Desafiando el corazón -
Capítulo 9
Capítulo 9:
“¿Crees que a Will le importe si paso la noche con ellos? Lorena comenzó a reírse divertida, tomó el cepillo de mano de Carina y continuó con el trabajo”.
“Si no le gusta la idea, puedes ir a dormir con nosotros…”
“No creo que a Johan le agrade mucho”
La sonrisa de Carina no se consumaba, siempre quedaba a medias, aún encogida por la tristeza que traía cargando de Alemania y eso lo notó Lorena.
“Me contó Álvaro lo sucedido…”
“¿Qué de todo?”
“Del chico con el que vivías…”
El rostro de Carina se volvió una mueca de tristeza.
No quería llorar, pero el desaire que le había hecho Fred aún le ardía en el pecho y el alcohol, aunque la hizo olvidarse de él mientras sus efectos corrían por su sangre, ahora había potencializado la agonía.
“No lo entiendo… ¡Me rechazó por tener más que él! ¡¿Qué lógica tiene eso?!”
Carina estaba desesperada y buscó la respuesta en los ojos de Lorena.
“El amor no tiene lógica… llega cuando tiene que llegar… y tú aún eres muy joven, tienes la vida por delante, algún día llegará el adecuado”.
“Además, un hombre débil siempre se sentirá intimidado por una mujer fuerte…”, dijo Johan desde la puerta, encontrando a su esposa por fin.
Iba acompañado de Peter y la pequeña Jane que se aferraba a la mano de su hermano.
“Creen que, si no pueden dominarla, entonces más vale alejarse”.
Hace una pausa.
“No comprenden que esa mujer fuerte y perfecta puede volverse su mejor aliada. La compañera más maravillosa”.
Johan acarició con ternura la mejilla de Lorena, viéndola con una devoción que le dolió al corazón de Carina.
Ese feroz asesino estaba perdido enla ternura de su mujer.
‘¡Quiero algo así!’, pensó Carina haciendo un puchero y de nuevo se desanimó.
“Tengo miedo…”
Admitió mientras cargaba a la pequeña Jane para sentarla en su regazo y abrazarla como si fuera un peluche.
La niña estaba tan acostumbrada a tanto amor, que permitió que su Tía Carina la estrujara.
“Mi madre se casó con mi padre por culpa de un contrato, no por amor. Igual pasó con Emma y William, y ve los, son felices…”
“¿Crees que…?”
“¿Qué Noah sea el hombre para ti?”, preguntó Lorena reflexiva.
“No lo sé… yo encontré el amor sin necesidad de un contrato”.
“Supongo que las mujeres como yo solo pueden firmar un acuerdo y esperar que el hombre con el que se casen no las haga infelices… o puedo seguir tu ejemplo y buscar a un asesino a sangre fría esperando que se enamore de mi y no me mate”.
“Es más fácil lo segundo…”, dijo Peter divertido, sentado en la orilla de la cama, y Johan tuvo que cubrir sus labios para no reír.
“¡Gracias, Peter! ¡Tan lindo como tu padre!”, exclamó Carina divertida por las ocurrencias del niño, pero sin que la felicidad de su sonrisa migrara a sus ojos.
“Solo recuerda que no necesitas encontrar amor para ser feliz. Tener un hombre a tu lado no es una necesidad. No caigas en las garras de cualquier patán”.
Carina asintió y pudo respirar con más tranquilidad.
Juntas bajaron a la reunión, de momento el principal peligro sería encontrarse con sus primas y tías, esas arpías de lengua venenosa, pero si se refugiaba con su padre o con Will, podría pasar una velada tranquila.
“No suelo recibir charlas de negocios en este día, señor…”
“Winter”, corrigió Rainer a Román y le ofreció una sonrisa amplia.
“Señor Winter”
Podía ver en Román a Carina, coincidiendo con todos, Carina era la versión femenina del imponente Señor Gibrand.
“Entenderá, Señor Winter, que el Corporativo está aliado con la empresa BlackGold… Hemos trabajado con ellos durante años y nunca tuvimos ningún problema o motivo para reemplazarlos”.
“Tal vez no, pero… su tecnología no le llega ni a los talones a mi empresa. Si acepta que esta se encargue de estructurar cada proceso del Corporativo, aumentará su productividad y ganancias… eso se lo aseguro”, dijo Winter de esa manera cordial que nunca lucía sino era necesario para negociar.
‘A como están las cosas, posiblemente necesite una segunda opción’, pensó Román recordando la postura de Carina con respecto al compromiso con Noah.
“No lo sé… posiblemente me quede con su contacto. No estoy renuente a aceptar su oferta, pero hay detalles que debo de analizar antes”, respondió Román sintiendo que le punzaba la cabeza.
…
“¿Por qué no se queda a la fiesta, Señor Winter?”, preguntó Frida entrando al despacho sin avisar.
Había escuchado parte de la conversación y veía en ese empresario una solución a la ausencia de BlackGold.
“Mi hermosa mujer y su encantadora costumbre de no tocar la puerta”, dijo Román torciendo los ojos, pero dedicándole una sonrisa rígida a Frida.
“Todavía puedes comprarte un perro que sepa hacerlo”; contestó Frida con voz inocente y sonrisa hipócrita antes de darle un beso a Román.
“¡Ay, Frida! ¡Cómo te amo!”
Pellizcó su mejilla con ternura y Rainer se sorprendió de ver aun hombre tan imponente y temido sometiéndose ante ese par de ojos azules tan parecidos a los de Carina.
¿Era una probada de su propio futuro?
“¿Entonces, Señor Winter? ¿Se queda?”, preguntó Frida abrazándose a Román, refugiándose de manera perezosa entre sus brazos.
“Claro, ¿Por qué no?”, contestó ansioso por reencontrarse con la ingrata de su secretaria.
Ya podía imaginarse la sorpresa en el rostro de Carina.
‘Es momento de mi venganza, fráulein’
…
“Carina… cómo has crecido…”, dijo Noah al encontrarse a la chica en el pórtico, lejos de la reunión.
La había estado buscando en contra de su voluntad, para él era una niña odiosa que nunca se apartaba de Emma, pero al encontrarla iluminada por la luz de las estrellas, con ese vestido rojo enalteciendo su figura, se dio cuenta de que se había convertido en una encantadora mujer.
“Noah… tanto tiempo sin vernos”, respondió Carina con un suspiro melancólico y sonrió maliciosa.
“¿Quieres dar un paseo a caballo?”
“Sigues siendo tan agradable como siempre…”
Los recuerdos le generaron un escalofrío que recorrió todo su cuerpo.
Uno de los principales motivos por los cuales no quería acercarse a Carina, era William y la última vez que dialogaron.
“Creo que ninguno de los dos está a favor de lo que quieren hacer nuestros abuelos”.
“¿Qué propones?”
“Carina… no podemos desafiar al destino”, respondió Noah tomando su mano y besándola con delicadeza.
“Hagamos que esto funcione, deja que yo me encargue de convencerte de que un matrimonio entre tú y yo no solo beneficiará a nuestras empresas, sino que podemos tener una familia y vivir felices…”
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