Desafiando el corazón -
Capítulo 50
Capítulo 50:
“¿Qué más quieres de mí, Carina, para que las cosas funcionen? ¿Cómo puedo obtener lo que William obtuvo? ¿Por qué es tan difícil?”
“Noah… ¿Dónde carajos estamos?”
La mano de Carina se movió hacia la palanca de la puerta, dispuesta a salir del auto si Noah insistía con ese comportamiento enfermizo.
“¿Te puedo pedir un único favor?”, preguntó Noah con la mirada perdida en el horizonte, el sol había caído y el cielo estaba oscuro.
“¿Cuál?”
Inquirió con desconfianza.
“Dame un beso… pero no cualquier beso…”
Volteó hacia ella con el rostro desencajado.
“Bésame como besas a Rainer, quiero… sentir lo que él siente, quiero poder saborear tu amor, por lo menos una sola vez. Es lo único que pido antes de retomar el camino al aeropuerto y firmar el maldito divorcio. Prometo fingir ser tu mejor amigo el resto de mi vida”.
Lleno de dolor, levantó la mano a modo de promesa.
Su apariencia era tan miserable que Carina no pudo evitar aceptar.
“¿Solo un beso?”, preguntó recelosa.
“Solo un beso…”, confirmó Noah.
…
“O… S…”, dijo Johan en voz baja, reflexivo, afuera de la habitación de Rainer.
“¿Dijiste algo?”, preguntó Lorena llegando con un par de cafés.
“Tengo un juego para ti, mi hermosa y preciosa Lorena…”
Johan tomó el café y lo vio con recelo, como si en el fondo del vaso pudiera encontrar la respuesta.
“¿Qué nombre tiene como primer vocal la O y qué apellido tiene como primera consonante la S?”
“Tu nombre tiene como primer vocal la O… Johan… ¿Por qué?”
Lorena parecía divertida.
“Si lo descubrimos, podremos saber quién es Oscar Sierra… “
Añadió con incertidumbre.
“¡Noah Smith!”
Escucharon ambos a alguien gritar en el pasillo.
“Noah Smith es a quien buscan!”, exclamó aquella mujer que había ayudado a Carina con ese pesado extintor con el que golpeó la cabeza de la asesina.
“Tenemos un ganador…”, dijo Johan poniéndose de pie, pero viendo con desconfianza a la mujer.
“¿Cuál es el nombre de nuestra afortunada concursante?”
“¡¿Eso qué importa?!”, exclamó Lorena angustiada.
“¡Carina está con él!”
“Quédate con Rainer, yo los alcanzaré en el aeropuerto”, dijo Johan acelerado.
“No están en el aeropuerto, yo vengo de ahí y su vuelo ya se fue”
Agregó la desconocida, tan nerviosa como ellos.
“¿Quién demonios eres? Habla antes de que te rompa el cuello…”
“Soy… ¿La Tía Naomi?”, respondió levantando los hombros y ofreciéndole una sonrisa apenada.
“¿Tía?”
Lorena estaba haciendo memoria, pero no se le hacía conocida esa mujer.
Claramente no era una Gibrand.
“Sí, soy… una clase de tía política..”
Añadió Naomi reflexiva.
“Tienen dos opciones, romperme el cuello o confiar en mi y encontrar a Carina sana y salva… ¿Qué deciden?”
Mientras Lorena y Johan se veían a los ojos, no muy convencidos, Naomi sacó su celular, alguien llamaba.
“¡Es Marco!”, exclamó emocionada .
“Dice que ya está en la entrada. Ya debe de saber dónde está Carina”
“¿Marco?”, preguntó Lorena confundida.
“¿Marco Gibrand?”
“Sí…”, respondió Naomi mordiéndose los labios y sonriendo ampliamente.
“Mi esposo”
Levantó su mano mostrando el anillo, dejando a Lorena sorprendida.
“Quédate con Rainer, nosotros iremos por Carina”
Agregó Johan y corrió junto con Naomi hacia la entrada del hospital, mientras Lorena estaba desconcertada, plantada en medio del pasillo.
“¿Esposo? ¿El Señor Marco se casó?”
Sonaba confundida, arrugando la frente y la nariz.
“¿De qué me perdí?”
…
En la entrada, frente a su auto aparcado, Marco caminaba de un lado para otro, ansioso, buscando a Naomi.
En ese momento la escuchó:
“¡Marco! ¡Aquí estamos!”, exclamó con los brazos abiertos hacia él y, de un brinco, enredó sus piernas a la cintura de su esposo y sus brazos alrededor de su cuello para darle un beso profundo y fugaz.
De la misma forma que se subió, se bajó con habilidad.
“¿Marco Gibrand?”, preguntó Johan incómodo ante la demostración de amor.
“Johan, ¿Cierto? No tenía el gusto de conocerte… ¿Nos vamos?”
Abrió la puerta del auto y antes de que Johan pudiera entrar, una voz los detuvo:
“¿Dónde está Carina?! “
Era Rainer, apoyado en un bastón, haciendo un gran esfuerzo por moverse, pero con la determinación en el rostro.
“¡Lo siento! ¡Escuchó parte de la conversación y no pude detenerlo!”, exclamó Lorena apenada.
“Valiente ayudante tiene mi hermano”, dijo Marco torciendo los ojos.
“¿Qué ocurre, Lorena? ¿No puedes detener a un moribundo? ¿En verdad representa un reto para ti?”
Antes de que continuara ofendiendo a Lorena, Naomi le dio un codazo que intentaba pasar desapercibido, pero todos notaron como Marco cambió su postura, quitando ese rostro lleno de molestia y ofreciendo una sonrisa forzada.
“No seas grosero”, dijo Naomi en cuanto la mirada de su esposo recayó en ella.
“Jamás, florecita”, contestó Marco con los dientes apretados.
“Pero entenderán que esta no es una excursión y no voy a estar cuidando a un moribundo que se quiere hacer el héroe”
“¿Vas a conducir o vas a seguir hablando?”, preguntó Rainer entrando al asiento trasero junto a Johan.
Marco torció los ojos y refunfuñó, odiando cada vez más a Rainer y su arrogancia, pero la caricia de Naomi en su mejilla le trajo paz.
“Quédate aquí… intenta contactar a mi hermano y después a la policía, aunque no creo que sirva de mucho”, dijo Marco viendo con preocupación a Naomi, quería mantenerla lejos del peligro.
“Busca un lugar seguro”.
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