Desafiando el corazón
Capítulo 55

Capítulo 55:

Apretó los ojos y los dientes mientras su dedo tembloroso se decidía a jalar el gatillo.

Era un hombre tan cobarde que no se sentía capaz.

Respiró profundamente y cuando por fin iba a disparar, una mano enguantada lo hizo desviar el 6cañón, quedando sordo por la detonación y arrastrándose por el piso, alejándose de su depredador.

Lorena lo veía decepcionada y asqueada. El señor Winter había sido un empresario famoso por su fiereza en los negocios y la frialdad para manejar a sus empleados, pero ahora solo veía a un niño asustado orinándose en los pantalones.

“Entenderá Señor Winter, que, para complacer a nuestro jefe, no podíamos permitir que se s$icidara”, dijo Álvaro entrando con arrogancia a la habitación.

Su comportamiento cambiaba mucho cuando se trataba de «trabajo de campo» como solía decir.

“¡Mátenme si lo van a hacer! ¡Pero háganlo ya!”, gritó Winter desesperado y Lorena se hincó para cubrir su boca, no deseaba que algún incauto, que estuviera pasando cerca de la propiedad, escuchara.

“Lo haremos, como lo hicimos con esa tal Candy y su amiguita Alpha…”

Agregó James divertido, sacando de su traje un par de pinzas y tijeras grandes.

“¿Comenzamos por los dedos o por la lengua?”

Winter comenzó a gritar contra la mano de Lorena, desesperado y manoteando, mientras Álvaro esposaba las manos de su víctima a la cama.

“No, creo que lo mejor será proceder de diferente forma…”, dijo viéndolo fijamente con odio.

[Millonario paranoico y cobarde muere lentamente en su propia casa, víctima de un fuego del que se desconoce su origen]

Los ojos de Winter se abrieron y aunque quiso gritar, Lorena ya lo había amordazado con la sábana.

“Bien, entonces… ¿Gasolina?”, preguntó James y Álvaro volteó hacia Lorena, esperando su opinión.

“No, petróleo…”, contestó Lorena después de sacudir el cabello corto de Winter.

“Cortesía del Corporativo Gibrand”

Después de guiñarle un ojo, salió de la habitación dispuesta a ayudar a James.

“Se me olvidaba un pequeño detalle…”, dijo Álvaro entre dientes antes de sacar su arma con silenciador y disparar en ambas piernas, haciendo gritar a Winter, víctima del mismo dolor que alguna vez le generó a Carina.

“La Familia Gibrand te da sus saludos, así como tu hijo Rainer y su prometida. Pase buena noche, caballero”.

Con un solo golpe de la cacha en la cabeza de Winter, este dejó de gritar y cayó desmayado mientras la casa se llenaba de humo y fuego.

Carina estaba concentrada viendo el pescado en el horno, no muy convencida del éxito de la receta.

“No porque lo veas fijamente, significa que sabrá bien”, dijo Lorena divertida mientras llevaba su famosa tarta de manzana hacia el jardín.

“Bueno… ¿Quién dijo que se necesita de un plato fuerte para la comida?”, se preguntó indecisa.

“¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mira lo que le hizo la tía Emma a Derek!”, gritaron los mellizos Mariel y Luke al unisonó, entre risas.

Detrás de ellos y sus miradas angelicales, Rainer cargaba al más pequeño de la familia.

En su pie tenía escrito: made in Germany.

“Tu hermana es tan graciosa…”, dijo Rainer torciendo los ojos.

Carina sonrió divertida y besó a su esposo con ternura.

Después de la tragedia, ella siguió dirigiendo el Corporativo con Rainer a su lado.

Eran la dupla perfecta y no solo lograron evitar depender de la tecnología de otros, sino que ahora ofrecían sus servicios a la mayoría de las empresas del país y comenzaban a expandirse hacia Austria, Inglaterra y por supuesto, Alemania, siendo Fred quien se estaba encargando de cada detalle.

“¡No aguantas nada, alemán!”, exclamó Emma desde la puerta, guardándose el plumón.

“¡¿Quién quiere ir a molestar al Tío Álvaro?!”

“¡Nosotros!”, exclamaron los mellizos y salieron corriendo detrás de Emma.

“Cielos… soy yo otra vez…”, dijo Álvaro con Anette colgando sobre su espalda y la pequeña Jane aferrada a su pierna.

“Extraño cuando no había niños”.

“¿De qué hablas? Son divertidos”

Agregó James corriendo hacia el jardín con Alejandro, Peter y Benjamín detrás de él, disparándole con sus pistolas de juguete.

“¡Te ayudan a mantenerte en forma!”

“Sí, siempre y cuando no sean unos adolescentes en busca de alcohol”

Agregó Johan quitándole una de las botellas que había traído de la finca a Tim.

“¿Tus padres te dieron permiso de tomar?”

“¡Por favor! ¡Ya tengo diecisiete!”, exclamó Tim torciendo los ojos.

“¡Sigues siendo menor de edad!”, respondió William de brazos cruzados.

“Si tu madre te ve tomando, me va a matar”.

Tim comenzó a reír, sabiendo que su padre tenía razón, Emma era de armas tomar.

“Lo mismo va para ti, Mateo”, dijo Frida al entrar a la casa y ver a su hijo en un rincón burlándose de Tim.

“Mejor sal para ayudar a Álvaro con los niños, lo están destrozando. Es como ver a una jauría de hienas torturando a un pobre lechoncito”.

“Ni modo, a falta de trabajo más serio tendrá que volverse niñera”

Agregó Marco en cuanto se asomó a la puerta, llevando de la mano a Naomi, con esa sonrisa radiante que siempre lucía.

“¿Eso significa que tus hijos también lo están torturando?”, preguntó Frida de brazos cruzados y levantando una ceja.

“Teníamos que aportar a la causa”

Agregó Naomi divertida.

Marco había intentado rehacer su vida después de no poder cobrar venganza contra Benjamín a través de Román.

Su amargura y soledad pronto se vio eclipsada por esa madre soltera en busca de trabajo.

La vida lo había puesto en las mismas circunstancias que a su hermano mayor.

Naomi necesitaba dinero para su hijo enfermo y tocó su corazón.

Había deseado una mujer fuerte en su camino que lo sacara de su miseria, y Naomi parecía enviada por el cielo.

Con su carácter fuerte, pero a la vez dulce, le enseñó que la redención está al alcance de la mano y que nunca es tarde mientras la dicha sea buena.

Ella lo había orillado a regresar a su familia y lo impulsó a ser bueno con sus sobrinas.

Desde el momento que Marco había aceptado llevar al padre primerizo a presenciar el parto de sus mellizos, lo hizo comprometerse a ser el ángel guardián de Carina y no falló en su misión.

Frida se acercó a Naomi y la abrazó, desde que la conoció se habían vuelto buenas amigas, y cómo no serlo, si esa mujer no solo había domado el corazón de Marco y hecho que se reintegrara a la familia, sino que también había ayudado a su hija cuando estaba sola en Alemania.

Carina tomó de la mano a Rainer y salieron juntos al jardín, toda la familia reunida le causó una alegría sin igual que la conmovió, recordando con ternura a quienes se quedaron atrás y festejando por quienes aún seguían con ella.

El tiempo pasaba, las adversidades tocaban a la puerta, pero la familia Gibrand siempre estaba unida.

Los podía ver como una jauría de feroces lobos, fuertes estando solos, indestructibles estando juntos.

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