Destinada a amarte -
Capítulo 114
Capítulo 114:
Pov Valeria.
Le doy una sonrisa que ella comparte conmigo y me quedo observando a mi esposo quien conecta sus océanos con mis ojos, haciendo palpitar mi corazón.
Al terminar de comer hasta reventar, jugar un rato con los mellizos y que ellos caigan del cansancio, le indico a Ofelia y a Teodora que los llevan a dormir, para quedarme un rato más con mi esposo.
Ellas se los llevan, pero antes, beso sus cabecitas. Cuando me doy la vuelta para ver a mi esposo él en sus dedos trae una fresa con almíbar, la acerca a mis labios y los separo para recibir la frutilla jugosa y dulce.
Suelto un g!moteo al saborearla, él interrumpe mi degustación besándome con vehemencia.
“Siempre deliciosa, siempre mía”, murmura sobre mis labios. Mi nuca se calienta.
“¿Bailamos?”, propongo.
“¿Sin música?”, cuestiona y arruga su cejo.
Asiento con mi cabeza sosteniendo sus manos y lo llevo al centro de la pista de baile improvisada.
“No hace falta”, declaro.
“En mi mente siempre hay música cuando estoy contigo, algunas veces es una es más sexy que otra”, agrego, él remoja sus labios y comienza a guiarme.
“Tú eres la música que hacía falta en mi vida”, dice provocándome un suspiro.
Me da la vuelta y me hace regresar a su cuerpo para que bailemos al ritmo de una música imaginaría. Pego mi mejilla de su pecho mientras acaricio los vellos de su nuca y escucho a su corazón latir.
Cierro los ojos en medio de la danza intima que tenemos. «Quisiera quedarme una eternidad aquí» pienso aferrándome a él.
“Vlad, hay algo que debo decirte…”.
“¿Mami?”, exclama asustado la vocecita de Zayn llorando.
Giro mi rostro separándome de Vladimir, Zayn tiene el peluche en su mano. Corremos hacia él preocupados por cómo se ve,
Cuando llegamos al pequeño, lo abrazo con fuerza acariciando su espalda, quizá tuvo una pesadilla.
“Todo está bien amor”, murmuro tranquilizándole.
“¿Qué sucede, Zayn?”, pregunta Vlad, hacia el pequeño.
“Monstruo… el monstruo volvió”, balbucea y miro a Vlad, quien da un paso atrás como si estuviera perturbado al escuchar lo que dice Zayn.
“Solo es una pesadilla, amor… el monstruo no te hará daño”, digo sin dejar de mirar a Vladimir.
“¿Ese monstruo, qué te hace?”, cuestiona Vlad.
“No es lo que piensas”, reitero.
“Él podría tener lo mismo que yo, sabía que esto sucedería…”.
“¡No es así Vlad!”, espeto con dureza, eso hace que Zayn se asuste más.
“Zayn no está…”.
“¿Enfermo como yo?”, interrumpe arrugando su cejo.
“No está sufriendo lo que tú sufriste. La terapeuta lo dijo; tu condición explotó por el trauma, lo que te hicieron y es probable que nuestros hijos nunca lo hereden, porque suele estar en el gen de la Madre, no del padre”, hablo con desespero ante su semblante.
Sus ojos se colocan rojos. Alzo en mis brazos a Zayn.
“Ellos no tienen la misma condición ni la tendrán.
“¿Cómo estás segura de eso?”, espeta entre dientes.
“Sé que estas preocupado, Vladimir, también lo estoy. Pero, te aseguro que los mellizos están bien, nuestros hijos lo estarán, cualquiera que tengamos…”.
“No vamos a tener más hijos”, interrumpe con dureza dejándome atónita.
“No hay que arriesgarnos, si tuvimos suerte con los mellizos, fue eso; mera suerte. No quiero que nadie más sufra lo que yo”, insiste y lo que hace es romperme el corazón.
“Vladimir, no digas eso”, murmuro con dolor.
“Lo siento, cielo, pero no puedo”, declara para darse la vuelta y caminar hacia la habitación oscura, escucho el pestillo pasarse y cierro los ojos tomando una bocanada de aire.
Termino de entrar al cuarto de Zayn para calmarlo con arrullos.
“¿Papá le tiene miedo al monstruo?”, pregunta Zayn llamando mi atención, abro los ojos de par en par.
“También me da miedo, pero luego ya no”.
Cuando veo a mi mami y papi ya no tengo miedo”, agrega conmocionándome. Esbozo una sonrisa para besar su frente.
“A papá le pasa lo mismo; cuando nos ve, ya no tiene miedo”.
“Señor Oso dormirá con él”, dice entregándome a su peluche.
“Cariño, no…”.
“Seré valiente, mami”, insiste y lo abrazo con fuerza.
“Te amo un billón, Zayn”, murmuro orgullosa de mi pequeño.
Sostengo al peluche en mi mano luego de que Zayn cae rendido del sueño. Cierro la puerta y dejo salir un suspiro para caminar hacia la habitación oscura, intento abrir y está con seguro.
“¿Vladimir?”, llamo, después de golpear con mis nudillos.
“Nuestro hijo es muy inteligente y valiente, abre la puerta, quiero darte algo”, pido.
A los segundos, él abre la puerta y observo su semblante con gran dolor. Alzo el peluche en mi mano y se lo entrego. Vladimir lo sostiene con asombro.
“Zayn quiere que duermas con él, te va a proteger del monstruo”, expreso y sus ojos se abren de par en par. Lo sostiene en su mano mirándolo con quizá muchos recuerdos.
“Cielo, yo…”.
“Sé que es difícil, pero, quiero que sepas que lo que sufres tú, no será heredado a nuestros hijos. Ellos hubieran mostrado algún ápice de esa condición y no es así. Como tampoco lo tendrán nuestros futuros hijos”, espeto con el corazón en la garganta, mis manos sudan y él me observa de una manera intensa que me moja los calzones o me revoluciona por completo.
“No tendremos…”.
“Estoy embarazada, Novikov. Oh, bueno, es lo que presiento, me siento igual que cuando tuve a los mellizos y mi periodo ha fallado…”, suelto un resoplo.
“…estoy embarazada”, repito sin creérmelo, es primera vez que lo digo en voz alta.
Mis ojos se humedecen y el rostro de mi esposo está perturbado, el peluche cae de su mano y mis latidos se intensifican.
Tomo una bocanada de aire ante la mirada intensa de Vlad. Se ha quedado mucho tiempo en silencio, igual que perplejo ante mis palabras.
“Por favor… di algo, me está comenzando a dar urticaria”, digo rascándome la nuca por la ansiedad.
“Esto no debió de suceder, cielo. A penas llevo una p%ta terapia ¿Cómo traeremos a un bebé a nuestras vidas? ¿A mi infierno?”, espeta finalmente.
“Esto sí debió de suceder, tuvimos mucho se%o… demasiado diría yo y sin protección, es lo que sucede, Vladimir. Y sé que, también podremos con esto”.
“Maldición, cielo”, dice ofuscado sujetando su cabello.
“¿No estás feliz? Eso es lo que noto”, sus ojos me observan con sobresalto por mi pregunta.
“Si no lo quieres, lo entenderé, entonces lo criaré sola y te pediré el divorcio”, agrego, eso le sorprende más.
Niega con la cabeza.
“Vlad, quiero que tengas confianza en ti, eres un excelente padre, pudiste criar solo a Anastasia y mira; es una niña preciosa, sana e inteligente… necesito que veas que eres más que tu p%to pasado y ese infierno. Soy tu presente, somos tu presente”.
“Son mi futuro”, reitera él con la voz ronca.
Mis ojos arden por las prontas lágrimas.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar