short, me quito el pantaloncito y procedo a liberarme de la tanga de encaje.

La miro de color rojo y la coloco en mi puño. Vuelvo a colocarme el short mientras trato de tranquilizarme porque estoy a punto de abalanzarme hacia mi esposo y suplicarle que me quite el maldito castigo.

Salgo de la habitación con un resoplo. Él se gira con las manos en los bolsillos de su pantalón, se ve monumental; el Señor de trajes bonitos.

Termino de llegar a él y le entrego la tanga en la mano. Él la sostiene con desconcierto, pero, cuando se percata de qué se trata, sus ojos se oscurecen de deseo y aprieta sus dientes mirándome.

“Cielo…”, gruñe entre dientes.

“Sabrás que estoy lista cuando me arranques los pantaloncitos”, digo de manera sugestiva.

Él traga con dificultad y acerca la tanga a su rostro, de repente, la olisquea con descaro. Paso saliva por eso mientras que mi corazón quiere salirse por mi boca.

“La droga que necesitaba; amo el olor de tu v%gina”, manifiesta con esas palabras sucias que me prenden en desmedida.

“Señor y Señora Novikov…”, habla Ofelia.

Él con una sonrisa oculta la tanga dentro de su saco y carraspea para girarse.

“Los niños les esperan para despedirse”, anuncia.

“Gracias, Ofelia”, digo y mis mejillas arden.

Me percato de lo bien que juega mi esposo. Será una noche… intensa, veremos quién cae primero.

Remojo mis labios y paso por un lado de él.

“Nos estás castigando a ambos”, murmuro.

“Lo sé, pero sé que valdrá la pena, porque cuando uno de los dos no soporte más… explotará sin retorno”, musita erizándome la piel. Asiento con mi cabeza para seguir mi camino.

Me inclino para llegar a la altura de mis mellizos.

“Nada de dulces antes de dormir y… los amo mucho”, digo abrazándolos.

“¿Podemos ir con ustedes?”, pregunta Zayn.

“¡Si, fiesta!”, exclama Anastasia.

“Es una fiesta para adultos, los pequeños no pueden ir”, dice Vlad alborotando el cabello de Zayn.

“Soy grande”, replica mi pequeño.

“Por eso, cuidarás de tu hermana ¿Verdad, campeón?”.

“Sí, papá”, responde con una sonrisa Zayn.

Vlad lo carga en sus brazos besando sus mejillas. El pequeño ríe por las cosquillas y dejo salir un suspiro por la escena.

“Te amo, mi pequeña”, digo hacia Anastasia, y ella me abraza con fuerza.

Luego de despedirnos de los pequeños, nos subimos en el auto que conduce Dante para nosotros. Su mano acaricia mi pierna enloqueciéndome durante todo el camino, aclaro mi garganta y veo su perfil. El aroma de su perfume me hipnotiza por completo.

“No es justo lo que haces”, murmuro llamando su atención.

“Estoy siendo muy justo”.

“Mira dónde está tu mano”, digo y bajo la vista al sentir la punta de sus tropezar con mi entrepierna.

Dejo salir un g!moteo por eso.

“Pídeme que me detenga”, reta con su voz ronca.

“No soy capaz”, jadeo con sinceridad.

“Eres mi fortaleza y mi debilidad”, acoto de forma jocosa.

Bajo la cara junto a una risita tenue, paso una mano por mi espeso cabello y tiro de repente mi cabeza hacia atrás cuando Vlad termina de bajar su mano entre mis muslos, los aprieto y muerdo mi labio reteniendo algún g$mido.

“Será un camino muy tortuoso”.

Llegamos al lugar pactado por Jade, y para mí mala suerte, es el club Sodoma de Vladimir. Él me mira con una sonrisa cuando ruedo los ojos, él tiene ventaja en este lugar, eso es obvio, tendré que ingeniármelas para que este hombre seda a levantar el castigo.

“¿Entramos?”, pregunta divertido y me ofrece su mano que sujeto de inmediato.

Caminamos hacia el interior del lugar, nos dejan entrar solo de mirar a Vladimir y recibe las miradas de todas las mujeres.

“En otro universo hipotético, cualquiera de estas mujeres podría ser tu revolcón de una noche ¿Cierto?”, menciono, él me mira desconcertado.

“¿No ves que todas te están comiendo con la mirada?”, pregunto.

Él me mira con intensidad quedándose en silencio.

“Sinceramente, es que no”, responde finalmente.

Comienzo a preocuparme.

“Vlad ¿Estás ciego?”.

“No. Es que solo te miro a ti”, declara provocando que mi corazón lata con más fuerza.

“Mi cielo es el más hermoso, perfecto y se toma toda mi atención. Lo que me rodea me da igual”, reitera y las mariposas de mi estómago se alborotan, pues él es el único que me hace sentir que las tontas mariposas enamoradas existen en mi interior.

“Hazme tuya, Vladimir”, digo sin pensarlo mucho.

“Estás castigada”, susurra en mi cuello.

Maldigo en mi interior. Cuando hago ademán de replicarle, Jade aparece levantando sus brazos, tiene un vestido precioso que marca sus curvas y se ve muy hermosa con tanto brillo en su mirada.

Termina de llegar a nosotros junto con Gideon que saluda a Vlad. Le abrazo con fuerza.

“La tensión se%ual de ustedes es palpable”, murmura y la vergüenza me invade

“¿Te sigue castigando?”, pregunta mirándome.

“Si, parezco una adicta en abstinencia”, digo.

“Nos encargaremos de eso”, anuncia, saludo con mi mano a Gideon y abro mis ojos de golpe cuando Jade sostiene mi mano, halándome hacia la pista.

“¡Cariño pide unos cocteles vírgenes, pondré a sudar un rato a Valeria!”, exclama hacia Gideon, miro a Vlad quien no deja de observarme con intensidad y menos cuando me alejo de él.

La música está muy alta, reventando las bocinas, las personas están bailando sin desinhibiciones y la música de reggaetón contagia a todos al ritmo de sus tonadas un poco lascivas.

“¡No creo que sea buena idea!”, exclamo hacia Jade en medio de la música.

“¡Que se ponga celoso! ¡Le arderá a ese tempano de hielo!”, grita divertida y comienza a moverse motivándome.

Pienso que, ‘Al demonio solo es bailar’.

Comienzo a moverme al ritmo de la música, moviendo mis caderas lento y luego rápido mientras con mis manos froto mi cuerpo, bajo y subo para luego dar unas vueltas junto con Jade. Muevo mi trasero haciéndolo rebotar, sin darme cuenta el short se me sube un poco, mostrando más mis piernas desnudas.

“¡Esto es muy divertido!”, exclamo hacia Jade, teníamos mucho tiempo sin bailar así.

De repente, la música cambia a una un poco más sensual, bajo el ritmo cerrando los ojos para disfrutar la música, dejándome llevar.

Cuando los abro veo a Vlad de lejos, es imposible que pase desapercibido con ese metro noventa y cuerpo musculado debajo de este traje impecable… esos ojos oceánicos.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar