Desafiando el corazón -
Capítulo 49
Capítulo 49:
Aunque los asesinos más veteranos no solían hablar de más, el trío que había visitado a Rainer ese día, eran jóvenes, inexpertos y avariciosos. Para Aaron Winter, no fue difícil llegar a ellos, necesitaba respuestas y después de un par de golpes por parte de policías corruptos, ellos hablaron.
“Oscar Sierra…”, dijo uno en cuanto volvieron a preguntar por el nombre de quien los contrató.
“¿Quién es Oscar Sierra? ¿Dónde lo encuentro? ¿Cómo llego a él?”
Exigió saber Aaron.
“¡No hables!”, exclamó la mujer que parecía ser la de mayor trayectoria, pero de inmediato uno de los policías la golpeó con fuerza en el abdomen, silenciándola.
Los dos hombres se vieron fijamente a los ojos, no muy convencidos de acceder a hablar, pero la lluvia de golpes por parte de los policías volvió a azotarlos.
“¡Oscar Sierra es un código!”, exclamó el otro, cansado y adolorido.
“¿Un código?”
“¡Alfabeto radiofónico! ¡Alpha-Beta-Gamma…! Lo usamos como lo hacen los militares y marines, para evitar ambigüedades y que les sea difícil a los civiles entenderlo”
Agregó el asesino con el rostro lleno de sangre.
“Oscar, significa que la O es la primera vocal de su nombre y S de «Sierra» es la primera consonante de su apellido… es lo único que sabemos… es la forma en la que nos referimos a los compradores sin exponer sus verdaderos nombres”.
“¡Mienten! ¡De nada me sirve saber que tiene una O y una S! ¡¿Quién los contrató?!”
Volvió a exigir y autorizó con un movimiento de cabeza que los policías volvieran a atacar.
Si los asesinos creían que esa explicación sería suficiente, estaban equivocados, Aaron llegaría hasta las últimas consecuencias para llegar al hombre que quería matar a su hijo.
“Muchas gracias por venir a cuidar de él, no confío en nadie más”, dijo Carina emocionada, abrazando a Lorena.
“Descuida, nunca había visitado Alemania, será lindo”, contestó Lorena con ternura.
“Aunque tu padre está vuelto loco por lo que hiciste”, intervino Johan.
“Yo, en cambio, me siento muy orgulloso. Si aún fuera un mercenario, estaría encantado de ofrecerte trabajo”
De inmediato Lorena le dio un codazo en las costillas, silenciándolo.
“Y yo no te hubiera permitido que convirtieras a mi pequeña «elefantita» en un monstruo”, rezongó molesta.
“¿Qué no eran vinicultores?”, preguntó Rainer viendo a esa encantadora pareja en el umbral de la puerta.
“Le creí a Carina cuando me dijo que tú eras un asesino, Johan… pero… ¿Lorena?”
Con esa mirada tierna y apariencia gentil, Lorena se sonrojó de manera encantadora, era tan dulce que nadie podría creer que era una mujer tan peligrosa.
“He cuidado de la Familia Gibrand por muchos años y estoy capacitada para neutralizar cualquier amenaza mientras cocino una deliciosa tarta de manzana”, contestó orgullosa.
“No se preocupe, Señor Winter, nada malo le pasará”
“Además, es como una hermana mayor… confío plenamente en ella”, dijo Carina abrazando con ternura a Lorena.
“Es la mejor”.
‘¡Vaya que la Familia Gibrand es peculiar!’, pensó Rainer sin poder ocultar su asombro.
“Una de las cosas que haré al llegar, aparte de ver a mis bebés… será hablar con William para que me ayude con el proceso de divorcio”, dijo Carina mientras caminaba con Lorena por el pasillo del hospital.
“Dime… ¿Eres feliz?”
“Por un momento dejé de serlo… pero ahora puedo decirte que sí, que lo soy”, dijo Carina y una sonrisa se dibujó en su rostro.
“Cuando por fin pueda estar con Rainer sin ningún obstáculo y junto con mis pequeños, la vida será perfecta”.
“Intenta no hablar con Noah sobre el divorcio, me temo que tenga un arranque de estupidez y te quiera hacer algo…”, dijo Lorena llena de preocupación.
“Descuida, eso no pasará… no es peligroso”.
“No te confíes, ¿Quieres?”
Lorena abrazó una última vez a Carina antes de que saliera del hospital, la noche estaba cayendo y tenía que partir
…
En silencio y con los ánimos por los suelos, tanto Carina como Noah empacaron todo y salieron en un auto alquilado rumbo al aeropuerto. Antes de llegar, hicieron una parada para despedirse de Fred, quien notó de inmediato que el ánimo de ambos se había deteriorado en su estancia en Alemania.
Cuando los vio partir, se dio cuenta de que el auto iba en sentido contrario al aeropuerto, se preguntó si todavía visitarían a alguien más.
“Noah… el GPS dice que vamos en dirección contraria…”, dijo Carina viendo su celular.
“¿Nos divorciaremos al llegar?”, preguntó ignorando las indicaciones.
“¿Cómo?”
“¿Ese es el plan? ¿Nos divorciaremos para que puedas ser feliz con tu alemán?”
La amargura de su corazón se veía reflejada en cada palabra.
“Noah…”
“Me di cuenta de cómo lo veías, de cómo lo besabas… la manera en la que te aferraste a él suplicando que regresara… jamás había presenciado una escena tan desgarradora, tu dolor me hirió el corazón. Lo único que pensé es que quería consolarte, quería ser capaz de curarte”.
La voz se le quebró.
“Pensé que a Rainer no le quedaba mucho tiempo y que terminarías destrozada por su pérdida. Que tenía que ser lo suficientemente fuerte para levantarte, y en ese momento me comprometí a hacerlo, daría todo por ser el autor de tus sonrisas…”
Carina agachó la mirada, sintiéndose culpable por romperle el corazón a Noah.
“Eso no pasará… lo entendí cuando te envolvió en sus brazos. ¿A eso se le llama un milagro de amor?”
Quiso reír, pero el dolor no se lo permitía.
“Nunca creí sentirme así por una mujer y es frustrante saber que no podré tenerte nunca, que no soy competencia, que ni siquiera me acerqué un poco a tu corazón”.
“El amor no se persigue como si estuvieras en una carrera, simplemente llega. Lamento que te hayas esforzado sin obtener los resultados que esperabas, pero…”
“¡Deja de hablar como si se tratara de un maldito negocio que se fue a la quiebra!”; gritó Noah alertando a Carina.
“Me enamoré… perdí la cabeza por ti y lo único que gané fue verte en brazos de ese hombre. De nada sirvió cambiar mi camino y abandonar mis vicios por ti. Quise tener una vida feliz a tu lado, pero tú jamás pudiste verme con el mínimo de ternura. ¡No sabes lo que hubiera dado por una sola mirada dulce y compasiva de tu parte!”
“Noah… Hablemos de esto con más calma en el aeropuerto. Las cosas no tienen que terminar así. Aun podemos ser amigos, puede funcionar. Encontrarás a alguien más que te hará feliz, esto no significa que debas rendirte…”
“No quiero a alguien más… te quiero a ti”, dijo Noah al borde del llanto, presa de la desesperación.
“Lo que sientes no es amor, solo estás encaprichado…”, contestó Carina sintiendo lástima por él.
“Cuando lleguemos a casa, William comenzará con el proceso de divorcio. Como te prometí, te entregaré la empresa con todo lo que tiene y te ayudaré para que siga trabajando de manera correcta y que la unión con el Corporativo siga vigente. Las cosas no tienen por qué terminar mal”.
“Ya te lo dije, no quiero la empresa… te quiero a ti”
Agregó Noah deteniendo el auto en medio de una zona industrial abandonada, haciendo que la piel de Carina se erizara.
“¿Dónde estamos, Noah?”, preguntó tensa.
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