Destinada a amarte
Capítulo 107

Capítulo 107:

“Eso fue gracias a ti, Vladimir, estoy orgullosa de ti”, digo y sus ojos se abren de par en par.

“¿Estás orgullosa?”, dice desconcertado sin creérselo.

“Totalmente, eres mi grandote y el mejor”, afirmo y él se abalanza hacia mí tomando mis labios.

“Te adoro con locura”, dice en mi boca, no puedo evitar sentir que quiero llorar de felicidad y mis ojos se humedecen.

“Te adoro una eternidad, Vladimir Novikov”, declaro con la voz rota, tomando sus labios una vez más con los míos, mientras unas lágrimas fugitivas se unen al beso, el almizcle de sus labios toca el salado de mis emociones en una combinación perfecta, como los latidos que él me provoca.

Llegamos a la casa y hacemos la rutina de cenar con los mellizos, luego jugamos un juego de mesa con ellos para que cada uno decida quién quiere que los lleve a dormir. Anastasia me escogió a mí y Zayn a Vlad, me despido de mi pequeño llenando su rostro de besos y Vlad lo alza en sus brazos.

“Te espero en la habitación oscura”, anuncia mi esposo y asiento sosteniendo la mano de Anastasia que camina a mi lado hacia su habitación, en cuanto la acuesto, acaricio su cabello y comienzo a tararear una canción de cuna.

“Gracias mami”, murmura somnolienta. Arrugo mi cejo con desconcierto.

“Siempre deseé tener una mami como tú, eres la mejor”, declara, mi corazón reacciona a sus palabras.

“Te quiero preciosa, gracias por elegirme”, digo intentando no llorar de la emoción.

“Te quiero”, repite y esbozo una sonrisa besando su frente.

Termino de arroparla y poco a poco Morfeo la envuelve en sus mejores sueños. Me coloco erguida y camino a la salida observándola, cierro la puerta para salir al pasillo. Dejo salir un suspiro y me dirijo a la puerta de la habitación oscura.

Coloco mi mano en el pomo de la puerta y lo giro. Cuando la abro me encuentro con la figura de Vlad, pero su torso está desnudo y está descalzo solo con su chándal. Trago con dificultad admirando su cuerpo atlético y bien trabajado.

“Cielo, cierra la puerta porque no se abrirá de nuevo hasta que termine contigo y escuche cómo te corres de manera intensa”, ordena y la dopamina en mi cerebro se segrega con entusiasmo ante el conjunto de palabras.

Hago lo que me pidió con mis latidos incesantes, al verle de nuevo, en sus manos me muestra un trozo de tela de encaje. Arqueo mi ceja mirándole.

“¿Qué es eso?”, pregunto.

Una sonrisa er%tica en sus comisuras me revoluciona.

“Un antifaz, le daremos uso finalmente”, explica alzándolo y se coloca a mi espalda mientras mi pecho sube y baja por mis respiraciones”.

“Podrás ver de manera tenue lo que hago con tu cuerpo”, acota posándolo sobre mis ojos y la malla se encaje me quita un poco el perímetro.

La piel se me eriza cuando lo termina de atar en mi nuca e inesperadamente siento sus manos bajándome la bata de satín por mis hombros y esta cae al suelo mostrando la dormilona con bordes de encaje en color azabache.

Mis p$zones se endurecen sintiendo la tela y marcándola. Escucho la respiración ronca de Vlad en mi cuello y mi corazón palpita con más fuerza.

“¿Están emocionadas de verme?”, pregunta mientras sostiene con sus manos mis tetas y pellizca mis p$zones haciéndome retener un g$mido.

“Siempre”, jadeo en respuesta.

“Hmm”, gruñe con erotismo y empuja su er%cción contra mi trasero. Trago con dificultad cuando se contrae mi v%gina por eso.

Él me guía hacia la cama luego de bajar las tiras de mi dormilona que también cae al suelo dejándome solo con la tanguita oscura.

Muerdo mi labio y él me empuja hacia la cama de repente, mis tetas se presionan contra el colchón, su cuerpo se posa encima de mí mientras que sus labios comienzan a besar mis hombros y sostiene mis muñecas para mantener alzados mis brazos sobre mi cabeza.

“¿Si meto mis dedos me encontraré con que estás húmeda?”, pregunta y abro los ojos con sobresalto, ya que, él sabe la respuesta.

“Veremos si mientes, cielo”, dice, apartando la tela fina de mi tanga para encontrarse con mi v%gina desde atrás.

Él separa mis muslos y la brisa se siente mis pliegues cómo la punta de sus dedos abriéndose camino.

“Maldición, que buena chica eres, estás tan mojada”, jadea con ronquez poniéndome más caliente.

G!mo cuando termina de introducirlos y retuerzo los dedos de mis pies por la sensación de invasión exquisita que me provoca, también porque comienzo a escuchar el chapoteo de sus dedos estimulando mi entrada.

Su pulgar se concentra en presionar mi cl!toris que se hincha con su tacto, muerdo la sábana g!miendo con descontrol. Él me tiene inmovilizada y estoy comenzando a sentir la frustración de querer correrme y sentir su p$ne dentro de mí.

“Aún no te vas a correr”, suelta entre dientes.

“Vlad….”.

“Es muy pronto, cielo”, interrumpe mi suplica.

Chasqueo mi lengua y él saca sus dedos de mi interior.

El colchón se mueve cuando su gran cuerpo cambia de posición, alejándose un poco de mí y soltando mis manos. Miro por encima de mi hombro y abro los ojos con sobresalto cuando lo veo cerca de mi trasero. Separa mis nalgas y su aliento palpa mi v%gina y trasero.

“¡Ah, Vladimir!”, g!mo cuando su lengua húmeda le da un lamentó a mi v%gina y uno de sus dedos tantea mi trasero.

Comienza a enloquecerme con su lengua y vuelve a meter tres dedos en mí, para que vaya acostumbrándome un poco al grosor de su p$ne y no sienta tanta presión cuando entre en mí, como si me desvirgara de nuevo.

“¡Córrete en mi boca!”, exclama entre dientes excitándome más, y los embates de sus dedos aumentan igual que sus lametones.

Aprieto con mis manos las sábanas y todo mi cuerpo le obedece, pues los espasmos me avasallan y el clímax me invade para correrme como una fuente en su boca. La vergüenza no existe entre nosotros, he mojado nuestras sábanas muchas veces gracias al placer que él me provoca.

“Vlad, Vlad, Vlad!”, g!mo desesperada, y él se aparta rápidamente dándome la vuelta, mis tetas rebotan pesadas y sensibles cuando veo su rostro y boca húmeda con mis fluidos.

Se baja el chándal y saca su p$ne engrosada y larga. Me relamo por la apariencia de ese trozo divino de carne que me saluda.

“¿Lista para recibirla por completo?”, pregunta con su voz gutural que me vuelve loca.

“Tú siempre dispuesta esposa”, digo esbozando una sonrisa que él atrapa con sus labios en un beso intenso haciéndome saborear mi placer en su boca.

Súbitamente; entra en mí hasta el tallo, suelto un g$mido ahogado por sentirlo tan grande dentro de mí. Él sonríe de forma sugestiva.

“Lo recibes tan bien, cielo”, murmura y comienza p$netrarme con fuerza; una y otra vez mientras aprieta mis tetas en sus manos y pasa de mis pechos a sostener mi cuello para intensificar la posesión de mi cuerpo con sus embestidas y besos salvajes.

Los golpes de sus caderas contra mí son más bestiales, animales y fuertes que me desorbitan del placer. Vladimir es la perfecta combinación de salvaje y dominante,

“Córrete de nuevo para mí, empápame la p$ne”, gruñe en mis labios y observo sus ojos oceánicos oscurecerse del placer.

Curveo mi espalda recibiéndolo por completo mientras g!mo y él me saborea toda. Dos horas después de recibir tantos org%smos; uno tras otro. Mi cuerpo queda tendido sobre él y mis respiraciones siguen alteradas. Acaricio su pecho y veo la hora en el reloj encima del buró marcando la media noche.

“Feliz cumpleaños, grandote”, murmuro llamando su atención.

Él pestañea sorprendido. Beso sus labios tiernamente.

“Sé que no celebras tu cumpleaños, si fuera así, me hubieras comentado… tuve que preguntarle a Katia”, digo antes de que él replique.

“No te enojes conmigo”, menciono.

“Nunca me enojaría contigo”, declara con la voz ronca.

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